domingo, 7 de septiembre de 2014

LA OBEDIENCIA PASIVA



La obediencia pasiva, el silencio, la inmovilidad, considerados todavía con demasiada frecuencia como signos demostrativos del orden, no engendran el orden verdadero sino que tienden a ahogar la espontaneidad, la iniciativa, el querer interior que se expresa mediante impulsos originales, a encoger al niño sobre sí mismo, a engendrar disimulo o apatía.


por Rosa Agazzi
Ilustración de Silvano Braido

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