miércoles, 17 de febrero de 2010

La Estación


Fue solo un momento, un encuentro casual, aunque el lo anhelaba desde hacia mucho tiempo, por eso cuando caminaba sin rumbo siempre miraba alrededor, intentando encontrarla en alguna esquina.
Era una tarde fría, el silencio solo era interrumpido por el ruido de los trenes que llegaban y partían sin cuestionar el destino de sus pasajeros. La estación, a pesar de estar repleta de personas, parecía vacía, la esencia de los viajeros es efímera.
No importa quien llegaba y quien se marchaba, entre muros, ventanas y sombras el la vio a lo lejos, dudo un segundo pero la reconoció, ella como siempre parecía distraída, aunque sus ojos reflejaban cierta certeza.
Al estar mas cerca la llamo por su nombre, ella lo miro, dudo un segundo pero lo reconoció; de repente hay estaban, dos viajeros perdidos en el tiempo y en la distancia, con maletas llenas de ilusiones y en un bolsillo solo el tiquete de ida.
El saludo fue incomodo, no sabían si darse un abrazo o solo un apretón de manos, después de la duda un beso en la mejilla y un hola fueron suficientes.
Se interrumpieron sin saber que decir, la curiosidad se hizo presente, triunfos y derrotas surgieron en un breve resumen, innecesario pero obligatorio; después de un momento, con la confianza de siempre hablaron del presente y de sus planes, el de su miedo al futuro y ella de sus sueños y temores, como siempre ella susceptible y el inseguro.
Un suspiro rompió un breve silencio, quizás ninguno quería pero alguno debía tomar la iniciativa; la promesa de un próximo encuentro menos casual y un beso en la mejilla marcaron la despedida.El se quedo nuevamente en silencio, ella estaba frente a el, callada, tan hermosa como el podía recordarla.
La miro por última vez, queriendo grabar en su memoria esa escena perfecta, con la ilusión de volverla a encontrar en algún sueño.El silbato de un tren rompió nuevamente el silencio, el encogió los hombros, dio un suspiro y se fue, sin mirar atrás, intentando recordar el reflejo de una mirada perdida en algún espejo.

La estación parecía vacía, no importaba quien llegaba y quien se iba, quizás algún día se encontrarían nuevamente, quizás cuando cada uno encuentre su propio camino.


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