miércoles, 30 de julio de 2014

Juan Moreira



Como fiera perseguida
piso una senda de abrojos,
sin sueño para mis ojos,
ni venda para mi herida;
sin descanso ni guarida,
ni esperanza, ni piedad,
y en fúnebre soledad
a mi dolor amarrado,
voy a la muerte arrastrado
por mi propia tempestad.

R. Gutiérrez,
Lázaro.

Hilario Ascasubi (1807-1875)



Nació el 14 de enero de 1807 en medio del campo, no lejos de Fraile Muerto —hoy Bell Ville— en la actual provincia de Córdoba. Algunos aspectos de su biografía no están perfectamente aclarados, entre ellos el viaje que realizó en su adolescencia en la goleta La Rosa Argentina. Embarcó como grumete y llegó a la Guayana francesa y los Estados Unidos, aunque también se afirma que la nave fue apresada por un corsario y esto le obligó a peregrinar varios años por Francia, Inglaterra y Portugal. En 1823, Ascasubi regresó a Buenos Aires y luego se trasladó a Salta llevando consigo la ex imprenta de los Niños Expósitos. En aquella provincia se desempeñó como tipógrafo y periodista y fundó "La Revista de Salta" . En 1826 se alistó con el grado de teniente en el batallón de infantería que a las órdenes del coronel José María Paz marchó a luchar contra los efectivos brasileños. Más tarde, participó en la guerra civil en favor de los unitarios y en esa época convivió con los gauchos, aprendió su léxico y escuchó el canto de los payadores en los fogones.
En 1830, Ascasubi es detenido en Entre Ríos y por orden de Rosas, trasladado preso a Buenos Aires. Permaneció en la cárcel cerca de dos años, hasta que logró evadirse y pasó al Uruguay. En Montevideo —ciudad en que se radicó veinte años hasta la derrota de Rosas— se ocupó de diversos menesteres. Acrecentó su fortuna al frente de una panadería y también adquirió popularidad por medio de sus ingeniosos versos gauchescos. Fue periodista y como payador unitario comentó la guerra entre Oribe y Rivera con partes de batalla, cielitos, medias cañas y diálogos, que daba a conocer bajo diversos seudónimos.
Fue ayudante de Urquiza en la batalla de Caseros, pero más tarde abrazó la causa porteña de Mitre y se mostro enemigo del caudillo entrerriano. Intentó mejorar su situación económica con algunas inversiones en obras públicas —entre ellas, la construcción del antiguo Teatro Colón— pero fracasó en sus propósitos y quedó al borde de la ruina. En 1860 se trasladó a Francia comisionado por el gobierno de Mitre, con la misión de enganchar voluntarios europeos destinados al ejército de Buenos Aires. Vivió en París y en aquella ciudad publicó en el año 1872 sus obras completas. Regresó a Buenos Aires y falleció el 17 de noviembre de 1875.

Ascasubi adquirió su personalidad literaria en su largo destierro en el Uruguay, apoyando la causa de los unitarios. En 1839 fundó un periódico titulado "El gaucho en campaña" y en el cuarto número publicó el poema El truquiflor.Las composiciones que dio a conocer en periódicos, folletos y hojas sueltas fueron recopiladas posteriormente en el libro titulado: Paulino Lucero o Los gauchos del Río de la Plata cantando y combatiendo contra los tiranos de la República Argentina y Oriental del Uruguay (1839-1851). La obra fue editada en París, en 1872.
Cuando se iniciaron las hostilidades entre Buenos Aires y la Confederación, el poeta atacó a Urquiza por medio de un periódico en prosa y verso, titulado "Aniceto el Gallo, Gaceta jocotristona y gauchi-patriótica". Sus coplas de crítica política no fueron recibidas con el mismo entusiasmo que despertaron SUS anteriores obras.
Ascasubi se encontraba en París cuando terminó su mejor obra y la de mayor aliento, el largo poema denominadoSantos Vega o Los mellizos de La Flor. Luego de ocho meses de trabajo escribió 12.604 versos que fueron publicados en 64 capítulos y un epílogo en un tomo de sus obras completas. El poeta cuenta en lengua gauchesca la historia de dos hermanos, los mellizos de la estancia La Flor. Uno de ellos el bueno, y el otro un gaucho malevo y perverso. El relato lo pone en boca del legendario Santos Vega, aunque el poema —con excepción del título no tiene ninguna relación con la vida del payador homónimo, que a comienzos del siglo XIX había merodeado por la zona del río Salado.
La obra ofrece algunos cuadros plenos de colorido local y otros de auténtico dramatismo, aunque se critica la gran extensión de algunos episodios que no están relacionados con su importancia dentro del poema. Pero en conjunto —escribe Julio Caillet-Bois— hay una verdad esencial en el Santos Vega, que refleja una visión embellecida y conciliatoria de la vida en la campaña.


sábado, 26 de julio de 2014

¡Qué Pesadilla!


Las pesadillas se presentan en épocas de conflictos y señalan que se está pasando por un período de temor y conflictos


Las pesadillas son consideradas un trastorno del sueño caracterizado por una carga de ansiedad o miedo. Los que las sufren tienen recuerdos precisos de su contenido. Esta experiencia es muy intensa y contiene temas que implican una amenaza para la supervivencia, la seguridad o la autoestima.

Cuando tenemos una pesadilla, nos levantamos agradeciendo que sólo fuera un sueño, porque en el estado en que nos encontrábamos enfrentábamos situaciones de angustia. Puede ser referida a la muerte, como uno de los temas principales, o que nos persiguen para hacernos daño o matarnos, nos caemos y moriremos, tenemos accidentes, o que las personas que queremos están en peligro. Los temores que sentimos durante el día, conscientes o no, pueden provocar terror en la noche.

En los adultos, cuando son frecuentes, las pesadillas pueden indicar trastornos psicológicos, por lo general trastornos de personalidad. También pueden estar vinculados al consumo de drogas, sustancias psicotrópicas, antidepresivos y otros fármacos. Es interesante hacer notar la diferencia entre las pesadillas y los terrores nocturnos. Generalmente son los niños quienes presentan terrores nocturnos, gritan durante el sueño, y cuando los padres acuden a verlo, el niño se encuentra en la cama sentado diciendo cosas incomprensibles. Poco a poco se va tranquilizando y vuelve a quedarse dormido. Al día siguiente, no recuerda nada de lo sucedido.

En general, las pesadillas frecuentes se tienen en épocas en que se está lleno de conflictos o problemas. Delatan que la persona está pasando por un período de temor, confusión, miedo y conflictos. Se debe tomar conciencia y asumir el control de las riendas de la vida, para que de esta forma la ansiedad interna disminuya.

Si resulta que usted está bien en su vida diaria diurna y tiene pesadillas, puede que tengan un significado y le sugieren que debe estar alerta porque algunos autores piensan que estas pesadillas son presagios, sueños de advertencia.

Es necesario tener un pensamiento positivo antes de dormir. Es importante dejar las preocupaciones de lado y tomar un baño relajante cuando se esté estresado. El sueño presupone un estado de relajación. Un organismo exitado es incapaz de relajarse. Cuando una persona sufre un trauma, en los sueños se le repite muchas veces en forma de pesadillas recurrentes y cuando una pesadilla se repite, quiere decir que no se ha encontrado solución a los conflictos relacionados con el sueño en la vida real. Desde el punto de vista mental, esas pesadillas constituyen un alivio, aunque sea difícil poderlo ver así.


viernes, 25 de julio de 2014

La daga de Moreira - Parte 4

Del Campo había visto efectivamente una hermosa paisana acompañada de un hombre de campo que llegaron a la pulpería donde él había mudado el caballo. Sin embargo, pensó que aquella pregunta era sólo un pretexto para entrar en conversación, exigirle más tarde el dinero que llevaba y coserlo en seguida a puñaladas para que no pudiera contar la cosa. 
-Esta es la introducción y más tarde vendrá la sinfonía -se dijo-. ¿Cómo diablos haré yo para salir airoso de ésta, montando tan detestable matungo? -Sin embargo, dominando por completo todo recelo, repuso tranquilamente: 
-Efectivamente, paisano; al salir de la pulpería donde mudé caballo, llegaba un hombre acompañando a una mujer bastante hermosa, pero no sé si siguieron o quedaron allí. 
-Esos tienen una larga cuenta que ajustar conmigo -repuso el gaucho tomando un aspecto sombrío- y usted, amigo -añadió-, que parece pueblero, ¿adónde le va tirando tan mal montado en ese flacucho? 
Del Campo creyó inútil ocultar el objeto de su viaje; así es que mirando al gaucho con una mirada inteligente le contó el objeto de su viaje improvisado. 
-Voy -dijo- a casa de Juan Almada (hoy conocemos el nombre del gaucho que había olvidado); yo lo defendí y lo saqué libre cuando estuvo preso, y como él me ofreció su rancho, lo vengo a visitar. 
-Es verdad -dijo el gaucho, quedando un poco pensativo-; ño Juan el Chico (lo llamaban así para distinguirlo de Moreira, conocido por Juan el Grande) mató a uno, según decían, dándole dos puñaladas, y por eso lo mandaron a Buenos Aires para fusilarlo, según dijeron en el juzgado. 
-Pero yo tuve la suerte de defenderlo -continuó Del Campo-. Probé que era inocente y lo soltaron. Por eso él me convidó a que viniera a su rancho a pasear cuando anduviera desocupado. 
Al oír estas palabras, los ojos de aquel gaucho se dilataron por la más franca expresión de asombro, posó en el joven abogado su hermosa mirada y preguntó atónito. 
-Y usted, mozo, ¿defiende a los hombres que están en desgracia?, ¿usted se los quita a la justicia y trabaja para devolver la libertad a los que tienen una desgracia en la vida? 
-Esa es mi misión -dijo Del Campo-; soy abogado: yo me ocupo de defender a todo hombre que tenga necesidad de mis servicios. Cada uno tiene su oficio. 
-Pero mi compadre Juan -añadió el gaucho- es pobre y habrá tenido que vender todo para pagarle a usted. ¡Oh! -continuó lleno de amargura-, los gauchos no somos hijos de Dios; hay una maldición que nos acompaña. 
-Se equivoca, amigo -replicó Del Campo bondadosamente-. Aquel hombre me ha pagado con un apretón de manos, y aunque yo también soy pobre, con este franco agradecimiento me considero bien pago. 
Al oír esto, el gaucho se entregó al colmo del más inocente asombro. Miró a Del Campo mostrando una lágrima que brillaba en cada uno de sus párpados, y tendiéndole una mano le dijo con la voz conmovida por un raro enternecimiento, mientras con la otra se quitaba el sombrero: 
-Vaya con Dios, vaya con Dios y él lo bendiga, amigo; los hombres que se conduelen de las desgracias de los hombres, lo merecen todo en esta vida. ¡Dios le ayude en todo lo que usted emprenda! 
Del Campo quedó sorprendido ante aquel raro gaucho que así le hablaba y que había concluido por hacérsele fuertemente simpático. Su asombro fue mayor cuando le vio retirar la mano para enjugar una lágrima. 
-¡Vaya con Dios, lindo mozo! -concluyó aquel hombre-. Yo soy Juan Moreira, y si alguna vez necesita de mí, ocúpeme como si fuera un peón, que seré feliz en servirlo; ño Juan el chico-añadió- es compadre mío y dígale que Moreira le manda muchas memorias. -Y clavando las espuelas en los flancos del overo se alejó de allí a gran galope. 
Del Campo quedó un momento sorprendido al saber que aquel hombre de carácter tan noble y tan fácil de enternecer era Juan Moreira, el tremendo Moreira. 
En seguida taloneó también a su matungo, cuyo galope de ratón de mercado sujetó en el rancho de su antiguo cliente, a quien narró el encuentro que había tenido. 
Y con este nuevo capítulo creemos dejar terminada la narración que ha sido tan bondadosamente acogida.




http://www.elortiba.org


La daga de Moreira - Parte 3

El nombre de su defendido olvidado tanto tiempo se le vino al magín, ocurriéndosele que en ninguna parte sería mejor recibido que en aquel humilde rancho que con tanta franqueza le fue ofrecido. 

Sin más ni más lió sus petates de viaje, que no eran muy lujosos que digamos, y tomó el tren de Lobos con el corazón rebosando de alegría estudiantil, dispuesto a pasar un mes de expansiones. 

En Lobos alquiló un matungo de posta, y se largó camino de Navarro, navegando sobre el recado como uno de esos marineros ingleses que suelen bajar de a bordo y alquilar un sotretaen la caballeriza con que se topan, prometiéndose un día de alto refocilamiento, aunque a la noche suelan volver más molidos que si les hubieran dado mil azotes tendidos sobre el temible cañón de proa. 

En aquellos tiempos la fama de Moreira llenaba aquellos alrededores, y era muy gaucho el hombre que se atrevía a hacer solo aquella cruzada; pero Del Campo era joven y poco se preocupaba de agüerías y miedos.

Apenas había andado unas cuatro leguas, cuando se encontró con un paisano hermoso, paquetísimo y montado sobre un magnífico caballo overo bayo, aperado con un lujo pintoresco. 

En su cintura, sujeta a la espalda en el tirador, se veía una larga y hermosa daga; sobre los costados el paisano ostentaba un par de magníficos trabucos de un brillo deslumbrador, tal era su limpieza. 
-Adiós, demonios -pensó Del Campo para sus adentros-. Esta especie de parque humano no puede ser otro sino Moreira. Si de ésta escapo con vida, lo podré contar como milagro. 

Tales eran las cosas que de Moreira habían contado a Del Campo, que éste creía de buena fe que el gaucho era un bandido asesino que se complacía en matar por lujo, como se dice en el campo. 

Aquel apuesto gaucho encaminó su caballo hacia el del viajero, a quien dio un cortés "buen día, amigo" preguntándole si no había visto en su camino un paisano acompañando a una niña. 


La daga de Moreira - Parte 2

La daga de Moreira es digna de figurar en un museo al lado de la espada del Cid o cualquiera otra arma histórica que simbolice un brazo de extraordinaria pujanza y un corazón de un temple espartano. 

Y ya que nos ocupamos otra vez de Juan Moreira en la descripción de su daga, para agregarla a la segunda edición que de su biografía hacemos, vamos a consignar un episodio de su vida que pinta admirablemente las prendas raras de que estaba dotado y que conocimos después de haber concluido su historia, episodio que nos ha sido relatado por el mismo protagonista. 

El doctor don Leopoldo del Campo, a quien hemos tenido la ventaja de conocer desde estudiante, es un noble carácter unido a una inteligencia clara y robusta, cultivada con verdadero desvelo y dedicación. 
Leopoldo del Campo tiene verdadera pasión por la carrera que ha elegido, pasión que lo lleva a emprender las defensas más arduas, sin el menor interés, pues sus predilectas son aquellas de infelices procesados, que para pagar su trabajo no cuentan más que con su verdadero agradecimiento. 
Es uno de aquellos bellos espíritus, semejante al de Julián María Fernández, que hacen el bien por el solo placer de hacerlo. 

Uno de tantos infelices defendidos gratuitamente por el doctor Del Campo, era un paisano de Navarro cuyo nombre no recordamos en este momento, procesado por homicidio en la persona de otro paisano. 
Del Campo puso su inteligencia y labor al servicio de este paisano con tan feliz éxito, que pocos meses después lo sacaba libre de todo cargo, haciendo resplandecer su inocencia. 

El paisano era un pobre diablo, cuyos únicos bienes de fortuna consistían en un pobre rancho en Navarro y unas pocas ovejas y vacas. Pagó, pues, a su abogado con un sincero agradecimiento y ofreciéndose al gran defensor en lo que valía, por si alguna vez quería hacerle el servicio de ir a pasar una temporada a su rancho en compañía de su mujer y de sus hijitos, a quienes enseñaría su nombre para que lo veneraran sobre todas las cosas de la tierra. En seguida emprendió viaje a su pago con algún dinero que le proporcionó el mismo Del Campo para complemento de su acción noble y desinteresada. 

Llegó un año en que Del Campo tenía grandes tentaciones de ir a tomar un mes de campo, sin ocurrírsele un amigo propietario a quien ir a pedir hospitalidad. 


jueves, 24 de julio de 2014

La daga de Moreira - Parte 1


Concluida la historia de Moreira con que adornamos nuestros folletines, vino a nuestro poder la daga de aquel paisano legendario, que conservaba el señor Melitón Rodríguez como una verdadera pieza de museo. 
La daga de Moreira, con la que llevó a cabo tanta hazaña verdaderamente asombrosa, es un arma que en nada se parece a la de este nombre que usan la generalidad de nuestros paisanos.

Esta arma, cuya hoja es de un completo temple toledano, está entre la daga y el sable: mide ochenta y cuatro centímetros de largo, contando su empuñadura, y sesenta y tres centímetros su hoja sola. 

El ancho de la hoja tiene cerca de la empuñadura como cuatro centímetros y disminuye gradualmente a medida que se aproxima a la punta, hecha, como su filo destruido ya, con una lima. 
La empuñadura de plata maciza, con algunas incrustaciones de oro y llena de delicada obra de cincel, pesa 25 onzas; la forma de esta empuñadura es digna de estudio, pues a ella sin duda debe Moreira la rara suerte de no haber sido herido nunca de hacha. 

La S con que los paisanos adornan las empuñaduras de sus dagas, les sirve para proteger su mano derecha de los golpes de hacha que con tanta maestría barajan. 
Esta S hace converger todos los golpes de hacha en su parte saliente, pero en su parte entrante es fácil, muy fácil, que los hachazos resbalen, yendo a herir el pecho del que la esgrime. 

Moreira había corregido este defecto con increíble suspicacia, colocando en su daga una gran U, en vez de la S vulgar. De este modo había resuelto el problema de hacer converger a la curva de la U todos los golpes de hacha, sin riesgo de su cabeza, de su pecho y de su mano, aunque exponiendo a la fuerza de los mismos hachazos a la U, que se ve rota y soldada en varios puntos. 

El filo de esta arma curiosa bajo todo respecto está lleno de melladuras, una de las cuales penetra como una línea en el centro de la hoja, y que el capitán Varela supone ser un hachazo que él le tiró en la última lucha que sostuvo aquel hombre excepcional, y que paró con aquella parte del filo de la daga, golpe en que se quebró su propia espada. 

Conociendo el peso y las dimensiones de esta arma, se puede calcular la prodigiosa fuerza muscular de aquel hombre, que sin la menor fatiga combatía con ella tan largos intervalos de tiempo. 
Esta daga es la que usó Moreira, por lujo primero, y por necesidad después, siendo la misma que le regalara Adolfo Alsina, y a la que él no hizo otra modificación que la de la S cuando confió a ella sola la defensa de su vida. 


miércoles, 23 de julio de 2014

En un tiempo

Tuve en mi pago en un tiempo
hijos, hacienda y mujer;
pero empecé á padecer,
me echaron á la frontera.
¡Y qué iba á hallar al volver!

Tan solo hallé la tapera.
Sosegao vivia en mi rancho
como el pájaro en su nido;
allí mis hijos queridos
iban creciendo á mi lao...
Solo queda al desgraciao
lamentar el bien perdido.

Mi gala en las pulperias era,
cuando habia mas gente,
ponerme medio caliente,
pues cuando puntiao me encuentro,
me salen coplas de adentro
como agua de la virtiente.

Martin Fierro

Oscar Peterson - A night in Vienna (2004)





Tracklist:
01 Falling In Love With Love
02 Night Time
03 When Summer Comes
04 Cakewalk
05 Requiem
06 Sushi
07 Wheatland
08 The Backyard Blues
09 Satin Doll
10 Sweet Georgia Brown
11 Hymn To Freedom

lunes, 21 de julio de 2014

Martin Fierro

Viene el hombre ciego al mundo,
cuartiándolo  la esperanza,
y á poco andar ya lo alcanzan
las desgracias á empujones.
Jué pucha, que trae liciones
el tiempo con sus mudanzas!

Yo he conocido esta tierra
en que el paisano vivia
y su ranchito tenia
y sus hijos y mujer...
Era una delicia el ver
cómo pasaba sus dias.

martes, 15 de julio de 2014

Para leer en forma interrogativa


Has visto,
verdaderamente has visto
la nieve, los astros, los pasos afelpados de la brisa...
Has tocado,
de verdad has tocado
el plato, el pan, la cara de esa mujer que tanto amás...
Has vivido
como un golpe en la frente,
el instante, el jadeo, la caída, la fuga...
Has sabido
con cada poro de la piel, sabido
que tus ojos, tus manos, tu sexo, tu blando corazón,
había que tirarlos
había que llorarlos
había que inventarlos otra vez.



Julio Cortázar

domingo, 13 de julio de 2014

Un poco de Martín

Ninguno me hable de penas,
porque yo penado vivo,
y naides se muestre altivo
aunque en el estribo esté:
que suele quedarse á pié
el gaucho mas alvertido.

Junta esperencia en la vida
hasta pa dar y prestar
quien la tiene que pasar
entre sufrimiento y llanto;
porque nada enseña tanto
como el sufrir y el llorar.

Martin Fierro

viernes, 11 de julio de 2014

Fredrik Ödman - Parte 2


Biografía

Sus primeras inclinaciones artísticas fueron el dibujo y la pintura, hasta que hace unos 10 años descubrió el mundo de la fotografía y el photoshop que lo ha absorbido por completo.

Habla inglés, noruego, sueco y danés, pero su lenguaje principal es el pictórico, un lenguaje con el que, a través de sus creaciones, nos describe un mundo a veces oscuro, a veces divertido y a veces aterrador.

Su trabajo está perfectamente ejecutado, rodeándolo de fantasía y simbología, cuyas dosis de provocación atraen sin duda al espectador.

Pero no todo en su trabajo son imágenes siniestras y personajes surrealistas. Así, además de sus proyectos característicos ,encontramos otros donde podemos ver desde espectaculares paisajes y escenas de naturaleza (Nature) a fotografías urbanas (Oslo Project) o abstractas composiciones (Bent Stories) o, incluso, publicidad (Assignments).

La luz y el color siguen siendo el eje sobre el que gira su trabajo y que acentúa el efecto visual de su obra.

Las nuevas tecnologías, incluidos el 3D, también son una de las bases en las que se cimienta su trabajo, aunque estas no son suficientes a no ser que haya una buena base creativa de fondo, como es su caso.

http://www.cadadiaunfotografo.com

Fredrik Ödman - Parte 1

Fredrik Ödman es un fotógrafo sueco (nacido en Ängelholm) que tiene la capacidad de crear una realidad alternativa, difuminando los límites entre la fotografía y la pintura. Sus expresiones experimentales son sorprendentes, lo que del gusto de muchos de sus clientes, demostrando en sus montajes fotográficos una habilidad técnica extraordinaria. 


Me encantan las imágenes con una gran riqueza de detalles, las imágenes en las que el espectador sigue descubriendo nuevos detalles, que le llevan a profundizar más en la imagen.
Muchos artistas se sumergen en la técnica y eso no es bueno. Es posible realizar fotografías excelentes con una cámara barata, pero no se pueden hacer con el equipo más caro si no se ha desarrollado el talento y los conocimientos.  Asimismo, no importa cómo se creó una imagen, es el resultado final lo que es importante.

martes, 8 de julio de 2014

Objetos perdidos


Por veredas de sueño y habitaciones sordas
tus rendidos veranos me acechan con sus cantos.
Una cifra vigilante y sigilosa
va por los arrabales llamándome y llamándome,
pero qué falta, dime, en la tarjeta diminuta
donde están tu nombre, tu calle y tu desvelo,
si la cifra se mezcla con las letras del sueño,
si solamente estás donde ya no te busco.

Julio Cortázar


jueves, 3 de julio de 2014

Pan

El origen del dios de la naturaleza Pan no está muy claro, ya que en algunas versio­nes es hijo de Hermes y en otras lo es de Zeus, de Apolo e incluso de Cronos. Tampoco se conoce la identidad de su madre. Su nombre pudo ser Dríope, o quizá Calixto. Quien quiera que fuese, no hay duda de que después de su nacimiento quedó tan sorprendida por la apariencia del bebé, extremadamente hirsuto, con cuer­nos, patas y cola de cabra, que huyó inmediatamente. Afortunadamente las ninfas se apiadaron de él y le llevaron a Arcadia, una deliciosa región llena de bosques y montañas.
Pan era un dios sensual, que se pasaba el día persiguiendo a las ninfas y que tuvo una enorme descendencia con ellas. No sólo las ninfas fueron víctimas de sus caprichos, sino que también sedujo a Selene, la diosa de la Luna, disfrazándose de cordero. La ninfa Siringe, una fanática seguidora de la virginal Artemisa, no tenía intención de caer en sus garras y huyó a la ribera del río Ladón, donde las otras ninfas la protegieron transformándola en brotes de hiedra a petición propia. Después, Pan se hizo su flauta o siringe con los brotes de esa misma hiedra y aprendió a tocar con un aire quejumbroso hasta llegar a compe­tir con Apolo y su lira. Apolo ganó el con­curso, a pesar del apoyo de Midas, el des­graciado rey frigio, que prefería la manera de tocar de pan, por lo que el dios le castigó obligándole a llevar orejas de burro (ver Apolo y Midas).
Como dios de los bosques y de los campos, Pan vigilaba la fertilidad de los rebaños. Se trataba de un dios benevolente al que le gustaba vivir al aire libre. No obstante, cualquiera que le molestase descubriría su otra cara, pues podía enfurecer y hacer temblar de miedo a los demás: de ahí la palabra «pánico». También podía sembrar el terror entre los ejércitos. Según los atenienses, hizo huir a los soldados persas durante la batalla de Maratón, en el 490 a.C, en la que los griegos estaban en desventaja. Un altar dedicado a Pan en Atenas muestra el agradecimiento de Atenas por su ayuda.
Los dioses romanos Silvano y Fauno se identificaban con Pan, aunque el último se diferencia de él en varios aspectos

miércoles, 2 de julio de 2014

Nocturno



Tengo esta noche las manos negras, el corazón sudado
como después de luchar hasta el olvido con los ciempiés del humo.
Todo ha quedado allá, las botellas, el barco,
no sé si me querían, y si esperaban verme.
En el diario tirado sobre la cama dice encuentros diplomáticos,
una sangría exploratoria lo batió alegremente en cuatro sets.
Un bosque altísimo rodea esta casa en el centro de la ciudad,
yo sé, siento que un ciego está muriéndose en las cercanías.
Mi mujer sube y baja una pequeña escalera
como un capitán de navío que desconfía de las estrellas.
Hay una taza de leche, papeles, las once de la noche.
Afuera parece como si multitudes de caballos se acercaran
a la ventana que tengo a mi espalda.



Julio Cortázar

Técnicas de Rubens y Rembrandt