¿Quién de nosotros no escuchó alguna vez un conjunto de jazz
de cuerdas? Esto es: guitarras, violín, contrabajo, ocasionalmente un
clarinete. Decenas de conjuntos pueden ser nombrados, sin distinción de épocas,
desde el famosísimo Quinteto del Hot Club de Francia (con el tándemReinhardt/Grapelly)
y los hermanos Ferret, hasta Angelo Debarre y el trioRosemberg.
En la Argentina tenemos excelentes exponentes: los quintetos deOscar Alemán, Louis
Vola y Hernán Oliva, Swing 39, el Hot Club de Boedo…
Ahora bien, ¿podemos decir que todos suenan igual, o hacen lo mismo? ¿O acaso
encasillarlos a todos bajo un mismo término clasificatorio? Me atrevo a decir
que no.
Por supuesto, sabemos que en estos conjuntos de jazz de cámara la guitarra
asume el poco común rol de instrumento principal, secundada por la destacada
presencia melódica del violín. También que el ritmo acentúa el tiempo débil, el
segundo del compás de 2/4, también llamado afterbeat o upbeat (por ser marcado
hacia arriba por el director; el primero es downbeat).
Hasta aquí, no hay
problema. Pero lo que confunde un poco es la denominación manouche o gypsy/gitano
que abarca toda producción relacionada con este estilo musical. Humildemente,
considero que hay que aclarar las diferencias específicas, aunque parezca una
perogrullada. Trataré de hacerlo breve… muy breve.
El término manouche define la música que la tribu gitana de Reinhardt y
sus seguidores practicaron en Francia, así como los gitanos de Andalucía en
el sur de España crearon el flamenco. Propio de toda música gitana es el
tremendo virtuosismo en la improvisación. Una de las características del estilo
manouche de guitarra, las tríadas de acordes, se debe a una causa accidental:
el incendio que atrofió la mano izquierda de Django, dejándole apenas ¡dos
dedos móviles! Reinhardt era increíblemente hábil “a pesar” de ese
defecto que le obligaba a tocar acordes de dos dedos y escalas cromáticas con
un solo dedo. Su quinteto de cuerdas nacido en 1934 en el seno del Hot
Club de Francia es un hito en la historia del jazz por ser la primera
contribución que no debía nada a la cultura norteamericana, sino a la música
gitana europea.
Sucede que en los años 1930 y 1940, no se llamaba a este estilo ni gypsy nimanouche,
sino simplemente cuarteto swing de cuerdas. El guitarrista Matelo Ferret afirmó
que este tipo de jazz debería llamarse ‘‘música a lo Django’’, y de ser por la
miríada de emuladores surgidos tras la muerte del gitano, la denominación sería
más que correcta. El término “jazz gitano”, según M. Dregni (vid.
Gypsy Jazz), fue recién acuñado en la década de 1970 porFrancis Alfred Moerman.
Hasta aquí, queda claro lo referente a la música de aquel pueblo errante
europeo.
Por otro lado, tenemos el hot (caliente), estilo emotivo y vigoroso (“tocar con
calor, con entusiasmo”, dice el crítico Hughes Panassié en su libro
Hot Jazz) practicado originariamente en los EEUU en los años 1920 por King
Oliver yLouis Armstrong, y continuado por cientos de agrupaciones a partir
de los años 1930, siendo entonces reemplazado por el neologismo swing.
Ahora bien, ¿cómo podemos definir swing (en inglés: balanceo)? El pianista de
jazz francés Stephane Mougin, según lo cita Pannassié en Hot Jazz, definió
swing como “balanceo entre el golpe fuerte y el débil de un compás”, y el modo
swing de interpretación como una forma cómoda, despreocupada y natural de
tocar; “canchera” diríamos nosotros. Para Pannasié era “tocar con soltura y total
flexibilidad”, un poquito fuera de lugar, agregando que “no hay verdadera
música de jazz sin swing” (vid. Hot Jazz). Es la marca distintiva de todo un
estilo de tocar jazz.
El guitarrista Oscar Alemán, en una entrevista realizada en 1972 por A.
Consiglio para su revista Jazzband, consiguió traducir el término
swing con una muy clara expresión en castellano, o en argentino para ser más
exactos: “canyengue”. “El tipo que tiene swing es el que tiene canyengue adentro,
el que siente ritmo, síncopa.”
Ahora bien, si prestamos atención a los discos de jazz de cuerdas,
descubriremos que el quinteto de Alemán no suena igual que el de Django:
las escalas empleadas son distintas, así como los tipos de acorde y los
fraseos. Lo mismo sucede si escuchamos al quinteto de Oliva comparado
al combo deRosemberg: distinta velocidad, vértigo. Los conjuntos hot
jerarquizan más el trabajo rítmico de sus guitarras que el virtuosismo en
pasajes ultrarrápidos. Unos ponen más cosas de jazz y otros más cosas
“gitanas”.
Considero, entonces, que hay diferencia entre tocar estilo tradicional
hot/swing con un ensemble de cuerdas y tocar “jazz-gitano” emulando la técnica
y sonido de Django.
Los lectores tienen la última palabra.
Andrés “Tito” Liber
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