sábado, 12 de diciembre de 2009

El Lobo Estepario


-¡Ah- confesé-, ya no lo sé yo mismo! He estudiado, hecho música, he leído libros, he escrito libros, he viajado...


-¡Vaya ideas raras que tienes de la vida! De modo que has hecho siempre cosas difíciles y complicadas y las más sencillas ni las has aprendido. ¿No has tenido tiempo? ¿No has tenido ganas? Bueno, por mí... Gracias a Dios no soy tu madre. Pero hacer como si hubieses gustado la vida por completo sin encontrar nada en ella, no, a eso no hay derecho.


-No me riña usted- supliqué-. Ya sé que estoy loco.


-Anda ya; no me vengas con historias. ¡Qué vas a estar loco, señor profesor! lo que me resultas es demasiado cuerdo.


—Por lo general, los animales son tristes— continuó—. Y cuando un hombre está muy triste, no porque tenga dolor de muelas o haya perdido dinero, sino porque alguna vez por un momento se da cuenta de cómo es todo, cómo es la vida entera y está justamente triste, entonces se parece un poco a un animal; entonces tiene un aspecto de tristeza, pero es más justo y más hermoso que nunca. Así es, y ese aspecto tenías, lobo estepario, cuando te vi por primera vez.


—Quizá sea verdad— exclamé violento—, pero con tales verdades como la de que todos tenemos que morir en plazo breve y, por tanto, que todo es igual y nada merece la pena, con esto se hace uno la vida superficial y tonta. ¿Es que hemos de prescindir de todo, de renunciar a todo espíritu, a todo afán, a toda humanidad, dejar que siga triunfando la ambición y el dinero y aguardar la próxima movilización tomando un vaso de cerveza?



El Lobo Estepario Hermann Hesse

http://elmistico.com.ar

No hay comentarios.:

Publicar un comentario