Un
asunto nauseabundo que produce un miedo espeluznante. Kafka seguramente tenía
razón cuando hablaba así de su pieza, pero lo paradójico del asunto, como ocurre
con casi todo en su obra, es que el relato está también atravesado por un sutil
humor y que habrá algunos a los que, más que miedo, lo que les inspira el
viajante de comercio convertido en escarabajo es una tremenda ternura,
simpatía, complicidad incluso. ¿De qué habla, en realidad, este cuento?
El
responsable de la edición de las obras completas de Kafka en español, Jordi Llovet, ha escrito que hay algo
esencial en su arte narrativo: “El sentido literal de un relato no es más que
un armazón que sugiere, sino fuerza, una actividad interpretativa; y esa
actividad no es sólo laberíntica, sino interminable”. Tiene razón, al mismo
tiempo que se va leyendo la narración, van surgiendo hipótesis muy diferentes
sobre el sentido de lo que cuenta. Hay, pues, muchas interpretaciones posibles.
Y todas, además, perfectamente discutibles. Nabokov se enfadaba con aquellos
que decían que el bicho era “muy apropiado para caracterizar el sentimiento de
inutilidad frente al padre”: “Me interesan las chinches, no las chinchorrerías;
así que rechazo esta clase de disparates”.
Eso
sí, Kafka velaba constantemente por todos los detalles. Cuando el relato iba a
publicarse en 1915, y supo que llevaría alguna ilustración, escribió de
inmediato a los editores: “Resulta que se me ha ocurrido, dado de que Starke
será realmente el ilustrador, que quizá esté en su deseo querer dibujar el
mismísimo insecto. ¡Esto no, por favor! El insecto mismo no debe ser dibujado.
Ni tan solo debe ser mostrado desde lejos...”. Conviene decir que en las
ilustraciones de Antonio Santos del nuevo libro de Nórdica, el bicho no aparece
por ninguna parte.
La
transformación o La metamorfosis
Franz
Kafka tituló su narración Die Verwandlung, cuya traducción literal es
La transformación. Era un tipo extremadamente meticuloso, obsesivo incluso, con
la utilización de las palabras, le interesaba su precisión y que dijeran
exactamente lo que dicen. Así que no utilizó el término Metamorphose, que
también existe en alemán y que acota el significado más general de
“transformación” al referirlo específicamente al cambio que se produce cuando
los seres humanos se convierten en animales, plantas, manantiales, etcétera.
“Yo
traduje el libro de cuentos cuyo primer título es La transformación, y
nunca supe por qué a todos les dio por ponerle La metamorfosis”, explicó
Jorge Luis Borges en una
entrevista publicada en EL PAÍS el 3 de julio de 1983. “Es un
disparate. Yo no sé a quién se le ocurrió traducir así esa palabra del más
sencillo alemán. Cuando trabajé con la obra, el editor insistió en dejarla así
porque ya se había hecho famosa y se la vinculaba a Kafka”.
En
el tercer volumen de las obras completas de Kafka que ha publicado Galaxia
Gutenberg, se explica en las notas que el título procede seguramente de una
precoz traducción (anónima) que se hizo de la narración en 1925 en Revista
de Occidente. Fue ahí donde se tituló La metamorfosis. Sigue
todavía teniendo fortuna.
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