lunes, 10 de mayo de 2010

No hay realidad ...

Berkeley desemboca en la inmanencia absoluta del conocimiento a la conciencia como se ve en el siguiente texto:"Es evidente, para quien haga un examen de los objetos del conocimiento humano, que éstos son las ideas.[...].Además de esta innumerable variedad de ideas u objetos de conocimiento, existe igualmente algo que las conoce o percibe y ejecuta diversas operaciones con ellas,[...] un ser activo al que llamamos mente, alma, espíritu, yo.[...]

Es ciertamente extraño que haya prevalecido entre los hombres la opinión de que casas, montes, ríos, en una palabra, cualesquiera objetos sensibles, tengan existencia real o natural distinta de la de ser percibidos por el entendimiento.[...]. Pues, ¿qué son los objetos mencionados sino las cosas que nosotros percibimos por nuestros sentidos, y qué otra cosa percibimos aparte de nuestras propias ideas o sensaciones? Examinando a fondo esta opinión que combatimos, tal vez hallaremos que su origen es, en definitiva, la doctrina de las ideas abstractas.

Pues, ¿puede haber más flagrante abuso de la abstracción que el distinguir entre la existencia de los objetos sensibles y el que sean percibidos, concibiéndolos existentes sin ser percibidos? [...]. Todo el conjunto de los cielos y la innumerable muchedumbre de seres que pueblan la tierra, en una palabra, todos los cuerpos que componen la maravillosa estructura del Universo, sólo tienen substancia en una mente; su ser (esse) consiste en que sean percibidos (percipi) o conocidos" (Principios, I, 1-6).

No hay realidad pues, sino sólo contenidos de conciencia fundados en el Espíritu Infinito.

Felipe Giménez. Profesor de filosofía de IES

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