martes, 5 de febrero de 2013

LA BRONCA - parte 1


A las personas que se enojan mucho las llaman histéricas, si son demasiado complacientes se dice que no tienen carácter, y entonces cabe preguntarse ¿es saludable enojarse, o hay que aprender a contenerse?
La bronca es una emoción y como tal tiene un sentido y función. Nos enojamos cuando vemos frustrado nuestro objetivo, y mediante la bronca obtenemos la fuerza necesaria para luchar por la meta.
El enojo es una emoción fuerte que puede estimular a una acción agresiva. Es una reacción fisiológica y psicológica al dolor, el sufrimiento, la amenaza o el peligro. La amenaza puede ser real o imaginaria. El enojo tiene lugar cuando algo no satisface nuestras necesidades, creencias o deseos.
Cuando nos enojamos el organismo se prepara para un cambio: aumenta la presión arterial, se aceleran los latidos cardíacos, se produce una gran cantidad de adrenalina, se dilatan las pupilas y se movilizan otras funciones físicas.

Los enojos que no se detienen a tiempo pueden convertirse en enojos crónicos o intensos. El enojo crónico ha sido vinculado a enfermedades cardiacas, cáncer, embolias así como depresión, automutilación y abuso de sustancias.

Si pensamos en el hombre primitivo para el cual la comida era su principal objetivo ya que de ella dependía su vida, si alguien interfería su objetivo, seguramente se enojaba y su cuerpo alterado fisiológicamente por la emoción adquiría mayor fuerza física, la necesaria para vencer a su oponente. Hoy no se requiere fuerza física para lograr lo que deseamos.
El mundo ha cambiado, pero la bronca existe igual, y produce las mismas modificaciones que entonces. Si uno las guarda, probablemente se enferme, o se resienta, El profesor Harburg de la universidad de Michingan dice : “En una persona que se siente atacada injustamente se dispara un sentimiento automático de ira. Si la suprime, la ira se internaliza y comienza un proceso rumiante de repetición mental de las imágenes de la pelea, que finalmente se convierte en resentimiento. Si esta conducta persiste, desequilibra todo el funcionamiento corporal” , y si la expresa mal, puede tener problemas de relación. Como en todas las cosas de la vida es necesario tener un equilibrio, pero sobretodo aprender a dirigirla.

¿Qué significa dirigir la bronca bien?

En primer lugar que se dirija asertivamente hacia aquel que la provocó, si se descarga con otra persona, no solo resentirá una relación, sino que no será operativa, es decir no podrá corregir lo que motivó ese estado. Los melancólicos suelen volcarla hacia ellos mismos, produciéndose una depresión. Este es un dato importante porque cuando estamos frente a un trastorno del estado de ánimo es bueno preguntarse  qué y quién le está provocando bronca.
 
Así como no sirve contener el enojo, tampoco es útil convertirlo en una persecución vengativa, no solo porque empeoraría nuestras relaciones, sino que se pierde el objetivo. Quien persigue a su oponente, desplaza su foco de atención hacia él y pierde de vista el objetivo primordial, con lo cual la frustración continúa.

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