sábado, 15 de septiembre de 2018

"Me encantaría poder vivir sin la música... con ella sufro mucho" - Parte 2


P. Y eso que usted dijo que quería evitar venir a Estados Unidos, adonde vino por primera vez siendo un adolescente...

R. Es que ahora te tratan muy mal, la policía se ha vuelto muy agresiva. Cuando yo llegué a finales de los sesenta era diferente. Aunque quizás el diferente era yo. Venía lleno de ilusiones y ganas de vivir y de conocer, pero intuyo que el país era mejor de lo que es hoy día, era más inquieto, más idealista...

P. ¿Y qué es lo que cambiado en usted con la edad?

R. Las cosas dan más pereza.

P. ¿En qué sentido?

R. Uno no se hace sólo viejo porque te faltan las energías, sino porque te faltan los estímulos de los 20 años, las ganas de reconocimiento, las ganas de que te quieran, que es en el fondo lo que buscamos todos los artistas. Cuando eso ya lo has conseguido, ya no lo buscas, y eso era un motor que te hacía pelear. Aún tengo esa energía cuando me subo al escenario, pero para todas las otras cosas, no.

P. Más allá de los premios, ¿qué es para usted el éxito?

R. Tocar bien. Y dentro de mi tradición crear un camino por que sea aceptado y pueda influir y del que puedan copiar los demás profesionales de mi música. El resto es agradable, lo de ganar dinero y que te llamen "maestro", pero el éxito con mayúsculas es que te reconozca la gente de tu profesión.

P. ¿Se podría plantear la vida sin música?

R. Me encantaría porque con la música sufro mucho, por la responsabilidad. Me encantaría ser un espectador, entonces me pasaría el día oyendo música, pero como soy el protagonista y estoy siempre encima del escenario, el sentido del perfeccionismo que tengo me da más sufrimiento que satisfacciones. Me encantaría poder vivir sin la música, sería feliz.

P. ¿Y no lo es?

R. Sigo teniendo las mismas obsesiones de siempre. Que si no me gusta lo que hago, que si vale o no vale, que si la gente está tonta o soy yo el que los engaño... Sé que es una obsesión que no es real, pero existe en mi cabeza.

P. ¿Y no se apacigua con la edad?

R. ¡Qué va! Y mira que cuando yo tenía 20 años siempre pensaba: "¡Qué ganas de tener 50 para poder disfrutar con lo que hago. porque esto es un castigo, así no se puede vivir!". Pues nada, ahora es peor.


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