sábado, 30 de julio de 2011

La vida de todo hombre

La vida de todo hombre es un camino hacia sí mismo,
la tentativa de un camino, la huella de un sendero.
Ningún hombre ha sido nunca por completo él mismo;
pero todos aspiran a llegar a serlo, oscuramente unos, más claramente otros,
cada uno como puede. Todos llevan consigo, hasta el fin,
viscosidades y cáscaras de huevo de un mundo primordial.
Alguno no llega jamás a ser hombre,
y sigue siendo rana, ardilla u hormiga.
Otro es hombre de medio cuerpo arriba, y el resto, pez.
Pero cada uno es un impulso de la Naturaleza hacia el hombre.
Todos tenemos orígenes comunes: las madres;
todos nosotros venimos de la misma sima,
pero cada uno –tentativa e impulso desde lo hondo- tiende a su propio fin.
Podemos comprendernos unos a otros, pero sólo a sí mismo puede interpretarse cada uno.

Hermann Hesse

viernes, 29 de julio de 2011

Frank Zappa - I'm the slime

El derecho de matar

Tal vez querrás cantar al mundo la causa de tu fatiga, el por qué de tus dolores y tus amarguras...
Y tus versos, tus estrofas, tus palabras, habrán de respirar odio, odio enorme, odio que no se fatigará en su carrera, odio incansable...
Y gritarás a los hombres que la mujer es un ser maldito... remanso eterno donde la perversidad gira en torno de su mismo centro... Ave Fénix que muere y resurge de sus propias cenizas... fuente inagotable de impurezas... vertiente fecunda en cuyos surtidores cantan la falsía, la lujuria y el crimen. Dirás todo esto y tal vez mucho más...
Y será entonces cuando la humanidad, por los labios de sus mujeres culpables y por boca de sus hombres eróticos, cornudos y cobardes, habrá de enrostrarte la frase imbécil que viene rodando desde hace siglos hasta hoy... frase que quizá en este momento tu alma joven, la modula en silencio.

Y ellos dicen, y tal vez tú me estás diciendo: Denigras y maldices a la mujer y al hacerlo estás denigrando y maldiciendo a tu propia madre...

Por fin podrás arrojarles a ellos la estúpida mordaza que quieren imponerte a ti, como la impusieron a los demás...

Raúl Barón Biza

jueves, 28 de julio de 2011

Todo tuyo siempre todavía.

Tuyo todo por siempre hasta hoy y luego,
tuyo siempre porque para ser lo necesito,
siempre todo tuyo,
siempre aunque siempre nunca sea,
todo íntegro tuyo siempre y hasta ahora
más el próximo nuevo instante cada vez.
Con todo el tiempo el mundo a nuestro alcance,
todo el tiempo del mundo que es igual a la próxima noche,
todo tuyo siempre todavía.
Seguro de sobrevivir mañana tuyo,
siempre tuyo desde hoy en cada mañana de mañana.
Enamorado de ti, siempre y ahora, sin recuerdos,
en presente siempre amándote,
eternamente tuyo,
todo tuyo siempre todavía.

Darío Jaramillo

lunes, 25 de julio de 2011

Decir que no

Ya lo sabemos
es difícil
decir que no
decir no quiero

ver que el dinero forma un cerco
alrededor de tu esperanza
sentir que otros
los peores
entran a saco por tu sueño

ya lo sabemos
es difícil
decir que no
decir no quiero

no obstante
cómo desalienta
verte bajar tu esperanza
saberte lejos de ti mismo

oírte
primero despacito
decir que sí
decir sí quiero
comunicarlo luego al mundo
con un orgullo enajenado

y ver que un día
pobre diablo
ya para siempre pordiosero
poquito a poco
abres la mano

y nunca más
puedes cerrarla.

Mario Benedetti

Beast of Bourden

Ahora todo está claro

Cuando el presidente carter
se preocupa tanto
de los derechos humanos

parece evidente que en ese caso
derecho no significa facultad
o atributo
o libre albedrío
sino diestro
o antizurdo
o flanco opuesto al corazón
lado derecho en fin

en consecuencia
¿no sería hora
de que iniciáramos
una amplia campaña internacional
por los izquierdos humanos?

Mario Benedetti

viernes, 22 de julio de 2011

Atolondrado y confuso


Atolondrado y confuso,
demasiado lleno de ruidos,
sin centro ni reposo,
desconectado del otro lado de la piel,
aturdido por el interminable crujir de este corazón
-tierra cuarteada, ceniza gris en el pecho-,
así pasan estas noches de calor y duermevela,
estas noches en que no estoy contigo.

Darío Jaramillo Agudelo

Yo huelo a ti

Me persigue tu olor, me persigue y me posee.
No es este olor un perfume sobrepuesto sobre ti,
no es el aroma que llevas como una prenda más:
es tu olor más esencial, tu halo único.
Y cuando, ausente, mi vacío te convoca,
una ráfaga de ese aliento me llega del lugar más tierno de la noche.
Yo huelo a ti
y tu olor me impregna después de estar juntos en el lecho,
y ese fino aroma me alimenta,
y ese aliento esencial me sustituye.

Yo huelo a ti.

Dario Jaramillo Agudelo

domingo, 17 de julio de 2011

El mediocre


El hombre mediocre es incapaz de usar su imaginación para concebir ideales que le propongan un futuro por el cual luchar. De ahí que se vuelva sumiso a toda rutina, a los prejuicios, a las domesticidades y así se vuelva parte de un rebaño o colectividad, cuyas acciones o motivos no cuestiona, sino que sigue ciegamente.

El mediocre es dócil, maleable, ignorante, un ser vegetativo, carente de personalidad, contrario a la perfección, solidario y cómplice de los intereses creados que lo hacen borrego del rebaño social. Vive según las conveniencias y no logra aprender a amar. En su vida acomodaticia se vuelve vil y escéptico, cobarde. Los mediocres no son genios, ni héroes ni santos.

Un hombre mediocre no acepta ideas distintas a las que ya ha recibido por tradición (aquí se ve en parte la idea positivista de la época, el hombre como receptor y continuador de la herencia biológica), sin darse cuenta de que justamente las creencias son relativas a quien las cree, pudiendo existir hombres con ideas totalmente contrarias al mismo tiempo.
A su vez, el hombre mediocre entra en una lucha contra el idealismo por envidia, intenta opacar desesperadamente toda acción noble, porque sabe que su existencia depende de que el idealista nunca sea reconocido y de que no se ponga por encima de sí.

José Ingenieros

viernes, 15 de julio de 2011

UNA TEMPORADA EN EL INFIERNO (Fragmento)

Antaño, si mal no recuerdo, mi vida era un festín
Donde todos los corazones se abrían, donde corrían
Todos los vinos.

Una noche, senté a la Belleza en mis rodillas. -Y
La encontré amarga.- Y la injurié.
Tomé las armas contra la justicia.
Huí. ¡Oh brujas, oh miserias, oh rencor a vosotros
Fue confiado mi tesoro!

Logré que se desvaneciera de mi espíritu toda
esperanza humana. Salté sobre toda alegría, para
estrangularla, con el silencioso salto de la bestia feroz.
Llamé a los verdugos para morder, al morir, la
Culata de sus fusiles. Llamé a las plagas para ahogarme
Con arena, con sangre. La desgracia fue mi dios.
Me revolqué en el fango. Me sequé con el aire del
crimen. Y jugué unas cuantas veces a la demencia.
Y la primavera me trajo la horrible risa del idiota.

Pero, hallándome recientemente a punto de lanzar
el último gallo, se me ocurrió buscar la llave del
Antiguo festín, donde quizá recuperara el apetito.
La caridad es esa llave. -¡Esta inspiración demuestra
Que he soñado!
"Seguirás siendo hiena, etc....", exclama el
demonio que me coronó con tan amables amapolas.
"Gana la muerte con todos tus apetitos, y tu egoismo,
y todos los pecados capitales."

Ah, demasiado harto estoy de eso: -Pero, querido
Satán, te conjuro: ¡una pupila menos irritada!
Y, en espera de algunas pequeñas infamias que se
Demoran, para ti que prefieres en el escritor la ausencia
De facultades descriptivas o instructivas, desprendo
Estas horrendas hojas de mi cuaderno de condenado.

RIMBAUD

jueves, 14 de julio de 2011

Nietzsche, el insomne y el ratón (Final)

Receloso de esa cosa hablante, Claudio le preguntó por su nombre.

-Me llamo Gilberto, pero prefiero que me llamen Zaratustra- respondió el ratón.
-Bien. Ahora dime, Zaratustra, debes tener claro que no es nada de ordinario que tú y yo estemos dialogando así con tanta facilidad, ¿no?
-Lo único que me queda claro es que tú y yo nos estamos entendiendo- respondió Zaratustra.
-Hum, algo que nunca pude lograr con mi ex mujer, en eso, tienes mucha razón. ¿Quieres un buen pedazo de queso? ¿Algo de vino?
El ratón aceptó y, de este modo, hombre y ratón dialogaron de lo humano y lo divino hasta pasadas las diez de la mañana. En esa dilatada conversación, el roedor, ya más emparafinado por los muchos dedales de vino que consumió, le contó que había aprendido a conocer a los grandes filósofos, y en especial a Nietzsche, en la Biblioteca Nacional. Y que aplicaba en cada segundo de su roedora vida esa sabiduría y esa profundidad de los grandes maestros. Para los otros roedores, él era un paria, una cosa absolutamente extraña. Claudio, le confesó, por su parte, que había descubierto tras esa larga charla que él era infinitamente más inteligente e interesante que su propio jefe, un connotado jurisconsulto. El ratoncillo, agradeció tal elogio, pero le dijo que no lo sorprendía para nada, ya que contemplando la TV, se había percatado que la gente elegía de presidentes de la república a unos verdaderos patanes.

Convinieron en continuar conversando a la noche siguiente, pero a Claudio le seducía mucho la idea de ganar millones explotando el talento de Zaratustra.

Al día siguiente, todo pudo quedar truncado tras la incursión de Satán, un gato enorme que ingresó furtivamente a la casa de Claudio, husmeando la presencia del ratón. Zaratustra dormitaba sobre un diván, cuando de pronto sintió el peso de una pata enorme sobre su barriga. Fue tal el terror que lo embargó, que sus orejitas se alzaron como un par de antenas. El gato comenzó a relamerse, mientras achinaba sus ojos.
Zaratustra, ensayó una frase: -¡Oh soledad! ¡Soledad, patria mía! que fue nada más que un chillido ratonil, traducido en palabras. El gato lo contempló con curiosidad. No esperaba aquello, sino, al ratoncillo temblando de miedo en un rincón de la pieza. Por lo que, desorientado, alzó su pata y permitió que Zaratustra huyera a su madriguera.

Zaratustra intuía que Claudio intentaba traicionarlo. Pero le seguía el juego. No por nada, de tanto leer a Nietzsche, el ratón había aprendido a conocer el alma humana. Por lo tanto, aguardaba en cualquier momento el zarpazo artero del que ahora se decía su amigo. Visto de esa forma, confiaba cien veces más en Satán, el gato, que en ese hombre.

Después de una prolongada disquisición filosófica, y tras muchos brindis de buen vino, Zaratustra perdió la conciencia y cuando despertó, estaba encerrado en una pequeña jaulita. Un hombre regordete lo contemplaba con viva admiración. Había escuchado hablar entre sueños al pequeño ratoncillo y eso había sido suficiente para pagarle una elevada suma de dinero a Claudio a cambio de esta maravilla.

-Ah, veo que mi personaje ha despertado- exclamó el Profesor Linchstrauss. ¿Me podría explicar su señoría si es habitual que beba alcohol?
-Las costumbres del hombre son tan perniciosas, que si los animales las imitaran, pronto se extinguiría toda especie- dijo el ratón con una vocecita clara, pese al trasnoche.
-Ooooh, ¿Nietzsche?
-No. Una simple reflexión mía- repuso Zaratustra, absolutamente desilusionado de Claudio, quien lo había traicionado tan arteramente.

El pobre ratoncillo fue sometido a diversos análisis para entender la mecánica que lo impulsaba a hablar y razonar como lo haría cualquier cristiano. Más tarde se determinó que se enviaría a Alemania para ser estudiado por los más connotados científicos de ese país. La vida del pobre Zaratustra se había transformado en una pesadilla. A no dudarlo, habría preferido no pronunciar ningún vocablo, con el beneficio cierto de ser considerado como un simple roedor, despreciado y anónimo.

Pero, Zaratustra tuvo su momento de gloria, cuando le colocaron una cámara de video y un micrófono cerca de su rostro. Conminado a pronunciar algunas palabras para una vasta red televisiva, descargó toda su furia contra ese hombre que había comerciado con él. –Claudio Romani es un perverso ser del cual no se puede confiar. Ustedes lo reconocerán por su calva y sus pies enormes.

Desde ese momento, Claudio fue un hazmerreír a nivel mundial, tanto así que al poco tiempo huyó a Nueva Zelandia para ocultarse en la montaña más agreste de ese país isleño. Esa fue la dulce venganza del ratoncillo.

Como Zaratustra demostró ser un excelente negociador y una de las mentes más brillantes del orbe, fue nombrado Profesor Emérito de Filosofía y se le asignó una lujosa vivienda en un barrio elegantísimo. Por supuesto, libre de gatos que pudieran borrar de una plumada a este ahora galardonado roedor.

Pero nada es completo, sin que exista esa cosa intangible, pero tan necesaria para rubricar cualquier relato, hablo del amor. Cierta tarde en que Zaratustra revisaba unos incunables sobre la obra póstuma de Nietzsche, escuchó una dulce vocecita detrás suyo. Era Eloísa, una ratita blanca que también tenía el don de la palabra y que al ver al ratoncillo en la televisión, había quedado prendada de él.
-Hola- dijo la ratita, -¿te puedo acompañar?
-Zaratustra se volteó y se enamoró de inmediato de esa bella desconocida.

Años después, la lujosa vivienda era habitada por papá Zaratustra, mamá Eloísa y diez hermosos ratoncitos que jugueteaban libremente por todos los espacios.

Algunos dirán que este es un final burgués, de película norteamericana. Otros, que es un cuento ridículo que no merece ni siquiera ser leído. Pero, sea como sea, debo señalar que el corazón de Zaratustra no fue nunca más feliz que cuando latió por Elisa, su bella compañera…


lunes, 11 de julio de 2011

Manuel Wirtz - Hoy te necesito

Explicación de la alegoría de la línea de Platón.




Vamos a tratar la alegoría de la línea, también conocida como la analogía de la línea dividida.

En este texto Platón sostiene la existencia de dos mundos, el visible y el inteligible. Analicemos su visión sobre cada uno de ellos detenidamente.

En el mundo visible, el Sol cumple un rol importante. Platón había observado que de día, ante su presencia, los colores de los objetos eran visibles. Por otra parte de noche, ante su ausencia, todo estaba en tinieblas. Es entonces que llega a la conclusión de que el ojo ve los objetos visibles gracias a la luz emanada del Sol.

Analógicamente, Platón define un mundo inteligible. Así como lo visible es lo que se puede apreciar con el ojo, lo inteligible es lo que se puede apreciar con la inteligencia. En este mundo, la 'Idea del Bien' actúa como el Sol, irradiando verdad y ser a los objetos inteligibles, para que de esta forma puedan ser conocidos. El filósofo sostiene que lo que no es iluminado por la 'Idea del Bien' es lo que nace, se corrompe y muere.

¿Qué relación establece Platón entre estos dos mundos? El filósofo griego observó que los objetos visibles poseen sombras y reflejos, a los que denominó imágenes. De esta forma argumenta que la imagen es al objeto visible lo que la opinión es al entendimiento. También afirma que el objeto visible es usado como imagen para comprender algo que sólo puede ser conocido por el entendimiento, aduciendo que un cuadrado dibujado sirve para entender la verdadera figura geométrica.

Su visión afirma que el Bien y el Sol reinan estos dos mundos, siendo el primero el que engendró al segundo a su semejanza.

Sin duda alguna, Platón disfrutaba creando analogías. Su discípulo Aristóteles sería el primero en refutarlo diciendo que su pensamiento 'duplica innecesariamente el número de las cosas'. Dice la leyenda que, al ser cuestionado por sus diferencias con su maestro, Aristóteles se defendió diciendo: 'Soy amigo de Platón, pero más amigo soy de la verdad'.

De esta disputa emanaron dos enormes ramas de la filosofía.


domingo, 10 de julio de 2011

La alegoría de la línea


... No, no lo hagas-dijo.

-Pues bien -dije-, observa que, como decíamos, son dos, y que reinan, el uno en el género y región inteligibles (el Bien), y el otro, en cambio, en la visible (el sol); y no digo que en el cielo para que no creas que juego con el vocablo. Sea como sea, ¿tienes ante tí esas dos especies, la visible y la inteligible?

-Las tengo.

-Toma, pues, una línea que esté cortada en dos segmentos desiguales y vuelve a cortar cada uno de los segmentos, el del género visible y el del inteligible, siguiendo la misma proporción. Entonces tendrás, clasificados según la mayor claridad u oscuridad de cada uno: en el mundo visible, un primer segmento, el de las imágenes. Llamo imágenes ante todo a las sombras, y en segundo lugar, a las figuras que se forman en el agua y en todo lo que es compacto, pulido y brillante, y a otras cosas semejantes, si es que me entiendes.

-Sí que te entiendo.

-En el segundo pon aquello de lo cual esto es imagen: los animales que nos rodean, todas las plantas y el género entero de las cosas fabricadas.

-Lo pongo-dijo.

-¿Accederías acaso -dije yo- a reconocer que lo visible se divide, en proporción a la verdad o a la carencia de ella, de modo que la imagen se halle, con respecto a aquello que imita, en la misma relación en que lo opinado con respecto a lo conocido?

-Desde luego que accedo- dijo,

-Considera, pues, ahora, de qué modo hay que dividir el segmento de lo Inteligible.

-¿Cómo?






- De modo que el alma se vea obligada a buscar la una de las partes sirviéndose, como de imágenes, de aquellas cosas que antes eran imitadas, partiendo de hipótesis y encaminándose así, no hacia el principio, sino hacia la conclusión; y la segunda, partiendo también de una hipótesis, pero para llegar a un principio no hipotético y llevando a cabo su investigación con la sola ayuda de las ideas tomadas en sí mismas y sin valerse de las imágenes a que en la búsqueda de aquello recurría.

-No he comprendido de modo, suficiente -dijo-eso, de que hablas.

-Pues lo diré otra vez - contesté-. Y lo entenderás mejor después del siguiente preámbulo. Creo que sabes que quienes se ocupan de geometría, aritmética y otros estudios similares, dan por supuestos los números impares y pares, las figuras, tres clases de ángulos y otras cosas emparentadas con éstas y distintas en cada caso; las adoptan como hipótesis, procediendo igual que si las conocieran, y no se creen ya en el deber de dar ninguna explicación ni a sí mismos ni a los demás con respecto a lo que consideran como evidente para todos, y de ahí es de donde parten las sucesivas y consecuentes deducciones que les llevan finalmente a aquello cuya investigación se proponían.

-Sé perfectamente todo eso- dijo.

-¿Y no sabes también que se sirven de figuras visibles acerca de las cuales discurren, pero no pensando en ellas mismas, sino en aquello a que ellas se parecen, discurriendo, por ejemplo, acerca del cuadrado en sí y de su diagonal, pero no acerca del que ellos dibujan, e igualmente en los demás casos; y que así, las cosas modeladas y trazadas por ellos, de que son imágenes las sombras y reflejos producidos en el agua, las emplean, de modo que sean a su vez imágenes, en su deseo de ver aquellas cosas en sí que no pueden ser vistas de otra manera sino por medio del pensamiento?

-Tienes razón-dijo.

XXI. -Y así, de esta clase de objetos decía yo que era inteligible, pero que en su investigación se ve el alma obligada a servirse de hipótesis y, como no puede remontarse por encima de éstas, no se encamina al principio, sino que usa como imágenes aquellos mismos objetos, imitados a su vez por los de abajo, que, por comparación con éstos, son también ellos estimados y honrados como cosas palpables.

-Ya comprendo -dijo-; te refieres a lo que se hace en geometría y en las ciencias afines a ella.

-Pues bien, aprende ahora que sitúo en el segundo segmento de la región inteligible aquello a que alcanza por sí misma la razón valiéndose del poder dialéctico y considerando las hipótesis no como principios, sino como verdaderas hipótesis, es decir, peldaños y trampolines que la eleven hasta lo no hipotético, hasta el principio de todo; y una vez haya llegado a éste, irá pasando de una a otra de las deducciones que de él dependen hasta que, de ese modo, descienda a la conclusión sin recurrir en absoluto a nada sensible, antes bien, usando solamente de las ideas tomadas en sí mismas, pasando de una a otra y terminando en las ideas.

-Ya me doy cuenta -dijo-, aunque no perfectamente pues me parece muy grande la empresa a que te refieres, de que lo que intentas es dejar sentado que es más clara la visión del ser y de lo inteligible que proporciona la ciencia dialéctica que la que proporcionan las llamadas artes, a las cuales sirven de principios las hipótesis; pues aunque quienes las estudian se ven obligados a contemplar los objetos por medio del pensamiento y no de los sentidos, sin embargo, como no investigan remontándose al principio, sino partiendo de hipótesis, por eso te parece a ti que no adquieren conocimiento de esos objetos que son, empero, inteligibles cuando están en relación con un principio. Y creo también que a la operación de los geómetras y demás la llamas pensamiento, pero no conocimiento, porque el pensamiento es algo que está entre la simple creencia y el conocimiento.

- Lo has entendido -dije- con toda perfección. Ahora aplícame a los cuatro segmentos estas cuatro operaciones que realiza el alma: la inteligencia (nóesis), al más elevado; el pensamiento (diánoia), al segundo; al tercero dale la creencia (pístis) y al último la imaginación (eikasía); y ponlos en orden, considerando que cada uno de ellos participa tanto más de la claridad cuanto más participen de la verdad los objetos a que se aplica.

-Ya lo comprendo-dijo-; estoy de acuerdo y los ordeno como dices.



Según la versión de J.M. Pabón y M. Fernández Galiano, Instituto de Estudios Políticos, Madrid, 1981 (3ª edición)

viernes, 8 de julio de 2011

Libertad - (Charles Bukowski)

ESTA TERNURA



Esta ternura y estas manos libres,
¿a quién darlas bajo el viento ? Tanto arroz
para la zorra, y en medio del llamado
la ansiedad de esa puerta abierta para nadie.
Hicimos pan tan blanco
para bocas ya muertas que aceptaban
solamente una luna de colmillo, el té
frío de la vela la alba.
Tocamos instrumentos para la ciega cólera
de sombras y sombreros olvidados. Nos quedamos
con los presentes ordenados en una mesa inútil,
y fue preciso beber la sidra caliente
en la vergüenza de la medianoche.
Entonces, ¿nadie quiere esto,
nadie?

Pasión

Tú tienes, para mí, todo lo bello
que cielo y tierra y corazón abarcan;
la atracció estelar -¡de esas estrellas
que atraen como tus lágrimas!

La sinfonía sacra de los seres,
los vientos y los bosques y las aguas,
en el lenguaje mudo de tus ojos
que, mirándome, hablan;

Los atrevidos rasgos de las cumbres
que la celeste inmensidad asaltan,
en las gentiles curvas de tu seno...
¡Oh, colina sagrada!

Y el desdeñoso arrastre de las olas
sobre los verdes juncos y las algas,
en el raudo vagar de tu memoria
por mi vida de paria.

Yo tengo, para ti, todo lo noble
que cielo y tierra y corazón abarcan;
el calor de los soles, -¡de los soles
que, como yo, te aman!

El gemido profundo de las ondas
que mueren a tus pies sobre la playa,
en el tapiz purpúreo de mi espíritu
abatido a tus plantas.

La claridad celeste de los besos
de tu madre bendita, en la mañana,
en la caricia augusta con que tierna
te circunda mi alma.

¡Tú tienes, para mí todo lo bello;
yo tengo, para ti, todo lo que ama;
tú, para mí, la luz que resplandece,
yo, para ti, sus llamas!

martes, 5 de julio de 2011

¡Molto piu Avanti!

Los que vierten sus lágrimas amantes
sobre las penas que no son sus penas;
los que olvidan el son de sus cadenas
para limar las de los otros antes;


Los que van por el mundo delirantes
repartiendo su amor a manos llenas,
caen, bajo el peso de sus obras buenas,
sucios, enfermos, trágicos,... ¡sobrantes!


¡Ah! ¡Nunca quieras remediar entuertos!
¡nunca sigas impulsos compasivos!
¡ten los garfios del Odio siempre activos
los ojos del juez siempre despiertos!


¡Y al echarte en la caja de los muertos,
menosprecia los llantos de los vivos!



Pedro Bonifacio Palacios

sábado, 2 de julio de 2011

Mirar la muerte


"Dibújate en el pecho los dragones peleando. Cuida la ejecución. Vigila los detalles. No uses pincel de cerda, ni pelo de conejo; procura lo más suave: bigote de ratón o cabello de niño. Las cabezas llameantes formarán una cara: las crestas de los monstruos dibujarán las cejas, las garras una boca sonriente. No te apures. No malgastes. Usa la tinta negra como si fuera oro. Invoca al levantarte. Medita cada trazo. Porque con esos ojos vas a mirar la muerte".

Severo Sarduy