Por la misma época, a principio de los años 30, Reinhardt
entró en contacto con el jazz americano: en un mercadillo originario de Nueva
Orleáns encontró el disco de Louis Armstrong "Dallas Blues", y el
flechazo fue inmediato. Descubrió una nueva música que era ideal para él, un
guitarrista que suplía el analfabetismo musical con la capacidad
improvisatoria, que ejecutaba desde la completa heterodoxia con su mano deforme
y que necesitaba un género suficientemente flexible para poder introducir en él
los matices musicales de sus raíces gitanas.El jazz era perfecto para él, y él
lo hizo enorme.
Se lanzó de lleno, incluso componiendo (con ayuda de otros)
y el éxito llegó rápidamente. En 1934 funda el "Quintet of the Hot Club of
France", un grupo formado por dos guitarras rítmicas, además de la
solista, contrabajo y violín -el de su amigo y media naranja musical Stéphane
Grappelli-. Se multiplican las actuaciones y las grabaciones, comienzan las
giras internacionales, y en pocos años a Reinhardt se le reconoce, con su
estilo personal y transparente de tocar la guitarra, como un revolucionario del
jazz y del swing y como el primer músico originario de Europa comparable a los
grandes artistas estadounidenses en ese género.
El sueño terminaría en 1939. La segunda Guerra Mundial se
desata estando el grupo de gira en Inglaterra y lo desmembra, pues parte de los
artistas regresan a Francia mientras otros deciden quedarse. Reinhardt vuelve a
París, donde será testigo de la atroz persecución nazi contra su pueblo,
el gitano, los asesinatos y las deportaciones, un horror del que a él lo
sustrajo su fama; no lo tocaron, y eso a pesar de que su música llegó a ser uno
de los símbolos culturales de la Resistencia contra la ocupación parisina.
En 1946, finalizada la guerra, Reinhardt y Grappelli se
reencuentran y vuelven a tocar juntos. El guitarrista comienza a tocar también la
guitarra eléctrica y a incorporarla cada vez más en sus composiciones, y con
ella dará el salto a Estados Unidos, donde participó como solista en una
gira con Duke Ellington, que sin embargo no tuvo demasiado éxito.
A su vuelta a Francia, en 1951, se retiró y se fue a vivir
con su mujer y sus dos hijos a un pequeño pueblo a 70 kilómetros de
París. Dos años después, en 1953, Django Reinhardt fallecía a la edad de 43
años, a causa de un derrame cerebral cuando volvía de pasar un día de pesca.
Marta Hernández
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