La publicación de unas importantes grabaciones inéditas de
la leyenda de las seis cuerdas Wes Montgomery agita el género
El pulgar de Wes Montgomery trepaba octava arriba y abajo por las cuerdas de su
guitarra con tal rapidez e indolente elegancia que en apenas una década logró
dejar una huella indeleble en la historia del jazz moderno. Cuando al fin
consiguió que alguien en Nueva York (Orrin Keepnews, de Riverside Records)
reparara en su asombroso estilo, un gran río bebop con afluentes del viejo
blues del sur y de la destreza del maestro Charlie Christian, este muchachote
de Indiana ya había cumplido los 34 años, edad ciertamente avanzada para el
sector demográfico de las leyendas del jazz de los cincuenta y sesenta. Al
morir en 1968 de un ataque al corazón, casi nada se conocía del músico previo a
aquel histórico The incredible jazz guitar of Wes Montgomery, salvo un par
de discos en el sello de la costa oeste Pacific Jazz, uno de ellos muy
apropiadamente titulado Fingerpickin’: su técnica a las seis cuerdas
siempre recordó a la imagen platónica de un negro del sur que, bajo un sol
furioso, arrebata el algodón a la tierra pantanosa.
La reciente publicación de Echoes of Indiana Avenue (Distrijazz),
un descubrimiento en toda regla de grabaciones registradas en su ciudad natal
en algún punto incierto de 1957 o 1958, ha venido a llenar una importante laguna
para aficionados y estudiosos. Zev Feldman, productor del disco, se mostraba
recientemente al teléfono tan orgulloso del resultado sonoro como de las
circunstancias del hallazgo, del estudio que acompaña a la grabación en un
libreto profusamente documentado y de la sensación de haber hecho historia del
género desde su humilde condición de aficionado.
Feldman trabaja para Resonance, un sello de Los Ángeles que
no es una compañía al uso sino una fundación, el afán benefactor del en tiempos
ingeniero de Roy Ayers o James Brown, George Klabin. Dedicados a la difusión de
la actualidad del “minusvalorado” jazz del sur de California, Klabin y Feldman
diversificaron su negocio hace un par de años con la búsqueda de material
“crucial” para la historia del género, que nunca hubiera sido editado
anteriormente. La primera joya del catálogo llegó en 2010: un concierto inédito
del trompetista Freddie Hubbard. Y entonces entraron estas cintas de
Montgomery.
Aparecieron en ese desván universal que es la página de
subastas cibernéticas eBay. “[El productor] Michael Cuscuna nos avisó de que se
había puesto a la venta un guitarrista, un tal Jim Greeninger, que las poseía
desde 1990” ,
recuerda Feldman. Pese a que se desconocía su existencia, rápidamente quedó
claro que el estilo de aquel virtuoso no podía ser sino el de Wes Montgomery.
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