martes, 27 de julio de 2010

Sueños de Gloria

Es raro que una persona que haya vivido en el barrio madrileño de Lavapiés, en los años 50, no recuerde a Gloria Domínguez Carpio. Era una mujer muy poco agraciada, solterona y sin ningún pretendiente, se ganaba la vida fregando suelos, no tenía familiares cercanos ni amigos, su casa era una habitación sin ventanas y, en resumen, su existencia se limitaba a trabajar y a dormir, pero todos la envidiaban. Se la veía feliz.

Algunos de los que rozaron por instantes la vida de Gloria no perdieron la oportunidad de preguntarle -con más indiscreción que sutileza- cuál era la razón de su desconcertante estado anímico. Y, palabras textuales de la señora Domínguez: “La gente me tomaba por una jovencita loca, por una loca clínica, mas no desgraciada. No lo decían, pero sus miradas bastaban. Además, se despedían de inmediato y no volvían a tocar el tema. Explicarles que mi alegría se debía a la ilusión de llegar a casa para dormir cuanto antes y así soñar el mayor tiempo posible les parecía demencial”.

Ella no recuerda desde cuando empezó a vivir en sus sueños. También asegura no conservar imágenes de sus primeros años en casa de sus padres. Le gusta creer que llegó a ese mundo perfecto por casualidad, gracias a su curiosidad infantil. Sin embargo, Andrés Blanco, ex empleado del clausurado orfelinato Santa María, donde ella se crió, plantea que fue el dolor profundo y constante lo que la llevó a refugiarse en la fantasía. En todo caso, más allá del origen, lo relevante en su juventud era su presente. Y el presente no es algo que se ve o se toca o que está en el entorno, sino aquello que se siente y se percibe. Por eso mismo su felicidad era tan real.

En los años 50, al salir del trabajo, Gloria evitaba cualquier tipo de contratiempo para llegar a su casa. Una vez ahí, se quitaba los zapatos en la entrada, abría el baúl que contenía las conservas, sacaba una, cogía la barra de pan, cortaba un trozo, ponía una fruta junto a su plato y comía lo necesario. Tras terminar, colocaba los utensilios sucios en un barreño que poseía una tapa hermética para contener los olores. Después, salía al pasillo y entraba al baño comunitario. Ya bañada y en pijama, se iba directa a la cama. Esa rutina la seguía de lunes a viernes. El sábado, se despertaba a las 10 de la mañana, tomaba desayuno, realizaba las compras de la semana, lavaba todos los utensilios y la ropa, limpiaba su casa, comía algo más contundente que los otros días, salía al pasillo, entraba al baño y, finalmente, se iba a dormir, hasta el lunes, día en que se levantaba un poco antes de lo habitual para recoger la ropa del tendedero.

Su casa era una habitación de 12 metros cuadrados, donde al apagar la luz era imposible distinguir si era de día o de noche. Tenía un colchón muy cómodo -colocado directamente sobre el suelo-, un armario salido, el baúl de las conservas, una caja con los utensilios, el barreño y una pequeña mesa personal de 20 centímetros de altura, sobre la que estaba el frutero y la panera. Nada más, ni siquiera polvo.

Apenas se acostaba entre las delicadas sábanas, Gloria despertaba junto a su marido y hacía el amor, sintiendo las caricias de los primeros rayos del sol. Después alistaba a sus dos hijos para ir al colegio mientras él les preparaba la merienda. El resto del día lo iba construyendo a su antojo. Pero no siempre fue de ese modo. Al comienzo dedicaba mucho tiempo a concentrarse en algo específico para soñar con ello, y a menudo no resultaba. Cuando eso le fue fácil, empezó a manipularlos desde dentro, en sus duermevelas, cosa que le cansaba muchísimo. Con los años, aprendió a vivir dormida. Aquel proceso fue de la mano del tipo de sueños que creaba, pasando de princesas y hadas a una vida real perfecta.

El lunes 9 de marzo de 1959, dentro de su rutina, Gloria conoció a un asturiano que la comenzó a querer, aunque para ella sólo era un contratiempo. Él no desistió, cada día se enamoraba más de la felicidad que transmitía y se lo hizo saber con cientos de detalles y algunas palabras. “Sólo por escucharlo, llegué hasta sentirme infiel con el hombre que me había dado dos hijos en mis sueños. Sé que puede parecer ridículo… ¡teníamos una relación de casi 7 años! Una relación preciosa, ideal”.

Un día, de repente, Gloria aceptó salir con el pretendiente. También aceptó casarse con él y emprendieron una nueva vida en Asturias. “Qué se va a hacer, me enamoré. Yo quería al padre de mis hijos, lo quería mucho, pero no era la clase de amor por la que eres capaz de dejarlo todo, tu armonía, incluso tu felicidad”.

Actualmente Gloria Domínguez sigue casada en Asturias y tiene tres hijos y cinco nietos inscritos en el registro civil español. Asegura que todas las noches continúa viendo a sus otros dos descendientes, que aún no le han dado nietos.

Rafael R. Valcárcel

domingo, 25 de julio de 2010

El cruce del rio

Había una vez dos monjes Zen que caminaban por el bosque de regreso al monasterio. Cuando llegaron al río una mujer lloraba en cuclillas cerca de la orilla. Era joven y atractiva.

- ¿Que te sucede? – le preguntó el más anciano.

- Mi madre se muere. Ella esta sola en su casa, del otro lado del río y yo no puedo cruzar.

Lo intente – siguió la joven – pero la corriente me arrastra y no podré llegar nunca al otro lado sin ayuda… pensé que no la volvería a ver con vida. Pero ahora… ahora que aparecisteis vosotros, alguno de los dos podrá ayudarme a cruzar…

- Ojalá pudiéramos – se lamento el más joven. Pero la única manera de ayudarte sería cargarte a través del río y nuestros votos de castidad nos impiden todo contacto con el sexo opuesto. Eso esta prohibido… lo siento.

- Yo también lo siento- dijo la mujer y siguió llorando.

El monje mas viejo se arrodillo, bajo la cabeza y dijo:

- Sube.

La mujer no podía creerlo, pero con rapidez tomó su atadito con ropa y montó a horcajadas sobre el monje. Con bastante dificultad el monje cruzó el río, seguido por el otro más joven. Al llegar al otro lado, la mujer descendió y se acerco en actitud de besar las manos del anciano monje.

- Está bien, está bien- dijo el viejo retirando las manos, sigue tu camino.

La mujer se inclinó en gratitud y humildad, tomo sus ropas y corrió por el camino del pueblo. Los monjes, sin decir palabra, retomaron su marcha al monasterio… faltaban aún diez horas de caminata. Poco antes de llegar, el joven le dijo al anciano:

- Maestro, vos sabéis mejor que yo de nuestro voto de castidad. No obstante, cargaste sobre tus hombros a aquella mujer todo el ancho del río.

- Yo la llevé a través del río, es cierto, ¿pero qué pasa contigo que la cargas todavía sobre los hombros?

La vida


La vida canta en nuestros silencios y sueña en nuestro sopor. Aún cuando estamos vencidos y tristes, la Vida está entronizada en lo alto. Y cuando lloramos, la Vida sonríe a la luz del día, y es libre aún cuando arrastramos nuestras cadenas. Muchas veces la nombramos con nombres amargos, pero sólo cuando nos sentimos amargos y oscuros.
Y la juzgamos inútil y vacía, pero sólo cuando el alma vaga por lugares desolados y el corazón esta ebrio de excesiva preocupación por sí mismo.La Vida es profunda y alta y distante; y aunque vuestra vasta visión apenas alcance a sus pies, ella está cerca; y aunque sólo el aliento de vuestro aliento llegue a su corazón, la sombra de vuestra sombra cruza su rostro y el eco del más débil de vuestros gritos se convierte en su pecho en otoño y primavera.
Y la vida está velada y oculta, así como está oculto y velado vuestro ser más íntimo. Pero cuando la Vida habla, todos los vientos se vuelven palabras; y cuando vuelve a hablar, las sonrisas en nuestros labios y las lágrimas en nuestros ojos se hacen palabras también. Cuando ella canta, los sordos oyen y quedan cautivados; y cuando viene andando, los ciegos la ven y se quedan pasmados, y la siguen maravillados y atónitos.
Khalil gibran.

El Dar

Dais muy poco cuando dais
lo que es vuestro corno patrimonio.
Cuando dais algo de vuestro interior
es cuando realmente dais.
Hay quienes dan poco de lo mucho
que tienen y lo dan buscando
el reconocimiento y su deseo oculto
daña sus regalos.
Y hay quienes tienen poco y lo dan todo.

Es bueno dar algo cuando ha sido pedido,
pero es mejor dar sin demanda, comprendiendo.
Y, para la mano abierta,
La búsqueda de aquel que recibirá
es mayor alegría que el dar mismo.

¿Y hay algo, acaso, que puede guardarse?
Todo lo que tenéis será entregado algún día:
dad, pues, ahora que la estación de dar es vuestra
y no de vuestros herederos.

Decís a menudo: “Daría,
pero sólo a quien lo mereciera”.
Los árboles en vuestro huerto
no hablan de ese modo,
ni los rebaños en vuestra pradera.
Ellos dan para vivir,
ya que guardar es perecer.

Todo aquel que merece recibir
sus días y sus noches
merece de vosotros todo lo demás.
Y aquel que mereció beber el océano de la vida
merece llenar su copa en vuestra pequeña fuente.

Mirad primero si vosotros mismos merecéis dar
y ser el instrumento de dar.
Porque, en verdad, es la vida la que da a la vida,
mientras que vosotros, que os creéis dadores,
no sois más que testigos.

(Khalil Gibran)

Todo lo que hago lo hago por ti


Adrián Barilari

Una confusión cotidiana

Un problema cotidiano, del que resulta una confusión cotidiana. A tiene que concretar un negocio importante con B en H, se traslada a H para una entrevista preliminar, pone diez minutos en ir y diez en volver, y en su hogar se enorgullece de esa velocidad. Al día siguiente vuelve a H, esa vez para cerrar el negocio. Ya que probablemente eso le insumirá muchas horas. A sale temprano.

Aunque las circunstancias (al menos en opinión de A) son precisamente las de la víspera, tarda diez horas esta vez en llegar a H. Lo hace al atardecer, rendido. Le comunicaron que B, inquieto por su demora, ha partido hace poco para el pueblo de A y que deben haberse cruzado por el camino. Le aconsejan que aguarde. A, sin embargo, impaciente por la concreción del negocio, se va inmediatamente y retorna a su casa.

Esta vez, sin prestar mayor atención, hace el viaje en un rato. En su casa le dicen que B llegó muy temprano, inmediatamente después de la salida de A, y que hasta se cruzó con A en el umbral y quiso recordarle el negocio, pero que A le respondió que no tenía tiempo y que debía salir en seguida.

Pese a esa incomprensible conducta, B entró en la casa a esperar su vuelta. Ya había preguntado muchas veces si no había regresado todavía, pero continuaba aguardando aún en el cuarto de A. Contento de poder encontrarse con B y explicarle lo sucedido, A corre escaleras arriba. Casi al llegar, tropieza, se tuerce un tobillo y a punto de perder el conocimiento, incapaz de gritar, gimiendo en la oscuridad, oye a B -tal vez ya muy lejos, tal vez a su lado- que baja la escalera furioso y desaparece para siempre.

Franz Kafka,

El perro sujetado


En un lujoso palacio vivía un brahmino, gobernador de una región y dueño de un maravilloso perro. El animal era corpulento, fiero y de temperamento orgulloso. No era difícil que se enfrentara a otros perros, por lo que casi siempre lo paseaban atado con una correa. Perro y amo eran caracteres jactanciosos merecedores el uno del otro.


Cada vez que el perro se encontraba con otro can, empezaba a tirar de la correa con todas sus fuerzas. Su amo, sin dejar de sujetarlo con determinación, intentaba calmarlo hablándole dulcemente: " no hagas así...déjale al pobrecito tranquilo". También se agachaba y le rodeaba con el brazo como para protegerle mientras que el bravo animal mostraba todo su repertorio de amenazas. Parecía de verdad un perro fiero e implacable. Dado su tamaño y su furor, todos le temían.


Un día, el brahmino encargó a un nuevo sirviente que paseara al perro, pero olvidó advertirle sobre el carácter del animal, quizás dando por hecho que todo el mundo tenía que saber que el perro del brahmino era algo especial. No obstante, para el sirviente, éste era únicamente un perro como muchos, por lo cual ignoraba su excentricidad. Como era previsible, nada más encontrarse en contacto visual con otro can, el animal del brahmino dio rienda suelta a su violento temperamento y, de repente tiró enérgicamente de la correa. El siervo, que no estaba preparado para tal situación, no supo reaccionar adecuadamente y soltó la cinta. El perro perdió ligeramente el equilibrio hacia delante, dándose así cuenta de que no estaba siendo sujetado. Ahora estaba libre de sujeción y que la acción dependía exclusivamente de él, se encontró frente a un dilema: o dar séquito a sus amenazas iniciales empezando la batalla, o evitar la confrontación. El imperioso animal titubeó: al fin y al cabo el otro perro, aún más pequeño, no había dado signos de sumisión y estaba listo para la lucha. "Seguramente -se dijo el noble perro- podría matarle fácilmente, pero si me mordiera, ¿que sería de mi noble aspecto?. No, no merece la pena. Por esta vez le dejaré vivir". Emitió unos gruñidos y volvió donde el servidor.


Una vez en el palacio, el doméstico relató lo ocurrido al brahmino, el cual vislumbró la verdad sobre la naturaleza de su perro y la del hombre y, desde entonces, acostumbró a pasear al animal sin ataduras. No sólo el perro dejó de amenazar a los otros animales, sino que también los súbditos del brahmino vivieron más felices. El perro le había mostrado a su dueño la manera sabia de gobernar.


Marc E. Boillat de Corgemont Sartorio - Revista El Budoka

El picador de piedra


Cuenta la leyenda que un humilde picador de piedra vivía resignado en su pobreza, aunque siempre anhelaba con deseo convertirse en un hombre rico y poderoso. Un buen día expresó en voz alta su deseo y cuál fue su sorpresa cuando vio que éste se había hecho realidad: se había convertido en un rico mercader.


Esto le hizo muy feliz hasta el día que conoció a un hombre aún más rico y poderoso que él. Entonces pidió de nuevo ser así y su deseo le fue también concedido. Al poco tiempo se cercioró de que debido a su condición se había creado muchos enemigos y sintió miedo.


Cuando vio cómo un feroz samurai resolvía las divergencias con sus enemigos, pensó que el manejo magistral de un arte de combate le garantizaría la paz y la indestructibilidad. Así que quiso convertirse en un respetado samurai y así fue.


Sin embargo, aún siendo un temido guerrero, sus enemigos habían aumentado en número y peligrosidad. Un día se sorprendió mirando al sol desde la seguridad de la ventana de su casa y pensó: "él si que es superior, ya que nadie puede hacerle daño y siempre está por encima de todas las cosas. ¡ Quiero ser el sol !".


Cuando logró su propósito, tuvo la mala suerte de que una nube se interpuso en su camino entorpeciendo su visión y pensó que la nube era realmente poderosa y así era como realmente le gustaría ser.


Así, se convirtió en nube, pero al ver cómo el viento le arrastraba con su fuerza, la desilusión fue insoportable. Entonces decidió que quería ser viento. Cuando fue viento, observó que aunque soplaba con gran fuerza a una roca, ésta no se movía y pensó: ¡ ella sí que es realmente fuerte: quiero ser una roca ! Al convertirse en roca se sintió invencible porque creía que no existía nada más fuerte que él en todo el universo.


Pero cuál fue su sorpresa al ver que apareció un picador de piedra que tallaba la roca y empezaba a darle la forma que quería pese a su contraria voluntad. Esto le hizo reflexionar y le llevó a pensar que, en definitiva, su condición inicial no era tan mala y que deseaba de nuevo volver a ser el picador de piedra que era en un principio.


Marc E. Boillat de Corgemont Sartorio - Revista El Budoka


jueves, 15 de julio de 2010

El tigre sin color

Había una vez un tigre sin color. Todos sus tonos eran grises, blancos y negros. Tanto, que parecía salido de una de esas películas antiguas. Su falta de color le había hecho tan famoso, que los mejores pintores del mundo entero habían visitado su zoológico tratando de colorearlo, pero ninguno había conseguido nada: todos los colores y pigmentos resbalaban sobre su piel.

Entonces apareció Chiflus, el pintor chiflado. Era un tipo extraño que andaba por todas partes pintando alegremente con su pincel. Mejor dicho, hacía como si pintara, porque nunca mojaba su pincel, y tampoco utilizaba lienzos o papeles; sólo pintaba en el aire, y de ahí decían que estaba chiflado. Por eso les hizo tanta gracia a todos que Chiflus dijera que quería pintar al tigre gris.

Al entrar en la jaula del tigre, el chiflado pintor comenzó a susurrarle a la oreja, al tiempo que movía su seco pincel arriba y abajo sobre el animal. Y sorprendiendo a todos, la piel del tigre comenzó a tomar los colores y tonos más vivos que un tigre pueda tener. Estuvo Chiflus mucho tiempo susurrando al gran animal y retocando todo su pelaje, que resultó bellísimo.

Todos quisieron saber cuál era el secreto de aquel genial pintor. Chiflus explicó cómo su pincel sólo servía para pintar la vida real, que por eso no necesitaba usar colores, y que había podido pintar el tigre con una única frase que susurró a su oido continuamente: "en sólo unos días volverás a ser libre, ya lo verás".

Y viendo la tristeza que causaba al tigre su encierro, y la alegría por su libertad, los responsables del zoo finalmente lo llevaron a la selva y lo liberaron, donde nunca más perdió su color.



Pedro Pablo Sacristan

http://cuentosparadormir.com

miércoles, 14 de julio de 2010

El misterioso ladrón de ladrones


Caco Malako era ladrón de profesión. Robaba casi cualquier cosa, pero era tan habilidoso, que nunca lo habían pillado. Así que hacía una vida completamente normal, y pasaba por ser un respetable comerciante. Robara poco o robara mucho, Caco nunca se había preocupado demasiado por sus víctimas; pero todo eso cambió la noche que robaron en su casa.


Era lo último que habría esperado, pero cuando no encontró muchas de sus cosas, y vio todo revuelto, se puso verdaderamente furioso, y corrió todo indignado a contárselo a la policía. Y eso que era tan ladrón, que al entrar en la comisaría sintió una alergia tremenda, y picores por todo el cuerpo.


¡Ay! ¡Menuda rabia daba sentirse robado siendo él mismo el verdadero ladrón del barrio! Caco comenzó a sospechar de todo y de todos. ¿Sería Don Tomás, el panadero? ¿Cómo podría haberse enterado de que Caco le quitaba dos pasteles todos los domingos? ¿Y si fuera Doña Emilia, que había descubierto que llevaba años robándole las flores de su ventana y ahora había decidido vengarse de Caco? Y así con todo el mundo, hasta tal punto que Caco veía un ladrón detrás de cada sonrisa y cada saludo.


Tras unos cuantos días en que apenas pudo dormir de tanta rabia, Caco comenzó a tranquilizarse y olvidar lo sucedido. Pero su calma no duró nada: la noche siguiente, volvieron a robarle mientras dormía.


Rojo de ira, volvió a hablar con la policía, y viendo su insistencia en atrapar al culpable, le propusieron instalar una cámara en su casa para pillar al ladrón con las manos en la masa. Era una cámara modernísima que aún estaba en pruebas, capaz de activarse con los ruidos del ladrón, y seguirlo hasta su guarida.


Pasaron unas cuantas noches antes de que el ladrón volviera a actuar. Pero una mañana muy temprano el inspector llamó a Caco entusiasmado:


- ¡Venga corriendo a ver la cinta, señor Caco! ¡Hemos pillado al ladrón!


Caco saltó de la cama y salió volando hacia la comisaría. Nada más entrar, diez policías se le echaron encima y le pusieron las esposas, mientras el resto no paraba de reír alrededor de un televisor. En la imagen podía verse claramente a Caco Malako sonámbulo, robándose a sí mismo, y ocultando todas sus cosas en el mismo escondite en que había guardado cuanto había robado a sus demás vecinos durante años... casi tantos, como los que le tocaría pasar en la cárcel.


Pedro Pablo Sacristan

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lunes, 12 de julio de 2010

Un día como cualquiera


A quien no le pasa a diario?, me causó mucha gracia la forma de desayunar, la única diferencia en mi caso es que vuelvo tres o cuatro veces, entro y salgo, entro y salgo. Lo que queda claro es que no se puede dormir tranquilo che, siempre hay algo que interrumpe un placentero descanso.

sábado, 10 de julio de 2010

Guns N' Roses - Dead Horse


Progreso Era el de Antes

Los niños son por naturaleza desagradecidos, cosa comprensible puesto que no hacen más que imitar a sus amantes padres, así los de ahora vuelven de la escuela, aprietan un botón y se sientan a ver el teledrama del día, sin ocurrírseles pensar un solo instante en esa maravilla tecnológica que representa la televisión. Por eso será inútil insistir ante los párvulos en la historia del progreso científico, aprovechando la primera ocasión favorable, digamos el paso de un estrepitoso avión a reacción, a fin de mostrar a los jóvenes los admirables resultados del esfuerzo humano.

El ejemplo del 'Jet" es una de las mejores pruebas. Cualquiera sabe, aun sin haber viajado en ellos, lo que representan los aviones modernos: velocidad, silencio en la cabina, estabilidad, radio de acción. Pero la ciencia es por antonomasia una búsqueda sin término, y los "Jets" no han tardado en quedar atrás, superados por nuevas y más portentosas muestras del ingenio humano. Con todos sus adelantos esos aviones tenían numerosas desventajas, hasta el día en que fueron sustituidos por los aviones de hélice. Esta conquista representó un importante progreso, pues al volar a poca velocidad y altura el piloto tenía mayores posibilidades de fijar el rumbo y de efectuar en buenas condiciones de seguridad las maniobras de despegue y aterrizaje. No obstante, los técnicos siguieron trabajando en busca de medios de comunicación aun más aventajados, y así dieron a conocer con breve intervalo dos descubrimientos capitales: nos referimos a los barcos de vapor y al ferrocarril. Por primera vez, y gracias a ellos, se logró la conquista extraordinaria de viajar al nivel del suelo, con el inapreciable margen de seguridad que ello representaba.

Sigamos paralelamente la evolución de estas técnicas, comenzando por la navegación marítima. El peligro de los incendios, tan frecuente en alta mar, incitó a los ingenieros a encontrar un sistema más seguro: así fueron naciendo la navegación a vela y más tarde (aunque la cronología no es segura) el remo como el medio más aventajado para propulsar las naves.

Este progreso era considerable, pero los naufragios se repetían de tiempo en tiempo por razones diversas, hasta que los adelantos técnicos proporcionaron un método seguro y perfeccionado para desplazarse en el agua. Nos referimos por supuesto a la natación, más allá de la cual no parece haber progreso posible, aunque desde luego la ciencia es pródiga en sorpresas.

Por lo que toca a los ferrocarriles, sus ventajas eran notorias con relación a los aviones, pero a su turno fueron superados por las diligencias, vehículos que no contaminaban el aire con el humo del petróleo o el carbón, y que permitían admirar las bellezas del paisaje y el vigor de los caballos de tiro. La bicicleta, medio de transporte altamente científico, se sitúa históricamente entre la diligencia y el ferrocarril, sin que pueda definirse exactamente el momento de su aparición. Se sabe en cambio, y ello constituye el último eslabón del progreso, que la incomodidad innegable de las diligencias aguzó el ingenio humano a tal punto que no tardó en inventarse un medio de viaje incomparable, el de andar a pie.
Peatones y nadadores constituyen así el coronamiento de la pirámide científica, como cabe comprobar en cualquier playa cuando se ve a los paseantes del malecón que a su vez observan complacidos las evoluciones de los bañistas. Quizá sea por eso que hay tanta gente en las playas, puesto que los progresos de la técnica, aunque ignorados por muchos niños, terminan siendo aclamados por la humanidad entera, sobre todo en época de las vacaciones pagas.

Por Julio Cortázar
Página 12 Suplemento Futuro/ 02/1994

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miércoles, 7 de julio de 2010

Lo que dirán de ti


Cuando era joven, Abil-Alsar escuchó una conversación de su padre con un devriche."Cuidado con tus obras" dijo el devriche: "Piensa en lo que las generaciones futuras dirán de tí"
"¡Y qué!" respondió el padre. "Cuando yo me muera, todo estará acabado y no me importa lo que dirán", Abin-Alsar jamás olvidó esa conversación.

Durante toda su vida se esforzó para hacer el bien, ayudar a las personas a ejecutar su trabajo con entusiasmo. Se volvió un hombre conocido por su preocupación por los demás; al morir había dejado un gran número de obras que mejoraron el nivel de vida de su ciudad.
En su tumba mandó grabar el siguiente epitafio:
"Una vida que termina con la muerte, es una vida que no valió la pena".


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El Guerrero de la Luz Online
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Cuando es necesario ser práctico


La siguiente historia es atribuída al sabio Mohamed Gwath Shattari, uno de los más admirados por el Emperador Humayun. Murió en 1563 y existe un templo en su homenaje en Gwalior.
Tres viajeros cruzaban juntos las montañas del Himalaya discutiendo la importancia de colocar en la práctica todo aquello que aprendieron en el plano espiritual. Estaban tan entretenidos en la conversación que solamente ya bien entrada la noche se dieron cuenta de que solo llevaban consigo un pedazo de pan.
Decidieron no discutir sobre quien merecía comerlo; como eran hombres piadosos, dejarían la decisión en manos de los dioses. Rezaron para que, durante la noche, un espíritu superior les indicase quien recibiría el alimento.
A la mañana siguiente, los tres se levantaron al salir el sol.
- He aquí mi sueño - dijo el primer viajero. - Yo fui cargado hacia lugares donde nunca había estado antes, y experimenté la paz y armonía que he buscado en vano en esta vida terrenal. En medio de tal paraiso, un sabio de largas barbas me decía "Tú eres mi preferido, pues jamás buscaste el placer y siempre renunciaste a todo. Sin embargo, para probar mi alianza contigo, me gustaría que comieras un pedazo de pan".
- Es bien extraño - dijo el segundo viajero. - Porque en mi sueño, yo vi mi pasado de santidad y mi futuro de maestro. Mientras miraba el porvenir, encontré un hombre de gran sabiduría diciendo "Tú necesitas comer más que tus dos amigos porque tendrás que liderar a mucha gente, y para ello necesitarás fuerza y energía".
Dijo entonces el tercer viajero:
- En mi sueño yo no vi nada, no visité ningún lugar ni encontré a ningún sabio. Sin embargo, a determinada hora de la noche me desperté de repente. Y me comí el pan.
Los otros dos se enfurecieron:
- ¿Y por qué no nos llamaste, antes de tomar una decisión tan personal?
- ¿Cómo iba a hacerlo? ¡Estabais tan lejos, encontrando maestros y teniendo visiones sagradas!
Ayer discutimos la importancia de poner en práctica aquello que aprendemos en el plano espiritual.
En mi caso, Dios actuó rápido y me hizo despertar muriendo de hambre!

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martes, 6 de julio de 2010

gracias vuelva pronto

Levantar cabeza

Hoy podemos volver a escribir algo después de varios días de enojos, broncas, desilusiones, insultos varios y otras tantas barbaridades que se guardan bajo llave. La verdad con lo que ví y escuché, alcanza para darme cuenta del principal motivo de nuestros problemas, pasamos del cielo al infierno sin cruzar por lo menos una puerta. Tenemos dentro nuestro el gen del egoísmo y la destrucción.
Amigo o enemigo, a favor o en contra, bueno o malo, pecho frío o apasionado, peronistas o radicales, izquierda o derecha, River o Boca, Independiente o Racing (tenia que decirlo), oficialista u opositor, Soda o los Redondos.
Es bueno ser visceral, tajante, frontal, directo, de convicciones firmes, impulsivo, aguerrido y un montón de virtudes mas, pero deja de tener sentido productivo si no viene acompañado de la inteligencia, maldita inteligencia!!!!, a la pobre se la comió el egoísmo y nunca se enteró.
Nosotros, (yo por lo menos, nunca es bueno generalizar), pusimos mucho en un partido de futbol, en Maradona, en su eterno gol a los ingleses, él contra todos, pero no pudo ser.
Ahora las culpas, son repartidas, todos tenemos un grado de responsabilidad, mayor o menor, pocas veces hacemos algo que sea productivo para la mayoría, en lo único que nos unimos es para reírnos de la derrota ajena.
Si nos va bien es a pesar de Maradona y si nos va mal, es por culpa de un villero drogón, que no es técnico, que no tiene experiencia, que no reconoce a su hijo, que no planifica los partidos, sería eterno….
…O…
Diego es Dios, es el único que nos dá alegrías, hay un complot en nuestra contra, nos robaron, lo re banco al Diego, a muerte con vos y que todos la sigan chupando…
Están los que siempre critican, todo, lo que sea, el tema del día, se atajan de ante mano, por que si sale mal, “yo te dije” es la frase mas repetida, pero no son visionarios, ni siquiera gente inteligente, son cobardes que no se animan a mas, por miedo al fracaso, por el que dirán.
El que camina se tropieza, el resto se ríe de las caídas, pero el mundo avanza y evoluciona por los que se tropiezan y vuelven a levantarse sin medir riesgos, sin importarles el que dirán, por la firme convicción de dar lo mejor de uno, para el beneficio de todos.
Volviendo….
Vivimos en el pais de los campeones del mundo que hace rato que no ganamos mas que disgustos y desilusiones, pero no es solo levantar la copa, hace rato que no levantamos cabeza.
Jorge

viernes, 2 de julio de 2010

Para volver al pasado y recordarlo en el futuro

Ahhh... ya estendí como se hace, el dibujo está clarito, lo voy a poner en práctica ...

Una trilogía fundamental en mi vida, un antes y un después para todos los seres humanos. Nada volvería a ser igual. Señoras y señores ... de pie!!



jueves, 1 de julio de 2010

Ay Roger ...


Nada es eterno en el deporte, siempre aparece alguien que es mejor que nosotros por lo menos ese día, pero si a eso lo ayudamos, damos demasiadas ventajas. Cuando tentamos al destino, la derrota es casi segura.
El tiempo pasa para todos y con el pasado no podemos ganar siempre, a nuestras virtudes y cualidades siempre tenemos que agregarle, trabajo y sacrificio.
A reflexionar y a darnos cuenta que con el prestigio no se juega... son cosas que pasan y que por suerte (y con trabajo) se puede recuperar. Seguís siendo el mas grande de la historia.

Por la vuelta...

Bon Jovi - Born to be my baby (Brazil 90) Hollywood Rock festival

Para arrancar el mes con onda y fuerza, un tema viejo de Bon Jovi, pero que me gusta mucho, siempre lo escuchaba cortado en una radio FM a mediados de 1989, cuando estaba en el gimnasio. Según la Metal Hammer de la época, el video original fue grabado en Inglaterra, pero esta versión es en vivo en Brasil, después de pasar por Buenos Aires. Es el segundo corte del disco New Jersey (1988).

Jorge