jueves, 29 de noviembre de 2012

Yo soy un hombre sincero


Yo soy un hombre sinceroDe donde crece la palma,Y antes de morirme quieroEchar mis versos del alma.

Yo vengo de todas partes,Y hacia todas partes voy:Arte soy entre las artes,En los montes, monte soy.

Yo sé los nombres extrañosDe las yerbas y las flores,Y de mortales engaños,Y de sublimes dolores.

Yo he visto en la noche oscuraLlover sobre mi cabezaLos rayos de lumbre puraDe la divina belleza.

Alas nacer vi en los hombrosDe las mujeres hermosas:Y salir de los escombros,Volando las mariposas.

He visto vivir a un hombreCon el puñal al costado,Sin decir jamás el nombreDe aquella que lo ha matado.

Rápida, como un reflejo,Dos veces vi el alma, dos:Cuando murió el pobre viejo(*),Cuando ella me dijo adiós(**).

Temblé una vez —en la reja,A la entrada de la viña,—Cuando la bárbara abejaPicó en la frente a mi niña.
Gocé una vez, de tal suerteQue gocé cual nunca:—cuandoLa sentencia de mi muerteLeyó el alcalde llorando.

Oigo un suspiro, a travésDe las tierras y la mar,Y no es un suspiro,—esQue mi hijo va a despertar.

Si dicen que del joyeroTome la joya mejor,Tomo a un amigo sinceroY pongo a un lado el amor.

Yo he visto al águila heridaVolar al azul sereno,Y morir en su guaridaLa víbora del veneno.

Yo sé bien que cuando el mundoCede, lívido, al descanso,Sobre el silencio profundoMurmura el arroyo manso.

Yo he puesto la mano osada,De horror y júbilo yerta,Sobre la estrella apagadaQue cayó frente a mi puerta.

Oculto en mi pecho bravoLa pena que me lo hiere:El hijo de un pueblo esclavoVive por él, calla y muere.
  
Todo es hermoso y constante,Todo es música y razón,Y todo, como el diamante,Antes que luz es carbón.

Yo sé que el necio se entierraCon gran lujo y con gran llanto.Y que no hay fruta en la tierraComo la del camposanto.

Callo, y entiendo, y me quitoLa pompa del rimador:Cuelgo de un árbol marchitoMi muceta de doctor.

(*) El padre de Martí quien murió el 9 de marzo de 1887, en Cuba.
(**) Se refiere a la despedida de María Cristina Granados, "La niña de Guatemala".

José Martí (1891)
http://www.jose-marti.org/jose_marti/obras/poesia/versossencillos/03yosoyunhombresincero.htm

miércoles, 28 de noviembre de 2012

A tus pies

Nocturno canto de amor que ondulas en mis pesares, como en los negros pinares las notas del ruiseñor. Blanco jazmín entre tules y carnes blancas perdido, por mi pasión circuído de pensamientos azules. Coloración singular que mi tristeza iluminas, como al desierto y las ruinas la claridad estelar. Nube que cruzas callada la extensión indefinida, dulcemente perseguida por la luz de mi mirada. Ideal deslumbrador en el espíritu mío, como el collar del rocío con que despierta la flor. Sumisa paloma fiel dormida sobre mi pecho, como si fuera en un lecho de mirtos y de laurel. Música, nube, ideal, ave, estrella, blanca flor, preludio, esbozo, fulgor de otro mundo espiritual. Aquí vengo, aquí me ves, aquí me postro, aquí estoy, como tu esclavo que soy, abandonado a tus pies. Pedro Bonifacio Palacios

Julio Cortázar: Textos en su voz - Los Amantes

miércoles, 21 de noviembre de 2012

RESILIENCIA

La resiliencia es la capacidad de una persona o grupo para seguir proyectándose en el futuro a pesar de acontecimientos desestabilizadores, de condiciones de vida difíciles y de traumas a veces graves. La resiliencia se sitúa en una corriente de psicología positiva y dinámica de fomento de la salud mental y parece una realidad confirmada por el testimonio de muchísimas personas que, aún habiendo vivido una situación traumática, han conseguido encajarla y seguir desenvolviéndose y viviendo, incluso, en un nivel superior, como si el trauma vivido y asumido hubiera desarrollado en ellos recursos latentes e insospechados. Aunque durante mucho tiempo las respuestas de resiliencia han sido consideradas como inusuales e incluso patológicas por los expertos, la literatura científica actual demuestra de forma contundente que la resiliencia es una respuesta común y su aparición no indica patología, sino un ajuste saludable a la adversidad. "A pesar de traumas graves, incluso muy graves, o de desgracias más comunes, la resiliencia parece una realidad confirmada por muchísimas trayectorias existenciales e historias de vida exitosas. De hecho, por nuestros encuentros, contactos profesionales y lecturas, todos conocemos niños, adolescentes, familias y comunidades que "encajan" shocks, pruebas y rupturas, y las superan y siguen desenvolviéndose y viviendo -a menudo a un nivel superior- como si el trauma sufrido y asumido hubiera desarrollado en ellos, a veces revelado incluso, recursos latentes y aun insospechados". (Michel Manciaux. La resiliencia: ¿mito o realidad)
http://www.psicologia-positiva.com/resiliencia.html

La Belleza


 Yo soy Bella, oh mortales! como un sueño de piedra,
y mi seno que a todos eternamente torturó,
ha sido creado para inspirar amor a los poetas.

Eterna e incólumne, como la materia.
Incomprendida esfinge, reino en azul;
El níveo corazón junto a la blancura del cisne;
detesto el movimiento que desplaza las líneas.
Yo jamás lloré, como tampoco jamás reí.
Los poetas, ante mis gestos altivos,
Que recuerdan antiguos monumentos,
consumen sus días en penosa labor.
Que para fascinar a estos dóciles amantes
Tengo puros espejos que embellecen las cosas:
Mis ojos, mis dos enormes pozos de eternidad.



domingo, 18 de noviembre de 2012

Edgar Allan Poe: Poema "Un sueño dentro de un sueño" (recitado)

Un Sueño dentro de un Sueño



¡Toma este beso sobre tu frente!
Y, me despido de ti ahora,
No queda nada por confesar.
No se equivoca quien estima
Que mis días han sido un sueño;
Aún si la esperanza ha volado
En una noche, o en un día,
En una visión, o en ninguna,
¿Es por ello menor la partida?
Todo lo que vemos o imaginamos
Es sólo un sueño dentro de un sueño.

Me paro entre el bramido
De una costa atormentada por las olas,
Y sostengo en mi mano
Granos de la dorada arena.
¡Qué pocos! Sin embargo como se arrastran
Entre mis dedos hacia lo profundo,
Mientras lloro, ¡Mientras lloro!
¡Oh, Dios! ¿No puedo aferrarlos
Con más fuerza?
¡Oh, Dios! ¿No puedo salvar
Uno de la implacable marea?
¿Es todo lo que vemos o imaginamos
Un sueño dentro de un sueño?

sábado, 17 de noviembre de 2012

No reacciones, mantén el control

 


No reacciones, mantén el control.
No es bueno que cualquiera te controle.
Conserva tus impulsos junto a la prudencia.
Aunque así lo parezca, nadie tiene el poder para ofenderte.
El problema no está en lo que te acontece.
Está en lo que piensas acerca de lo que te acontece.

No reacciones, mantén el control.
Un grito, un desplante o una ofensa,
surgen de la debilidad del agresor.
Mira su angustia, su soledad, su miedo, su vacío.
Mira su tristeza, su dolor, su frustración y su envidia.
Entonces podrás hacerte inmune a sus agravios.

No reacciones, mantén el control.
Usa tu inteligencia y conviértete en la niebla.
La niebla no sufre, pues se deja atravesar y no responde.
Recuerda que cada quien es esclavo de su inconsciencia.
De sus niveles de ignorancia o de sabiduría.
Cada quien decide el tamaño de su cárcel.
Y el instrumento de medida está en su mente.

No reacciones, mantén el control.
Quien parece presionarte y agredirte,
solo te toma como excusa para equilibrar su miedo.
El trueno estalla únicamente para expresarse.
Y aunque muchos se asustan, él no desea aterrorizarles.
Maneja tus emociones.
No las reprimas, aprende a dirigirlas.

No reacciones, mantén el control.
No cedas fácilmente a las provocaciones.
Quien te presiona no desea dañarte sino sentirse mejor.
Aprende a comprender las motivaciones de las personas.
Aprende a dirigir tus emociones.

Renny Yagosesky
http://unmensajeparati.wordpress.com/2009/02/13/no-reacciones-manten-el-control/

domingo, 11 de noviembre de 2012

"El corazón delator" (Fragmento)

 "¡Es cierto! Siempre he sido nervioso, muy nervioso, terriblemente nervioso. ¿Pero por qué afirman ustedes que estoy loco? La enfermedad había agudizado mis sentidos, en vez de destruirlos... o embotarlos. Y mi oído era el más agudo de todos. Oía todo lo que puede oírse en la tierra y en el cielo. Muchas cosas oí en el infierno. ¿Cómo puedo estar loco, entonces? Escuchen... y observen con cuánta cordura, con cuánta tranquilidad les cuento mi historia.

Me es imposible decir cómo aquella idea me entró en la cabeza por primera vez; pero, una vez concebida, me acosó noche y día. Yo no perseguía ningún propósito. Ni tampoco estaba colérico. Quería mucho al viejo. Jamás me había hecho nada malo. Jamás me insultó. Su dinero no me interesaba. Me parece que fue su ojo. ¡Sí, eso fue! Tenía un ojo semejante al de un buitre... Un ojo celeste, y velado por una tela. Cada vez que lo clavaba en mí se me helaba la sangre. Y así, poco a poco, muy gradualmente, me fui decidiendo a matar al viejo y librarme de aquel ojo para siempre.

EDGAR ALLAN POE


DragonForce - Heart of a Dragon

sábado, 10 de noviembre de 2012

"Silencio " (fragmento)


" - Escúchame - dijo el demonio apoyando la mano en mi cabeza -; la región de que hablo es una sombría región de Libia a orillas del río Zaire. Y allí no hay ni calma ni silencio. Las aguas del río son de un tinte azafranado y enfermizo y no corren hacia el mar, sino que palpitan eternamente bajo la pupila roja del sol con un movimiento tumultuoso y convulsivo.
A lo largo de muchas millas, a ambos lados del legamoso lecho del río, se extiende un pálido desierto de gigantescos nenúfares. Suspiran entre sí en esa soledad y dirigen hacia el cielo sus largos cuellos espectrales, mientras inclinan a uno y otro lado sus cabezas sempiternas. De ellos se levanta un rumor confuso que se parece al rugido de un torrente subterráneo.
Y entre sí, suspiran. Pero su reino tiene un límite, el límite de la oscura, densa, horrible selva. Allí, como las olas en torno a las Hébridas, la maleza está en perpetua agitación. Pero ningún viento agita el cielo. "

Edgar Allan Poe

martes, 6 de noviembre de 2012

Bon Jovi - Have a Little Faith In Me

El almohadón de plumas - parte 2

Su luna de miel fue un largo escalofrío. Rubia, angelical y tímida, el carácter duro de su marido heló sus soñadas niñerías de novia. Ella lo quería mucho, sin embargo, a veces con un ligero estremecimiento cuando volviendo de noche juntos por la calle, echaba una furtiva mirada a la alta estatura de Jordán, mudo desde hacía una hora. Él, por su parte, la amaba profundamente, sin darlo a conocer.
Durante tres meses -se habían casado en abril- vivieron una dicha especial.

Sin duda hubiera ella deseado menos severidad en ese rígido cielo de amor, más expansiva e incauta ternura; pero el impasible semblante de su marido la contenía siempre.

La casa en que vivían influía un poco en sus estremecimientos. La blancura del patio silencioso -frisos, columnas y estatuas de mármol- producía una otoñal impresión de palacio encantado. Dentro, el brillo glacial del estuco, sin el más leve rasguño en las altas paredes, afirmaba aquella sensación de desapacible frío. Al cruzar de una pieza a otra, los pasos hallaban eco en toda la casa, como si un largo abandono hubiera sensibilizado su resonancia.
En ese extraño nido de amor, Alicia pasó todo el otoño. No obstante, había concluido por echar un velo sobre sus antiguos sueños, y aún vivía dormida en la casa hostil, sin querer pensar en nada hasta que llegaba su marido.
No es raro que adelgazara. Tuvo un ligero ataque de influenza que se arrastró insidiosamente días y días; Alicia no se reponía nunca. Al fin una tarde pudo salir al jardín apoyada en el brazo de él. Miraba indiferente a uno y otro lado. De pronto Jordán, con honda ternura, le pasó la mano por la cabeza, y Alicia rompió en seguida en sollozos, echándole los brazos al cuello. Lloró largamente todo su espanto callado, redoblando el llanto a la menor tentativa de caricia. Luego los sollozos fueron retardándose, y aún quedó largo rato escondida en su cuello, sin moverse ni decir una palabra.

Fue ese el último día que Alicia estuvo levantada. Al día siguiente amaneció desvanecida. El médico de Jordán la examinó con suma atención, ordenándole calma y descanso absolutos.
-No sé -le dijo a Jordán en la puerta de calle, con la voz todavía baja-. Tiene una gran debilidad que no me explico, y sin vómitos, nada... Si mañana se despierta como hoy, llámeme enseguida.
Al otro día Alicia seguía peor. Hubo consulta. Constatóse una anemia de marcha agudísima, completamente inexplicable. Alicia no tuvo más desmayos, pero se iba visiblemente a la muerte. Todo el día el dormitorio estaba con las luces prendidas y en pleno silencio. Pasábanse horas sin oír el menor ruido. Alicia dormitaba. Jordán vivía casi en la sala, también con toda la luz encendida. Paseábase sin cesar de un extremo a otro, con incansable obstinación. La alfombra ahogaba sus pasos. A ratos entraba en el dormitorio y proseguía su mudo vaivén a lo largo de la cama, mirando a su mujer cada vez que caminaba en su dirección.

El almohadón de plumas - parte 1

Pronto Alicia comenzó a tener alucinaciones, confusas y flotantes al principio, y que descendieron luego a ras del suelo. La joven, con los ojos desmesuradamente abiertos, no hacía sino mirar la alfombra a uno y otro lado del respaldo de la cama. Una noche se quedó de repente mirando fijamente. Al rato abrió la boca para gritar, y sus narices y labios se perlaron de sudor.
-¡Jordán! ¡Jordán! -clamó, rígida de espanto, sin dejar de mirar la alfombra.
Jordán corrió al dormitorio, y al verlo aparecer Alicia dio un alarido de horror.
-¡Soy yo, Alicia, soy yo!

Alicia lo miró con extravió, miró la alfombra, volvió a mirarlo, y después de largo rato de estupefacta confrontación, se serenó. Sonrió y tomó entre las suyas la mano de su marido, acariciándola temblando.
Entre sus alucinaciones más porfiadas, hubo un antropoide, apoyado en la alfombra sobre los dedos, que tenía fijos en ella los ojos.

Los médicos volvieron inútilmente. Había allí delante de ellos una vida que se acababa, desangrándose día a día, hora a hora, sin saber absolutamente cómo. En la última consulta Alicia yacía en estupor mientras ellos la pulsaban, pasándose de uno a otro la muñeca inerte. La observaron largo rato en silencio y siguieron al comedor.
-Pst... -se encogió de hombros desalentado su médico-. Es un caso serio... poco hay que hacer...
-¡Sólo eso me faltaba! -resopló Jordán. Y tamborileó bruscamente sobre la mesa.
Alicia fue extinguiéndose en su delirio de anemia, agravado de tarde, pero que remitía siempre en las primeras horas. Durante el día no avanzaba su enfermedad, pero cada mañana amanecía lívida, en síncope casi. Parecía que únicamente de noche se le fuera la vida en nuevas alas de sangre. Tenía siempre al despertar la sensación de estar desplomada en la cama con un millón de kilos encima. Desde el tercer día este hundimiento no la abandonó más. Apenas podía mover la cabeza. No quiso que le tocaran la cama, ni aún que le arreglaran el almohadón. Sus terrores crepusculares avanzaron en forma de monstruos que se arrastraban hasta la cama y trepaban dificultosamente por la colcha.

Perdió luego el conocimiento. Los dos días finales deliró sin cesar a media voz. Las luces continuaban fúnebremente encendidas en el dormitorio y la sala. En el silencio agónico de la casa, no se oía más que el delirio monótono que salía de la cama, y el rumor ahogado de los eternos pasos de Jordán.
Alicia murió, por fin. La sirvienta, que entró después a deshacer la cama, sola ya, miró un rato extrañada el almohadón.

-¡Señor! -llamó a Jordán en voz baja-. En el almohadón hay manchas que parecen de sangre.
Jordán se acercó rápidamente Y se dobló a su vez. Efectivamente, sobre la funda, a ambos lados del hueco que había dejado la cabeza de Alicia, se veían manchitas oscuras.
-Parecen picaduras -murmuró la sirvienta después de un rato de inmóvil observación.
-Levántelo a la luz -le dijo Jordán.

La sirvienta lo levantó, pero enseguida lo dejó caer, y se quedó mirando a aquél, lívida y temblando. Sin saber por qué, Jordán sintió que los cabellos se le erizaban.
-¿Qué hay? -murmuró con la voz ronca.
-Pesa mucho  -articuló la sirvienta, sin dejar de temblar.
 
Jordán lo levantó; pesaba extraordinariamente. Salieron con él, y sobre la mesa del comedor Jordán cortó funda y envoltura de un tajo. Las plumas superiores volaron, y la sirvienta dio un grito de horror con toda la boca abierta, llevándose las manos crispadas a los bandós. Sobre el fondo, entre las plumas, moviendo lentamente las patas velludas, había un animal monstruoso, una bola viviente y viscosa. Estaba tan hinchado que apenas se le pronunciaba la boca.
 
Noche a noche, desde que Alicia había caído en cama, había aplicado sigilosamente su boca -su trompa, mejor dicho- a las sienes de aquélla, chupándole la sangre. La picadura era casi imperceptible. La remoción diaria del almohadón había impedido sin duda su desarrollo, pero desde que la joven no pudo moverse, la succión fue vertiginosa.
En cinco días, en cinco noches, había vaciado a Alicia.
Estos parásitos de las aves, diminutos en el medio habitual, llegan a adquirir en ciertas condiciones proporciones enormes. La sangre humana parece serles particularmente favorable, y no es raro hallarlos en los almohadones de pluma.

sábado, 3 de noviembre de 2012

Atos e Igón (Fábula)


......... y los dos grandes dioses, se posaron sobre la tierra, como el bien y el mal. Atos, que el amor en todas sus formas llevaba en su interior e Igón que por no encontrar el amor, se aferró a lo mas cercano y fácil, el odio.
    Atos, hizo de las tierras altas de los Andes su hogar, mientras huía de Igon, pero este implacable lo siguió hasta aquí, pues el odio siempre aparecerá en alguna de sus formas, donde habita el amor, y contrario a lo que muchos piensan, lo opuesto al amor no es el odio , si no la indiferencia. Por eso donde ellos no están solo queda la nada.

    Atos contamino de amor la tierra creando y representando con el cielo, el amor infinito, con el verde de las plantas la paz, con la nieve de las altas cumbres la pureza, con los animales la sabiduría y  creó la lluvia para lavar lo que no nos deja vernos a nosotros mismos.
    Sin embargo luego de la lluvia, nació la vida, Atos la vio y su estado de amor fue tal que ya no pudo seguir huyendo.

    Un día llegó Igon y al ver tanto amor, su odio se hizo mas y mas fuerte y con un último conjuro convirtió a la Vida en pez y a Atos en Ciervo. Y aunque hayan pasado miles de años. el amor de Atos es como el cielo y hoy, al igual que siempre, cuando llegue el crepúsculo, el ciervo bajara a escondidas de los cerros y mojará sus labios en el agua y sin que nosotros e Igón nos demos cuenta, recibirá el beso de amor de la trucha, que le dará fuerzas para esperar a estar juntos, un día mas.
 Día a día esperaré eternamente ese encuentroaunque vivamos en mundos diferentes 

Derechos reservados ©
Email autor
ab@chapelco.org


viernes, 2 de noviembre de 2012

El León y el Ratón

Debemos ser generosos con todos, pues en cualquier momento necesitamos la ayuda de alguien más humilde que nosotros. De esta verdad estas fábulas darán fe en un instante.

Saliendo de su agujero harto aturdido, un ratoncillo fue a caer justo en las garras del león. El rey de los animales, demostrando su poder, le perdonó la vida. Su generosidad no fue en vano, porque ¿ quien hubiera creído que el león pudiera necesitar un día de la gratitud de un sencillo ratoncillo ?

Sucedió que en cierta ocasión en que el león salió de su selva, cayó en unas redes, de las cuales no podía librarse con sus fuertes rugidos. Lo oyó el ratoncillo, y acudió al sitio. Trabajó tan bien con sus pequeños dientes, que una vez roída una malla, el león terminó de desgarrar la trama entera.
En ciertos casos pueden más la paciencia y el tiempo que la ira y la fuerza.

 Y una buena acción, en algún momento tiene su recompensa.

Jean de la Fontaine