sábado, 6 de diciembre de 2014

EL SECRETO, LA CONFIDENCIA Y LA PSICOTERAPIA – Parte 2





 El secreto por lo general está mas vinculado a personalidades con una estructura de valores muy rígido y punitivo, en donde la idea de “falta” o “pecado” está presente y amenazante. Por ello cuando alguna experiencia no es aceptada por  dicho sistema de valores o creencias, la experiencia es guardada como un secreto, si no es reprimida y confinada a los límites de lo  inconsciente. Este tipo de personalidad en su adaptarse a los cambios que exige la vida se flexibiliza a un costo muy grande (acompañado de sufrimiento) permitiendo que algunas de las experiencias reprimidas pasen a la conciencia y el sujeto las reconozca como suyas, pero las mantiene como secretos pues las considera como “travesuras” que prefiere mantener en reserva.

 Entonces tenemos que existe una amplísima variedad de secretos, algunos sirven para formar lazos o alianzas entre personas que los comparten, existe los circunstanciales, aquellos que tienen fecha de inicio y fin establecida, cuyo contenido no es “de vida o muerte”; así como también están los otros, cuyo contenido resulta muy incómodo o doloroso. Pudiendo ser entonces algo normal y cotidiano, así como también motivo de una psicoterapia.
  

La confidencia o confesión

  
La confesión o confidencia viene a ser una reconciliación, con uno mismo y con el mundo, a través del receptor de la revelación.  Implica aceptar a otra persona como digna de compartir el secreto y aceptarse a sí mismo como preparado para ser aceptado en nuestra real dimensión.
 La declaración de lo oculto en estos casos se da como parte de la liberación del impulso contenido que busca abrirse paso, tentando la aceptación o acogimiento de otra persona.
 La confidencia implica también en parte la restauración de la confianza en la condición humana, en la capacidad de perdonar y ser perdonado, en aceptar a otro ser humano tal como es y ser igualmente aceptado.
  El desahogo es menos común en la mayoría de las personas y de las situaciones. Por lo general se da como respuesta a una crisis que ha hecho posible el desembalse de la emoción y de los sentimientos contenidos que  acompañaban al secreto. Entonces con la confesión viene el alivio que produce el verse libre del conflicto entre los elementos represivos como la culpa, la vergüenza, el miedo, etc. y aquellos que impulsos que igualmente se hallan en el sujeto y pugnan por la reivindicación de los eventos reprimidos o guardados en secreto.
 La confesión viene a ser una suerte de rendición ante alguien reconocido como poseedor de cualidades extraordinarias o de la capacidad de librar a la persona del malestar que le produce el secreto.  Siendo elegidos por lo general para estos fines un sacerdote o un “amigo (a) íntimo”, quienes estarían en buena disposición para tan delicada labor. Sin embargo muchas personas se equivocan al escoger a los depositarios de sus confidencias y lo hacen en gente inmadura, que no posee un genuino interés por el bienestar de quien realiza  la confidencia o no posee una actitud saludable frente a la vida.

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