jueves, 5 de diciembre de 2013

Trabajos de Jacques Lacan: La equivocación del sujeto supuesto al saber – Parte 7

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Desde la publicación de mi libro, ningún crítico cumplió con su oficio, que es el dar cuenta, salvo uno llamado Jean-Marie Auzias, en uno de esos libritos de morondanga cuyo bajo costo no disculpa las negligencias tipográficas, que se llama: Claves del estructuralismo, en el que se me consagra el capítulo IX y usa mi referencia en los restantes. Jean-Marie Auzias, repito, es un crítico estimable, avis rara.
A pesar de su caso, sólo espero de aquellos a quienes aquí hablo que confirmen el malentendido.
Retengan al menos lo que testimonia este texto que ofrezco a vuestro ingenio: que mi empresa (enterprise) no supera el acto del que está presa (prise) y que, por ende, su única posibilidad es la de la equivocación (meprise).
Y aún habría que decir del acto analítico que por ser, desde su revelación original, el acto que nunca triunfa tan bien como cuando es fallido, esta definición no implica (al igual en otras partes que en nuestro campo) la reciprocidad, noción tan cara a la divagación psicológica.
Esto quiere decir que no basta con que fracase para triunfar, el mero malogro no abre la dimensión de la equivocación aquí en cuestión.
Cierto retraso del pensamiento en el psicoanálisis -dejando a los juegos de lo imaginario todo lo que puede proferirse de una experiencia continuada en el lugar en que Freud la hizo- constituye un malogro sin un plus de significación.
Por eso toda una parte de mmi enseñanza no es acto analítico, sino tesis, y la polémica a ella inherente, acerca de las condiciones que redoblan la equivocación propia del acto, con un fracaso de sus incidencias.
Al no haber podido cambiar esas condiciones, dejo mi esfuerzo en el suspenso de este fracaso.
La falsa equivocación, estos dos términos anudados como en una comedia de Marivaux, encuentran aquí un sentido renovado que no implica ninguna verdad de hallazgo. Es en Roma, como recuerdo de un hito de mi empresa, donde daré mañana, como se pueda, la medida de este fracaso con sus razones.
La suerte dirá si está preñado del futuro, que está en manos de aquellos que he formado.


Traducción de Diana S. Rabinovich
En el Instituto Francés de Nápoles,
El 14 de diciembre de 1967



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