miércoles, 6 de octubre de 2010

EPICUREÍSMO (EL JARDÍN) - parte 1


ESCUELA FILOSÓFICA PREOCUPADA PRINCIPALMENTE POR CUESTIONES ÉTICAS Y FUNDADA POR EPICURO. PROPONE LA REALIZACIÓN DE LA VIDA BUENA Y FELIZ MEDIANTE LA ADMINISTRACIÓN INTELIGENTE DE PLACERES Y DOLORES, LA ATARAXIA Y VÍNCULOS DE AMISTAD ENTRE SUS CORRELIGIONARIOS.

En el año 306 a. C. Epicuro adquirió la finca llamada “El Jardín” en las afueras de Atenas y fundó su escuela de filosofía. Formada tanto por varones como por mujeres (gran novedad en las escuelas griegas), en ella vivió aislado de la vida política y de la sociedad, practicando la amistad y la vida estética y de conocimiento.
El objetivo de esta filosofía es (como el del resto de escuelas morales helenísticas) el arte de la vida, la realización de una vida buena y feliz. Para el cumplimiento de este objetivo Epicuro consideró que la filosofía tiene una doble tarea: combatir las ideas falsas que fomentan el miedo y el sufrimiento y crear en el sabio un estado de ánimo o talante favorable en toda circunstancia y lugar. Entre aquellas ideas hay que incluir fundamentalmente el miedo al dolor, el temor a la muerte, a los dioses y al destino; la parte de la filosofía que permite resolver estas cuestiones será la Física. La segunda tarea está en manos de la Ética.

La filosofía es para Epicuro el arte de la vida feliz. Por eso la física y la lógica son solo medios para conseguir este fin. Divide la filosofía en Ética (que incluye también consideraciones psicológicas o relativas al alma), Física y Canónica (fundamentalmente lógica y teoría del conocimiento).
Canónica: por considerarla poco útil para la vida, descuidaron esta parte de la filosofía; la teoría del conocimiento que aceptaron fue sensualista.

Física: practicaron esta disciplina sólo en la medida en que algunas de sus conclusiones pueden ser útiles en el mundo práctico. Defendieron el atomismo de Demócrito, con la única novedad de su teoría del clinamen o desviación espontánea en la trayectoria de los átomos, creencia que les permitió defender la existencia de la libertad y rechazar el determinismo atomista de Demócrito, a la vez que el punto de vista fatalista y determinista de los estoicos.
Rechazaron también la astrología y otras formas de adivinación al negar el carácter divino o espiritual de los astros. La materia es eterna. El nacer y el perecer de las cosas es debido a la unión y separación de los átomos.
Creyeron en la existencia de los dioses y los concibieron formados por una sustancia corporal, más fina y perfecta que la del hombre. Sin embargo, criticaron la religión popular por su claro antropomorfismo y las creencias en las predicciones.
Los dioses, felices, inmortales, ajenos alas pasiones, incluso al amor y al odio, viven en paz completa e indiferente al curso del mundo y de la vida humana, y nada hay que temer de ellos.
Ética: el alma humana es mortal dado que, como todas las cosas, está compuesta de átomos, aunque formada por los más perfectos, los redondeados y lisos.
Desaparece con la destrucción del cuerpo. No hay que temer a la muerte pues, en primer lugar, nada se sigue tras la desaparición del cuerpo, y, en segundo lugar, la propia experiencia de la muerte no es tal: “el más terrible de los males, la muerte, no es nada para nosotros, pues cuando nosotros existimos, la muerte no existe, y cuando la muerte existe, nosotros no existimos” (Epicuro, “Carta a Meneceo”).

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