La leyenda cuenta que Neuquén y Limay, grandes amigos, eran
hijos de loncos (caciques) que tenían sus toldos, uno hacia el norte y otro
hacia el sur.
Los jóvenes solían salir juntos de cacería. Un día, mientras
andaban detrás de un guanaco, escucharon una dulce voz que provenía del
Huechulafken (Lago Alto). Se trataba de una joven muchacha, tan bella y hermosa
que ambos amigos se enamoraron en el acto de sus largas trenzas morenas y sus
expresivos ojos. Limay fue quien se atrevió a preguntarle a la joven como se
llamaba y así supieron que su nombre era "Raihué", palabra mapuche que
significa algo así como "capullo en flor".
El amor apasionado por la hermosa muchacha comenzó a
distanciar a los dos amigos al punto que sus padres finalmente lo notaron.
Entonces buscaron encontrar una solución tratando de evitar herir
susceptibilidades. Así, los loncos se pusieron de acuerdo en ir a visitar a lamachi para
pedirle consejo.
La machi advirtió a los loncos sobre el origen
del distanciamiento entre sus hijos y les aconsejó que pusieran a prueba a los
jóvenes.
Siguiendo esta sugerencia, los caciques le preguntaron a
Raihué qué es lo que más le gustaría tener. Y la joven dijo que deseaba una
caracola para escuchar el rumor de las olas al acercarla s su oído. Entonces
los loncos pensaron que el desafío era justo y decidieron que el primero de los
jóvenes que llegara a Futalafken y consiguiera aquel regalo sería el que se
casaría con la muchacha y de esta forma, se pondría fin a la disputa.
Siguiendo el consejo de los dioses, los jóvenes fueron
convertidos en ríos por la machi de manera tal que cada uno desde su
"mapu" en el norte uno y en el sur, el otro, pudieran alcanzar el mar
tras un largo y arduo viaje.
Y todo hubiera resultado de acuerdo a lo planeado sino fuera
porque Cüref, el viento, se hubo sentido ofendido por no haber sido consultado.
Entonces, tomando revancha, susurruba al oído de la muchacha que las estrellas
que seducen a los jóvenes, esclavizarían a Neuquén y a Limay de modo tal que
nunca más volvería a saber de ellos.
Poco a poco, el corazón de Raihué se fue marchitando de
angustia y de dolor ante estos mensajes insinuantes. Y asi fue pasando el
tiempo y como ninguno de sus enamorados regresaba, se dirigió a la orilla del
Lago Alto donde todo había comenzado y se ofreció a Nguenechén, el dios
Todopoderso y le ofreció su vida a cambio de la salvación de los jóvenes. El
dios le concedió el deseo y la convirtió en una hermosa panta de frutos dulces
y flores pulposas: el michay (calafate).
Cüref, el viento, no satisfecho aún, fue a contarle a los
jóvenes lo que había sucedido con la muchacha. Y sopló, y sopló para desviar el
curso a fin de darles la noticia a los dos juntos. Y cuando Limay y Neuquén se
enteraron de que que Raihué había muerto, se abrazaron para consolarse
mutuamente y unieron sus aguas para siempre. Y los dos fundieron sus aguas
rumbo al mar, vestidos de luto y dando origen al caudaloso Río Negro.
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