Texto original: Estela Zatania
Entrevista histórica: Puerta de Sevilla
Entrevista histórica: Puerta de Sevilla
15 octubre 1986
Toda declaración de un genio tiene máxima relevancia.
Y si el genio en cuestión se llama Francisco Sánchez Gómez, “Paco de
Lucía” para los amigos y el mundo entero, la relevancia es todavía mayor,
incluso al cabo de tres décadas.
El 15 de octubre de 1986 por cien pesetas te
comprabas la revista de cultura y ocio, “Puerta de Sevilla”, donde aparece
un artículo sobre el espacio futuro de la gran Expo ‘92, el Ayuntamiento
de Sevilla pregona su II Encuentro Internacional de la Guitarra, en los
anuncios por palabras Rafael Riqueni ofrece sus clases de guitarra y
figuran los anuncios de cuatro tablaos flamencos en Sevilla. En la
portada vemos la imagen del ya consagrado e indiscutible genio de la guitarra
flamenca, ídolo de la nueva generación, Paco de Lucía, que estaba a punto de
clausurar la cuarta Bienal de Flamenco de Sevilla.
Las entrevistas históricas funcionan como una ventana al
ambiente de una época que a lo mejor hemos vivido pero no comprendido del
todo…cosas que habíamos considerado importantes, ahora no lo parecen tanto, y
otras que ignoramos, nos parecen, en retrospectiva, extremadamente relevantes.
Paco habla de Sabicas con respeto, pero con
palabras sensiblemente críticas: ¿de verdad querría Sabicas que el flamenco
fuese “monótono”? Por otra parte, justifica detalladamente su rechazo a
las mujeres guitarristas. No sé si en el año 2013 le gustaría repetir la
insinuación de que a las mujeres les falta la suficiente disciplina para
ensayar muchas horas, o que la necesidad de frecuentar ambientes de borrachera
no es “propicia” para la mujer.
Delata su extremo disgusto con los críticos, a la vez que
explica su visión de entonces en cuanto al flamenco, cuando ya había emprendido
su larga aventura con músicos de otros géneros.
A estas alturas todo aficionado conoce la magnitud del genio
de Algeciras, y su impactante influencia que cambió el curso del gran río
flamenco que nos lleva a todos.
Entrevista e imágenes publicadas el 15 de octubre,
1986, reproducidas con permiso. Las frases destacadas vienen así en la
edición original.
EL NIÑO DE LUCÍA
Por Diego Caballero
Traje, peinado y guitarra. Paco de Lucía es una estela
amarilla que nada entre las luces lechosas del escenario, ordena al grupo con
gestos fugaces de pasión y mide el lamento y la rebeldía desde un cuerpo
sinuoso que ha sido eternamente su mejor acompañante. Busca en las raíces
del flamenco de la tradición para crear una fuerza propia y universal que tiene
respuestas en todos los rincones, e intenta abrir sus carnes y lanzarlas a los
cuatro vientos. El cuerpo intimista de la obra gitana es para el Niño de
Lucía un fenómeno que va cambiando y del que hay que abrir nuevos campos.
El maestro llegó cuando el personal subalterno había
colocado la última silla sobre la pedrería achinada del Patio de la Montería y
sus acompañantes llevaban ensayando una hora larga. Venía de Atenas e iba
para Argentina como el que sale de casa para comprar el periódico, la gaseosa y
el pan, pero antes quiso posar su mano de lana en el broche final de la IV Bienal
de Arte Flamenco, más que nada para hacer olvidar los gritos desquiciados que
la prensa sevillana lanzó hace un par de años. El maestro es tímido y
cierra los ojos, pero devuelve alaridos de pasión cuando es el flamenco y su
heterodoxia el fondo de la tela que debe pintarse. La estrella rutilante
danzando en las olas sibilinas de un café con leche y acariciando a una dama
rubia de sinuosas curvas. Paco de Lucía se presenta ante un público más
flamenco que visual. Los Reales Alcázares imponen que la actuación
comience rompiendo cánones y sin perder las raíces: una minera ligada con
fandangos, el mejor pretexto para hacer buena música.
“La guitarra está cambiando y yo tengo una obligación con la
gente que me sigue de abrir nuevos campos”.
– Al maestro Sabicas no le gusta demasiado que te
juntes para tocar con gente rara como Al Di Meola o Chick Corea, que no lo
necesitas para ser el más importante.
– Es una opinión que respeto como si viniera de mi
mismo padre, porque ante Sabicas hay que quitarse el sombrero, pero no deja de
ser una opinión. Los flamencos no sabemos de acordes, ni hemos dispuesto
de la capacidad de ir a la escuela para aprender música. Y es que el
flamenco está en un momento especial, que necesita aportaciones de todos lados
para que aprendamos también de lo que no es usual en nuestra música. A mí
sí me han servido estas uniones. La guitarra está cambiando y yo tengo
una obligación con la gente que me sigue, de abrir nuevos campos. Mike
Oldfield es un gran músico que no está en nuestra onda y del que tenemos mucho
que aprender, por eso yo he ido a buscar su música.
– Una experiencia agotadora.
– Ni tanto. A veces me desquiciaba y hasta tenía
pesadillas por las noches, no podría dormir; realmente era muy difícil el sitio
donde me había metido. Sabicas piensa que no debe haber evolución del
flamenco, que debe ser monótono y siempre que siga sonando a antiguo. Mi
opinión es que hay que dejarlo que suene igual pero con palabras nuevas.
– Estaba anunciado que participaras en el disco de
Camarón de la Isla y se quedaron esperando. ¿Qué pasó?
– Simplemente que me encontraba de gira, bastante
lejos, y me resultó imposible la vuelta para el disco.
“Sabicas piensa que el flamenco debe ser monótono y antiguo.
Mi opinión es que hay que dejarlo que suene igual pero con palabras
nuevas”.
– ¿Es muy distinto tocar en Sevilla a hacerlo en Moscú
o Japón?
– En cualquier sitio es más fácil tocar que aquí.
Hay mucha gente que sabe de verdad y oyen de otra manera. Aquí se
fijan en si tienes aire o no, si eres flamenco en definitiva, pero por ahí no,
te oyen tocar como músico, que es precisamente donde me siento más relajado y
con menos miedo. En Sevilla estás pensando en tocar cosas más sencillitas
y flamencas, por ahí tienes más libertad.
– Te acaba de tachar una joven de machista, medio en
broma, medio en serio. ¿Acaso las mujeres no pueden llegar a dominar la
guitarra?
– Lo que sí es cierto es que para tocar flamenco se
necesita mucha fuerza física y mucho nervio. Hay que acariciar la
guitarra y luego romperla, la dinámica tiene que ser muy fuerte. Además,
muchas mujeres no se sentarían ocho horas con la guitarra en la mano, es muy
desagradecido, ensayar constantemente.
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