lunes, 20 de diciembre de 2010

Abraham Maslow, más allá de la pirámide - parte 2

La cuestión que Maslow pone en el centro es la índole de su trabajo y su relación con los valores, con la ética.

Para este nuevo concepto, más amplio y profundamente humanista, la salud es más que un equilibrio que se debe restablecer. Es, en profundo, el resultado de un arduo trabajo.

Su consecución implica la capacidad de crear, de goce estético y "encontrar la vida apasionante".

De allí que la relación entre autoconocimiento, ética, vocación y proyecto de vida sean los pilares o los frentes de lucha contra la frustración, la neurosis y la enfermedad.

Y, desde este marco, podemos abordar el célebre trabajo de Maslow, "A Theory of Human Motivation", publicado en la Psychological Review en junio de 1943.

Allí, se postula que las necesidades se estructuran desde la base fisiológica (que poco agregan al modelo de la economía clásica del hombre racional) hasta las afectivas (que reconocen el aporte de Freud y Horney) y las de autoestima y autorrealización (que integran aportes de Adler, Nietzsche y Goldstein).

Este ha sido el tema más difundido de su obra, hasta el punto que automáticamente suele asociarse el apellido Maslow a la palabra "motivación" y al modelo llamado "Pirámide de las necesidades".

Lo interesante consiste en reconocer el papel de estas necesidades en el camino del hombre hacia su realización y el estado de salud.

Colin Wilson ofrece un penetrante comentario al respecto: "La cuestión realmente revolucionaria aquí era que estas necesidades superiores son tan instintoides como las inferiores, y también son parte de los impulsos subconscientes del hombre".

En el hombre está, entonces, la necesidad del autodesarrollo en un plano ontológico y, por lo tanto, el principio de salud como necesidad.

Este concepto de hombre trasciende la visión de un neurótico que alterna entre el principio del placer (Lustprinzip) y el instinto de autodestrucción.

Concepción de la criatura humana como permanente vocación y anhelo de sí mismo que corresponde al molde nietzscheano del "conviértete en lo que eres". La clave de nuestra salud está en saber qué somos en potencia y lograrlo.

Quienes peregrinan a Florencia para ver al monumental David, se encuentran con un conjunto escultórico realizado por Miguel Angel para la tumba del Papa Julio II, conocido como "Los prisioneros".

Son figuras humanas (Atlante y Ridestantesi) que parecen querer escapar del bloque de mármol. Así, están eternamente esforzadas e incompletas.

La metáfora que patentiza este conjunto es que cada escultura está en la piedra y es el artista quien la "libera".

Cuentan que el mismo Miguel Angel Buonarroti, cuando recibía los bloques de mármol virgen, los rodeaba un largo tiempo, pensativo, escrutándolos con atención.

Cuando le preguntaban el por qué de esta indagación, contestaba: "Busco la forma que tiene dentro; después, mi trabajo no es más que liberarla".

Desde mediados del siglo pasado, Maslow demostró que en cada uno de nosotros hay una obra de arte que debemos lograr y que ello nos va en salud.

Gustavo Aquino
Miembro de la Comisión Directiva de la Asociación de Recursos Humanos de la Argentina (ADRHA)

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