Mira, no pido mucho, solamente tu mano, tenerla como un sapito que duerme así contento. Necesito esa puerta que me dabas para entrar a tu mundo, ese trocito de azúcar verde, de redondo alegre. ¿No me prestas tu mano en esta noche de fin de año de lechuzas roncas? No puedes, por razones técnicas.
Entonces la tramo
en el aire, urdiendo cada dedo, el durazno sedoso de la palma y el dorso, ese
país de azules árboles. Así la tomo y la sostengo, como si de ello dependiera
muchísimo del mundo, la sucesión de las cuatro estaciones, el canto de los
gallos, el amor de los hombres.
Julio Cortázar
Este poema nos habla de la añoranza de los seres que queremos y amamos en momentos especiales, como la llegada de un nuevo año, y con quien no podemos estar debida a la distancia que nos separa. Nos habla del recuerdo y de tener presente al otro, fresco en su memoria.
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