miércoles, 8 de abril de 2009

Cortázar: cartas de los años tristes


Las misivas cubren la etapa en que el autor contrae leucemia y su esposa muere.

Una editorial española publicará las cartas que a principios de los '80 se escribieron Julio Cortázar, Carol Dunlop -su última mujer- y una traductora serbocroata, Silvia Monrós-Stojakovic. Poco reconocibles como textos de Cortázar, son casi veinte cartas sobre viajes, amor y enfermedades. Además, varias de ellas recuerdan los días en que el matrimonio recorrió Francia y escribió en conjunto el que sería uno de los últimos libros de Cortázar, Los autonautas de la cosmopista.

Correspondencia. Julio Cortázar, Carol Dunlop, Silvia Monrós-Stojakovic (Alpha Decay) saldrá a la venta en España el próximo 13 de abril. La recopilación (que mantiene las imperfecciones del castellano de Dunlop y Monrós) incluye nueve cartas y postales del escritor argentino, cinco cartas de Dunlop y otras tantas de Monrós-Stojakovic, que entonces trabajaba en la traducción de Rayuela al serbio-croata. El diario español El País publicó ayer un adelanto con una larga carta de Dunlop y tres más breves de Cortázar. Aunque no son las mejores páginas del escritor argentino, reconstruyen uno de los períodos más tristes de su vida: los años en los que pierde a su mujer y en los que prácticamente abandona la escritura debido a los compromisos políticos (o literarios) que lo tenían de viaje alrededor del mundo.
"Hace nueve o diez días que estamos viviendo en el camioncito, en la orilla de la autopista del Sur", le cuenta Dunlop a Silvia Monrós en una carta escrita en agosto de 1981, en pleno viaje entre París y Marsella. La idea era parar "un día en cada parking y escribir juntos un libro alrededor de la experiencia, tomándoles el pelo a los antiguos exploradores y gozando de la ironía de tomar el camino más rápido y más 'civilisado' para hacer un viaje realmente de torturas". De hecho, en diez días apenas habían recorrido 140 kilómetros.

Dunlop adelanta en esa carta que el último "ha sido uno de los años más bellos y más horribles de mi vida". Por un lado, celebra ese viaje con "el grandote" en el que todo era escritura, música, lectura y erotismo. Pero a mitad de la carta hace una revelación terrible. "Hace casi un año que sé, y soy la única en saberlo fuera de los médicos, que Julio tiene una leucemia crónica. El no lo sabe ni lo tiene que saber", cuenta Dunlop unos párrafos antes de confesar que a ella también le diagnosticaron un cáncer y que "tampoco podía decir la verdad a Julio".

Carol murió el 2 de noviembre de 1982 y de ahí en más aparece un Cortázar desconsolado. Su respuesta -pocos días después- a una postal de la traductora, ocupa un brevísimo párrafo en el que le comunica la mala noticia. "Estoy en un pozo negro y sin fondo. Pero no pienses en mí, piensa en ella, luminosa y tan querida, y guárdala en tu corazón". El aire melancólico continúa en una nueva carta de Cortázar fechada en marzo de 1983. "Silvia, no te escribiré más por hoy, me cuesta hacerlo, estoy tan solo y tan deshabitado (...) Me concentro en la terminación del libro que Carol y yo hicimos juntos y que reseña ese viaje de París a Marsella que duró más de un mes y que nos trajo tanta felicidad".

El libro, Los autonautas de la cosmopista, fue uno de los últimos que Cortázar publicó en vida. Murió en febrero de 1984, por la leucemia. En sus cartas, Dunlop revelaba el tratamiento con el que había mantenido la enfermedad de su marido a raya. "Ya casi no hace la mimosa y sabe que si le ocurre disfrazarse de viejo, como intentó (...) durante la convalecencia, le doy una palisa de joven".



No hay comentarios.:

Publicar un comentario