Uno de los amigos fue el primero en verlo y, sin más dilación, echó a correr, encaramándose a un árbol y se disimuló entre la fronda.
Su compañero se quedó en el camino y, cuando finalmente advirtió el riesgo, no teniendo tiempo de otra cosa, se tendió en el suelo y permaneció inmóvil, fingiendose muerto.
El oso se le acercó pausadamente y se puse a olfatearlo. El contuvo su aliento, y el animal, creyendole muerto de veras,se alejó.
Cuando ya no hubo riesgo, bajó el otro del árbol.
-Qué te decia el oso al oido?- preguntó riendo a su compañero.
-Me decía que es un cobarde el que abandona a un amigo en el peligro.
Tolstoi
No hay comentarios.:
Publicar un comentario