lunes, 6 de julio de 2009

Solo es cuestión de talento


La historia la escriben los grandes, dice la frase. Y el día soleado en la Catedral del tenis no estuvo ajeno a la afirmación. La historia se escribió a puño y letra del quizá mejor jugador de la historia del deporte de la raquetita aún vigente, en el Grand Slam más antiguo y prestigioso de todos.


El suizo, el mejor del mundo, el más ganador de Grand Slam, el interminable quebrador de récords, festejó con un grito el punto final de este histórico torneo y demostró una vez más que tiene sangre en las venas, y que todo es cuestión de talento.


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