martes, 3 de febrero de 2009

El Gaucho Martín Fierro


Lo encontré cuando era chico, en mi casa, medio roto y medio sucio, pero lo empecé a leer. Al tiempo me hice amigo de Miguel, un entrerriano medio loco, que podía empezar y terminar a los quince minutos sin olvidarse una sola palabra, lo conocía de punta a punta, cosa que me impresionaba mucho. A Miguel no lo volví a ver (por ahora), pero al Martin Fierro lo paso a buscar siempre y tengo ya 9 ediciones diferentes. En una época se lo regalaba a mis amigos para el cumpleaños, pero como la mayoría me miraba raro, dejé de hacerlo (también por ahora).

En http://www.arteargentino.com/martinfierro/, encontré la tapa de los libros originales.



Creo que alcanza para saber por qué me gusta tanto leerlo, es una síntesis de mi forma de pensar.


Mas ande otro criollo pasa
Martin Fierro ha de pasar;
nada lo hace recular
ni las fantasmas lo espantan,
y dende que todos cantan
yo tambien quiero cantar.

Yo soy toro en mi rodeo
y torazo en rodeo ajeno;
siempre me tuve por güeno
y si me quieren probar,
salgan otros a cantar
y veremos quién es menos
En el peligro !qué Cristos!
el corazón se me enancha,
pues toda la tierra es cancha,
y de eso naides se asombre;
el que se tiene por hombre
ande quiera hace pata ancha.


El idioma y su expresión

El idioma en que está escrito el poema es, desde luego, el castellano, pero con todos los matices propios del habla típica de los gauchos de la Provincia de Buenos Aires a mediados del s XIX.Debe deslindarse el lenguaje del poema y del propio autor, hombre de ciudad y de gran cultura. Además y aún concediendo que la lengua gauchesca haya sido fielmente interpretada por el poeta, hay que recordar que el hablar campesino tenía variantes locales dentro de ese extensísimo ámbito geográfico y esto, sin contar las mutaciones a través de sucesivas épocas históricas. Por último, el habla gauchesca no equivale a la popular argentina, pues en el país hay regiones lingüísticas muy diferenciadas, léxica, sintáctica y prosódicamente.Distinto es el caso del habla del gaucho bonaerense, cuyas características más notables derivan tanto de sus peculiares deformaciones prosódicas como de conservatismos y arcaísmos castizos, que por momentos se aproximan al castellano de los conquistadoresApreciada a través del poema, la llamada lengua gauchesca aparece robusta, sentenciosa, elíptica, concreta, en todo lo cual se diferencia de ciertas modalidades ciudadanas, especialmente porteñas, que tienden más bien a la charlatanería, al tono oratorio, a la locuacidad, a la redundancia, a la garrulería verbal. Ese tono de sustantividad no deriva sólo de la sustancia de su contenido sino, también, literalmente, de la mayor proporción de sustantivos frente a los relativamente escasos adjutivos calificativos.Predomina el tono coloquial, es decir, no artificioso ni rebuscado, propio de lo que pudo ser la conversación de los gauchos; por eso cobra a veces íntima agilidad zumbona, conservando un modo exterior mesurado y circunspecto, lo que le presta esa intraducible socarronería tan difícil de captar.El poema está escrito en octosílabos, único verso que empleó Hernández, incluídos su romance El viejo y la niña y el comentario al cuadro de Blanez.


Augusto Raúl Cortazar

http://www.elfolkloreargentino.com/




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