sábado, 22 de septiembre de 2012

De la cordura respecto a los hombres


No la altura: la pendiente es lo horrible!
La pendiente, donde la mirada se precipita hacia abajo y la mano se agarra hacia arriba. Aquí se apodera del corazón el vértigo de su doble voluntad.
Ay, amigos, ¿adivináis también la doble voluntad de mi corazón?
Esto, esto es mi pendiente y mi peligro, el que mi mirada se precipite hacia la altura y mi mano quiera sostenerse y apoyarse - ¡en la profundidad!
Al hombre se aferra mi voluntad, con cadenas me ato a mí mismo al hombre, pues me siento arrastrado hacia arriba, hacia el superhombre: hacia allí tiende mi otra voluntad.
Y para esto vivo ciego entre los hombres; como si no los conociese: para que mi mano no pierda del todo su fe en algo estable.
Nietzsche

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