sábado, 4 de septiembre de 2010

“Cuidado con el exceso de corrección”



¿Cómo comenzó a escribir? ¿Cómo se publicó su primer libro? ¿Cómo recuerda hoy ese periodo?
Desde muy chico tuve pasión por la pintura y la literatura, y así como garabateé muchos papeles con dibujos y caricaturas, escribí cositas. En particular cuando me mandaron lejos de mi pueblo, a La Plata, para seguir el colegio nacional; entonces las largas cartas que escribía a mis hermanos fueron mi aprendizaje literario.

Como se sabe, estudié ciencias físico-matemáticas, pero siempre, paralelamente, seguí escribiendo. Cuando fui becado a París para trabajar en el Laboratorio Curie, ya sabía que mi destino no sería la física. Allá me puse en contacto con los surrealistas, en especial con Oscar Domínguez, y luego con André Breton. Empecé a escribir una novela que se llamaría La fuente muda, título tomado de un verso de Machado. Pero esa obra no fue nunca publicada, excepto un fragmento en Sur. Mi primer libro fue Uno y el universo, publicado en 1945, cuando hice público mi abandono definitivo de la ciencia.
¿Cuál fue el clima intelectual de su casa y su infancia? ¿Se apoyó o se desalentó su inclinación literaria? Escuela, educación formal e informal en la adolescencia, los grupos y las amistades literarias; autores decisivos en su formación literaria. ¿Recuerda algo que pudiera denominarse "episodio de iniciación literaria"?
Mi padre tenía un pequeño molino harinero, varios de mis hermanos mayores estudiaban en La Plata y Buenos Aires. Leí mucho en la biblioteca de ellos, y en especial recuerdo haber devorado una serie de ediciones teatrales baratas, la colección Bambalinas, que tenía mi hermano Pepe, gran aficionado al teatro. En mi infancia, pues, antes de los 12 años, leí obras que eran totalmente inadecuadas, pero de alguna manera me fascinaron: Tolstoi (El poder de las tinieblas); Zola, etcétera. También leí, claro, Verne y Salgari. En cuanto a la pintura, trabajaba con lápices negros y de color y una precaria caja de acuarelas. Todo esto en Rojas. Cuando me enviaron a La Plata, leí muchísimo durante el periodo del colegio nacional, donde tuvimos profesores como Martínez Estrada y Henríquez Ureña.
En el periodo final del colegio sacaba de la biblioteca de la universidad cantidad de libros, sobre todo los alemanes del Sturm un Drang; los románticos en general (me apasionaban obras como Los bandidos, de Schiller, y Goetz Von Berlichingen, de Goethe; también Hoffman, Von Kleist, etcétera); me atrajo asimismo la literatura nórdica, Strindberg, Ibsen y los rusos, mucho. Pero con respecto a lo que significa la lectura cuando uno es extremadamente joven puedo contar una anécdota aleccionadora. Ya de grande recordé que en aquel periodo adolescente me había apasionado Sachka Yegulev, de Andreiev (los nihilistas, todo eso) y resolví releerlo: me pareció malísimo.
A los rusos me acercaba mucho el espíritu romántico y revolucionario de aquellos movimientos contra el zar, y correlativamente me acerqué al grupo anarquista de La Plata, uno de los más importantes del país: fue una experiencia imborrable, y aún mantengo amistad con aquellos líricos de la revolución, sobre todo en esta época en que predominan los "realistas", es decir, los que justifican los peores medios (dictaduras, campos de concentración, policía secreta) para alcanzar una "nueva humanidad". Me pregunto qué clase de hombre nuevo se puede alcanzar torturando seres humanos.
En cuanto a los grupos y amistades literarias, en mi época universitaria tuve amigos excelentes que iban a la librería Martín Fierro, de La Plata, entre los cuales surgió la idea de hacer una revista, Teseo. Tuve participación en esa revista dirigida por Alejandro Denis-Krause, Marcos Fingerit y Guillermo Corti. Allí publiqué lo que me atrevería a calificar como mi primer trabajito literario: un comentario en torno de La invención de Morel, de Bioy Casares. Creo que fue en 1939. Henríquez Ureña leyó ese ensayo y me ofreció colaborar en Sur. Así entré en la vida literaria propiamente dicha. Pero también había publicado algo en la revista de Barletta. Desde el momento de mi incorporación a Sur fui amigo de Silvina Ocampo, Bioy Casares, Wilsock, Bianco, los hermanos Canto y otros. Nos reuníamos en la casa de Bioy, donde se discutía incansablemente sobre problemas literarios.
¿Cómo trabaja? ¿Hace planes, esquemas? ¿Lee a otros autores en los periodos en que está trabajando en una obra propia? ¿Cuándo y cómo corrige? ¿Lee alguien sus textos antes de que ingresen en el proceso de publicación? ¿Escribe de manera regular o por épocas?
Soy extremadamente irregular para el trabajo, y pasan periodos muy largos en que todo me parece abominable y dejo de escribir. Por otra parte, soy muy destructivo y casi todo lo que realizo lo tiro al canasto y en ocasiones lo quemo. ¿Planes? Sí, muchos, que luego se van alterando a medida que la ficción avanza, forzado por la vida propia que toman los personajes, siempre imprevisibles, al menos para mí. Corrijo mucho, y hay textos que han tenido hasta seis o siete o diez redacciones. Pero hay que tener cuidado con el exceso de corrección porque se puede dañar el material que surge desde la inconsciencia. También hay que tener cuidado (estoy hablando de ficciones) con el famoso "estilo". Julien Green, en su Journal, dice, con razón, que a menudo le agradeceríamos a Flaubert un estilo más suelto, más vivo, no esa joyería de epítetos que exhibe en ciertos relatos. No así en Madame Bovary, que es menos "literaria" y por eso mismo permanecerá cuando muchos de sus escritos nadie los lea. Cierta irregularidad, cierta rudeza está unida a la fuerza, y la fuerza es decisiva en novelistas como Dostoievski y Cervantes. Ambos, claro, acusados, por críticos que ahora nadie recuerda, de "escribir mal". Pero si genios como Dostoievski y Cervantes escriben mal, ¿qué será escribir bien?.

Ernesto Sábato
Este texto responde a la encuesta de escritores argentinos contemporáneos realizada en 1982 por el Centro Editor de América Latina. Tomado de la página electrónica El Túnel.
http://www.etcetera.com.mx/1999/348/es348.html

5 comentarios: