martes, 4 de agosto de 2009

EL ZORRO, EL QUIRQUINCHO Y LA CARRETA DE QUESOS


Charlaban un día, contándose sus hambrunas, el Quirquincho y el Zorro a la vera de un camino, cuando avistaron una carrete de quesos que venía hasta el tope.
-¿Cómo haríamos, compadre, para conseguirnos un quesito?- preguntó el Zorro olfateando fino y haciéndose agua la boca.
-No hay más que ponerse de tranca bajo una rueda- dijo el Quirquincho, y dicho y hecho,: se convirtió en una bola y se dejó rodar hasta la huella.
Llegó la carreta y al pasarle por encima dio un barquinazo, cayó a tierra el codiciado manjar y ambos ladrones se lo repartieron equitativamente.
Pasó otro día otra carreta de quesos, y como esta vez el turno le tocaba al Zorro, el mentecato, creyéndose tan duro de lomos como su compadre, imitó la maniobra y sucumbió reventado por la llanta.

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