lunes, 26 de abril de 2010

Obsesión fatal

Se podía decir que era un hombre muy afortunado: tenia una mujer bella que lo amaba, 3 pequeños hijos hermosos y un muy buen pasar económico. Era dueño de uno de los mayores campos de la zona, entre otras propiedades.


También tenia una obsesión: dar muerte a las moscas que ingresaban a su casa con su pequeño matamoscas. Lo obsesionaba desde pequeño, cuando su abuela materna le encomendaba esa tarea para que las moscas no se posaran en la herida del abuelo causada por una feroz gangrena; y el se sentía un héroe al menos por unos minutos.
Cada vez que ingresaba uno de estos insectos voladores a su casa tomaba su matamoscas y allí iba con sus 38 años a cuestas dispuesto a exterminarlos.
Un día de tórrido calor una de las verdes y grandes ingresa por la puerta principal en vuelo provocador y se dirige hacia el baño. Se posa tranquilamente en el techo con el objetivo de defecar y poner sus huevos; el dueño de casa la persigue matamoscas en mano, se sube al inodoro para darle alcance y cuando estaba a punto de asestar el golpe mortal, resbala y su cabeza golpea pesadamente sobre el borde del bidet falleciendo en el acto.
Perdió absolutamente todo, hasta la vida; todo por ir detrás de la mosca.


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