jueves, 18 de noviembre de 2010

Un día como hoy, El Juicio Final - parte 2

Miguel Ángel tuvo que sacrificar estos frescos de Perugino de la zona del altar para pintar su obra, lo que le valió numerosas críticas. Anteriormente, Clemente VII le pidió que pintara "La caída de los ángeles rebeldes", pero dada su muerte, fue sucedido por Pablo III el cual le encargó que pintara la escena de Juicio Final, también llamado Juicio Universal.
Son varias las fuentes donde se inspira Miguel Ángel para desarrollar esta compleja composición pictórica. Por un lado la Visión de Ezequiel en las Sagradas Escrituras, el Dies Irae y en la obra de Dante en lo concerniente a Caronte.
La figura principal es Cristo quien está en posición de emitir un veredicto sobre el Juicio de buenos y malos. Su gesto trata de llamar la atención de todas las demás figuras del cuadro.
En la parte superior, hay varios grupos de ángeles que llevan en vuelo los símbolos de la Pasión (a la izquierda, la Cruz, los dados y la corona de espinas; a la derecha, la columna de la Flagelación, la escalera y la lanza con la esponja bañada de vinagre).

Al lado de Cristo, se sitúa la Virgen, quien junto a los Santos que los rodean esperan con resignación e impaciencia el veredicto final. De entre ellos, destaca San Pedro con las llaves, San Lorenzo en la zarza, San Bartolomé, San Sebastián y Santa Catalina.
En la parte de abajo, en el centro, los ángeles del Apocalipsis despiertan a los muertos al son de las largas trompetas; a la izquierda, los resucitados que suben hacia el cielo recomponen sus cuerpos (Resurrección de la carne); a la derecha, ángeles y demonios compiten para precipitar a los condenados en el infierno.
Abajo del todo, Caronte espera con su barca y los demonios a los condenados para llevarlos a los Infiernos.
El conjunto fue admirado por todo el mundo, pero como comentábamos en el primer post de esta serie de tres, hubo una corriente dentro del Vaticano para tapar los desnudos de las figuras, principalmente a Cristo y a la Virgen.
Miguel Ángel se negó y esta tarea le fue encomendada a Daniel de Volterra, quien desde entonces fue llamado el “braghettone”.
El Juicio Universal está considerada como la obra maestra de Miguel Ángel en su madurez. La obra fue realizada en unas 450 jornadas de trabajo después de haber cumplido los sesenta años.
Se cree que el artista se autorretrató en la cabeza de Bartolomé.


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