El animal totémico
con sus uñas de luz, los ojos que junta la oscuridad debajo de la cama, el
ritmo misterioso de tu respiración, la sombra que tu sudor dibuja en el olfato,
el día ya inminente.
Entonces me
enderezo, todavía batido por las aguas del sueño, vuelvo de un continente a
medias ciego donde también estabas tú pero eras otra, y cuando te consulto con
la boca y los dedos, recorro el horizonte de tus flancos (dulcemente te enojas,
quieres seguir durmiendo, me dices bruto y tonto, te debates riendo, no te
dejas tomar pero ya es tarde, un fuego de piel y de azabache, las figuras del
sueño) el animal totémico a los pies de la hoguera con sus uñas de luz y sus
alas de almizcle.
Y después
despertamos y es domingo y febrero.
Este poema expresa
al abrazo y posterior relación bajo las sábanas de una pareja adormilada,
tras despertarse.
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