En la
cámara fotográfica, hay dos dispositivos que regulan el paso de la luz que
llegará al sensor. Uno es el obturador, que controla el tiempo de exposición y
está situado en el cuerpo de la cámara, y el otro es el diafragma, que regula
la intensidad de la imagen luminosa y está situado en el objetivo.
Se llama diafragma al
dispositivo que regula el diámetro de un determinado haz de rayos luminosos que
pasa a través de un objetivo, y determina la luminosidad
de la imagen que se forma y se plasmará en el sensor. El diafragma regula el
grado de luminosidad de la imagen mediante la interposición de un mecanismo de
abertura, debidamente calibrado, que determina la cantidad de luz que entra por
el objetivo. El obturador y el diafragma son los dispositivos encargados de que
el efecto de la luz sobre la película permita obtener una exposición correcta.
La nitidez de la imagen depende en gran parte de la precisión del enfoque. Así,
para conseguir resultados satisfactorios en fotografía, debemos manejar a la
perfección tres elementos de la cámara: obturador, diafragma y sistema de
enfoque.
Veamos,
con un ejemplo el funcionamiento del diafragma: para llenar un cubo de agua de
un determinado volumen, el tiempo que se emplee en esta operación dependerá de
la regulación del caudal del agua que se utilice para ello. En la cámara
fotográfica, el obturador y el diafragma funcionan como si se tratara,
respectivamente, del grifo y del caudal. El obturador sería el grifo, y el
tiempo que éste permanezca abierto, la velocidad de obturación. El caudal
(grosor de la boca del grifo) sería el diafragma. Por último, el llenado del
cubo, el efecto de la luz sobre la película. Al llenar el cubo de agua, se
observa que el tiempo de llenado es menor a medida que aumenta el caudal y se
incrementa a medida que el caudal se reduce. Con este mismo ejemplo se puede
observar otro fenómeno relacionado con la calidad de llenado del cubo.
Seguramente, al llenarlo en muy poco tiempo y con mucho caudal de agua, no se
habrá calibrado bien el límite de su capacidad.
En
fotografía ocurre exactamente lo mismo: los diafragmas más cerrados ofrecen
mayor calidad de imagen que los abiertos, ya que un orificio pequeño deja pasar
menos cantidad de luz que uno más grande. Pero el tamaño del orificio afectará
al tiempo de exposición, debiendo disparar más lento cuando el diafragma esté
más cerrado y viceversa.
El
diafragma muy abierto permite la entrada de mayor cantidad de rayos luminosos,
produciendo dos efectos: dada la cantidad de rayos de luz que lo forman, tiene
muy poca nitidez y, debido a la cantidad de rayos que inciden, este punto
aparece muy luminoso.
Por el
contrario, el diafragma muy cerrado permite la entrada de pocos rayos
luminosos, produciendo también dos efectos: dada la escasa cantidad de rayos
que definen la imagen, ésta presenta mucha nitidez y, debido a la escasez de
rayos que inciden, la imagen es poco luminosa. Así pues, para obtener la misma
nitidez y luminosidad en el primer ejemplo como en el segundo, deberá
incrementarse el tiempo de exposición.
La acción
de cerrar el diafragma se conoce como diafragmado, y la velocidad de exposición
calculada en función del diafragma, exposición efectiva.
El
obturador puede graduarse a diferentes velocidades, pero sólo será adecuada
aquella que reproduzca una exposición correcta. Una abertura de diafragma
pequeña aumenta la profundidad de campo nítido, proporcionando una imagen con
más detalle en su conjunto.
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