domingo, 28 de febrero de 2010
Un instante sin fin
miércoles, 24 de febrero de 2010
Arte
martes, 23 de febrero de 2010
Julio Cortázar - Papeles Inesperados
"...el verdadero creador es aquel que arroja una piedra al agua apenas siente que la superficie se estanca; favorecedor de los desórdenes fecundos toda vez que la rutina o la burocracia intelectual amenazan hieratizar la palabra y los actos del individuo y de la colectividad, es el instintivo robador del fuego..."
lunes, 22 de febrero de 2010
Señorito ingles
LONDRES, 21 (ANSA)- La presidenta argentina, Cristina Fernández de Kirchner, fue calificada como una "vieja cara de plástico" en un editorial publicado hoy por el dominical inglés Mail on Sunday.
Esa descalificación fue escrita en medio de las crecientes tensiones diplomáticas entre Gran Bretaña y Argentina por la polémica exploración de hidrocarburos en las aguas circundantes a la islas Malvinas, en el Atlántico Sur.
Bajo el título "We will not be bullied by you, Old Plastic Face" (No seremos agredidos por usted, Vieja Cara de Plástico), Lisa Watson, ex editora de la revista Penguin News y habitantes de las Malvinas, afirmó que los kelpers califican a la mandataria argentina con ese apodo, luego de reportes de la prensa de Buenos Aires sobre cirugías a la presidenta.
Watson se refirió en especial a la decisión de Cristina Fernández de imponer por decreto un sistema de permisos para los buques que transiten aguas argentinas o se detengan en puertos de ese país para trasladarse a las Malvinas.
Según la ex editora de Penguin News, dicha medida podría tener serias consecuencias económicas tanto para Argentina como para las islas del Atlántico Sur, principalmente por los problemas para el turismo. "Argentina es su propio enemigo, como también el nuestro", sostuvo Watson, quien destacó que las recientes tensiones diplomáticas por la exploración de hidrocarburos "hizo revivir el interés de la prensa británica en las Malvinas".
"Al mismo tiempo, la reacción de shock y horror también enfatizó cuán poco la población británica entiende nuestra situación actual, debido a que la persecución de nuestro vecino mucho más grande es una ocurrencia diaria", agregó.
La ex editora destacó que los habitantes de las Malvinas aprecian "mucho la relación con el benigno Chile, que no queremos perder" y dijo que, por el contrario, la relación con Argentina "es siempre tensa e improductiva".
"Preferiría que nuestro país vecino (Argentina) nos hiciera vivir con miedo por nuestros sustentos en lugar de nuestras vidas. Pero más allá de toda nuestra determinación para vivir de forma serena a pesar de la persecución insistente, puede resultar una existencia agotadora cuando cada paso valiente hacia la autosuficiencia es amenazado por un perseguidor que ronda en las sombras", concluyó.
(ANSA). BY1
21/02/2010 13:22
domingo, 21 de febrero de 2010
Lo quiero todo ...
Era uno de los temas nuevos (año 1989) de Queen, me gustaba mucho en esa época. Como todos, conocía los clásicos de siempre, repetidos hasta el cansancio. Hubo mejores épocas en la banda (lo aclaro para que Gustavo no diga nada), pero esta fue la primera que yo viví ...
Un temazo y punto...
QUEEN - I WANT IT ALL
y que los eunucos bufen
Palabras del autor (1931)
ROBERTO ARLT
Del libro Los lanzallamas (Ed. Losada, Buenos Aires, 1977)
Con Los lanzallamas finaliza la novela de Los siete locos.Estoy contento de haber tenido la voluntad de trabajar, en condiciones bastante desfavorables, para dar fin a una obra que exigía soledad y recogimiento. Escribí siempre en redacciones estrepitosas, acosado por la obligación de la columna cotidiana.
Digo esto para estimular a los principiantes en la vocación, a quienes siempre les interesa el procedimiento técnico del novelista. Cuando se tiene algo que decir, se escribe en cualquier parte. Sobre una bobina de papel o en un cuarto infernal. Dios o el Diablo están junto a uno dictándole inefables palabras.
Orgullosamente afirmo que escribir, para mí, constituye un lujo. No dispongo, como otros escritores, de rentas, tiempo o sedantes empleos nacionales. Ganarse la vida escribiendo es penoso y rudo. Máxime si cuando se trabaja se piensa que existe gente a quien la preocupación de buscarse distracciones les produce surmenage.
Pasando a otra cosa: se dice de mí que escribo mal. Es posible. De cualquier manera, no tendría dificultad en citar a numerosa gente que escribe bien y a quienes únicamente leen correctos miembros de su familia.
Para hacer estilo son necesarias comodidades, rentas, vida holgada. Pero por lo general, la gente que disfruta de tales beneficios se evita siempre la molestia de la literatura. O la encara como un excelente procedimiento para singularizarse en los salones de sociedad.
Me atrae ardientemente la belleza. ¡Cuántas veces he deseado trabajar una novela, que como las de Flaubert, se compusiera de panorámicos lienzos…! Mas hoy, entre los ruidos de un edificio social que se desmorona inevitablemente, no es posible pensar en bordados. El estilo requiere tiempo, y si yo escuchara los consejos de mis camaradas, me ocurriría lo que les sucede a algunos de ellos: escribiría un libro cada diez años, para tomarme después unas vacaciones de diez años por haber tardado diez años en escribir cien razonables páginas discretas.
Variando, otras personas se escandalizan de la brutalidad con que expreso ciertas situaciones perfectamente naturales a las relaciones entre ambos sexos. Después, estas mismas columnas de la sociedad me han hablado de James Joyce, poniendo los ojos en blanco. Ello provenía del deleite espiritual que les ocasionaba cierto personaje de Ulises, un señor que se desayuna más o menos aromáticamente aspirando con la nariz, en un inodoro, el hedor de los excrementos que ha defecado un minuto antes.
Pero James Joyce es inglés. James Joyce no ha sido traducido al castellano, y es de buen gusto llenarse la boca hablando de él. El día que James Joyce esté al alcance de todos los bolsillos, las columnas de la sociedad se inventarán un nuevo ídolo a quien no leerán sino media docena de iniciados.
En realidad, uno no sabe qué pensar de la gente. Si son idiotas en serio, o si se toman a pecho la burda comedia que representan en todas las horas de sus días y sus noches.
De cualquier manera, como primera providencia he resuelto no enviar ninguna obra mía a la sección de crítica literaria de los periódicos. ¿Con qué objeto? Para que un señor enfático entre el estorbo de dos llamadas telefónicas escriba para satisfacción de las personas honorables:
"El señor Roberto Arlt persiste aferrado a un realismo de pésimo gusto, etc., etc."
No, no y no.
Han pasado esos tiempos. El futuro es nuestro, por prepotencia de trabajo. Crearemos nuestra literatura, no conversando continuamente de literatura, sino escribiendo en orgullosa soledad libros que encierran la violencia de un "cross" a la mandíbula. Sí, un libro tras otro, y "que los eunucos bufen".
El porvenir es triunfalmente nuestro.
Nos lo hemos ganado con sudor de tinta y rechinar de dientes, frente a la "Underwood", que golpeamos con manos fatigadas, hora tras hora, hora tras hora. A veces se le caía a uno la cabeza de fatiga, pero…. Mientras escribo estas líneas pienso en mi próxima novela. Se titulará El Amor brujo y aparecerá en agosto del año 1932.Y que el futuro diga.
Roberto Arlt
http://www.revistacontratiempo.com.ar
viernes, 19 de febrero de 2010
Piedras en el camino espiritual - parte 2
En occidente la espiritualidad se vende fácilmente a la gente joven o inmadura. Ante la dificultad de construir una identidad, problema psicosocial muy actual, las promesas fáciles y atractivas son el mejor señuelo.
El placer después de cualquier técnica se equipara con el placer de tomar una coca cola, se puede haber llegado a ella por sugestión y estar en peligro de adicción. Toda práctica necesita de una elaboración de las emociones o cogniciones que nos presenta como nuevas, elementos extraños a integrar en la identidad del sujeto.
El adulto ya ha armado su defensa (identidad, carácter, hábitos, a veces precariamente) y su defensa le ha limitado.
Estos son algunos de los pensamientos que me surgen. Son muchas las dudas que aparecen cuando analizamos estos temas. Con la experiencia cada uno se da sus respuestas.
Si alguien ha conseguido seguirme en esta serie de denuncias se preguntará si yo creo en el camino espiritual. La respuesta es que sí, por supuesto que creo, creo en la intención honesta e inocente de los que buscan estar mejor y en la oferta sensata y consecuente con sus propias necesidades de los que ofertan plazas en el camino de la evolución. Cada uno con su camino. Gráficamente es un problema de peso, ¿qué pesa más a la larga, lo que gano o lo que pierdo? La cualidad del ser humano es la inteligencia "la capacidad de anticiparse a la experiencia".Estamos en la era cognitiva, hoy construimos la realidad de que cada uno construye su propia realidad.
http://www.concienciasinfronteras.com
Piedras en el camino espiritual - parte 1
Estas reflexiones sobre el tema del camino interior, o espiritual, o proceso terapéutico, pretenden abrir puertas, acercarnos a un pensar diferente. Son fruto de mi propia experiencia y no buscan sistematizar el tema de una forma congruente.
En esta era cognitiva ya se tiene bastante asumido que uno de los pilares de las tradiciones, la realidad, es la realidad de cada uno tal como el sujeto la construye en su interior (idea ahora usada hasta para vender cervezas).Este paradigma centra el poder en el sujeto que posee la capacidad de cambiar su forma de interpretar la realidad.
La idea de cambio es la clave de todo proceso espiritual, querer ser más y mejor, o sufrir menos. Por un lado buscamos el cambio de lo que somos por un modelo interno en base al yo ideal, lo que nos gustaría ser, o al ideal del yo, lo que deberíamos ser. Por otro lado, buscamos el cambio por un modelo externo, un maestro, terapeuta, o el comportamiento ejemplar que sugieren los textos sagrados.
Teoría de la doble verdad
Teoría defendida por algunos pensadores medievales según la cual hay dos verdades, una teológica o de fe y otra filosófica o de razón.
Como consecuencia de la diferencia en el método de fundamentación de las creencias puede ocurrir que las tesis a las que se llega a partir de la fe sean distintas de las tesis a las que se llega a partir de la razón, y la historia muestra claramente el conflicto que se puede establecer entre estos dos ámbitos o esferas (la esfera sobrenatural y la esfera natural).
En el siglo XIII el conflicto se vivió intensamente con el redescubrimiento del pensamiento aristotélico. Aristóteles no es claro en el tema de la eternidad del mundo y la inmortalidad del alma, y algunos intérpretes consideraron que defendía la eternidad del mundo y la mortalidad del alma individual. Teniendo en cuenta que el dogma cristiano afirma la creación del mundo y la inmortalidad del alma no es extraño que los cristianos aristotélicos tuviesen aquí un conflicto.
La teoría de la doble verdad quiere ser una solución: según esta teoría hay dos verdades, la verdad de la religión, para la cual, por ejemplo, el alma de cada persona es inmortal, y la verdad de la razón y la filosofía para la cual el alma individual no es inmortal. Algunos de los defensores de este punto de vista, como Sigerio de Brabante, fueron perseguidos por la autoridad. Otros filósofos consideraron que la solución propuesta por esta teoría es inaceptable, pues parece absurdo que puedan existir dos verdades opuestas sobre la misma cuestión, e indicaron que una de las dos tesis estaba equivocada. Así, Santo Tomás se opuso a la teoría de la doble verdad reinterpretando el pensamiento aristotélico y haciéndolo compatible con las tesis cristianas.
El Aquinate considerará que el entendimiento agente al que se refiere Aristóteles en el “De Anima” y del que dice que es inmaterial e inmortal, se encuentra como una parte en cada una de las almas individuales, indicando por tanto la inmortalidad del alma humana.
http://www.e-torredebabel.com
jueves, 18 de febrero de 2010
miércoles, 17 de febrero de 2010
La camisa del hombre feliz
Pero todo fue en vano, nadie sabía cómo curar al monarca. Una tarde, finalmente, apareció un viejo sabio que les dijo: - si encontráis en el reino un hombre completamente feliz, podréis curar al rey. Tiene que ser alguien que se sienta completamente satisfecho, que nada le falte y que tenga acceso a todo lo que necesita.
Los envidos se presentaron a toda prisa en la casa de aquel hombre para comprarle la camisa y, si era necesario –se decían- se la quitarían por la fuerza... El rey tardó mucho en sanar en sanar de su tristeza. De hecho su mal se agravó bastante cuando de que el hombre más feliz de su reino, quizás el único totalmente feliz, era tan pobre, tan pobre... que no tenía ni siquiera una camisa.
http://www.vidaemocional.com/index.php?var=07092401
La Estación
Fue solo un momento, un encuentro casual, aunque el lo anhelaba desde hacia mucho tiempo, por eso cuando caminaba sin rumbo siempre miraba alrededor, intentando encontrarla en alguna esquina.
Era una tarde fría, el silencio solo era interrumpido por el ruido de los trenes que llegaban y partían sin cuestionar el destino de sus pasajeros. La estación, a pesar de estar repleta de personas, parecía vacía, la esencia de los viajeros es efímera.
No importa quien llegaba y quien se marchaba, entre muros, ventanas y sombras el la vio a lo lejos, dudo un segundo pero la reconoció, ella como siempre parecía distraída, aunque sus ojos reflejaban cierta certeza.
La estación parecía vacía, no importaba quien llegaba y quien se iba, quizás algún día se encontrarían nuevamente, quizás cuando cada uno encuentre su propio camino.
http://pueblofantasma41.blogspot.com/
martes, 16 de febrero de 2010
No se culpe a nadie - parte 3
Irónicamente se le ocurre que si hubiera una silla cerca podría descansar y respirar mejor hasta ponerse del todo el pulóver, pero ha perdido la orientación después de haber girado tantas veces con esa especie de gimnasia eufórica que inicia siempre la colocación de una prenda de ropa y que tiene algo de paso de baile disimulado, que nadie puede reprochar porque responde a una finalidad utilitaria y no a culpables tendencias coreográficas.
En el fondo la verdadera solución sería sacarse el pulóver puesto que no ha podido ponérselo, y comprobar la entrada correcta de cada mano en las mangas y de la cabeza en el cuello, pero la mano derecha desordenadamente sigue yendo y viniendo como si ya fuera ridículo renunciar a esa altura de las cosas, y en algún momento hasta obedece y sube a la altura de la cabeza y tira hacia arriba sin que él comprenda a tiempo que el pulóver se le ha pegado en la cara con esa gomosidad húmeda del aliento mezclado con el azul de la lana, y cuando la mano tira hacia arriba es un dolor como si le desgarraran las orejas y quisieran arrancarle las pestañas.
Entonces más despacio, entonces hay que utilizar la mano metida en la manga izquierda, si es la manga y no el cuello, y para eso con la mano derecha ayudar a la mano izquierda para que pueda avanzar por la manga o retroceder y zafarse, aunque es casi imposible coordinar los movimientos de las dos manos, como si la mano izquierda fuese una rata metida en una jaula y desde afuera otra rata quisiera ayudarla a escaparse, a menos que en vez de ayudarla la esté mordiendo porque de golpe le duele la mano prisionera y a la vez la otra mano se hinca con todas sus fuerzas en eso que debe ser su mano y que le duele, le duele a tal punto que renuncia a quitarse el pulóver, prefiere intentar un último esfuerzo para sacar la cabeza fuera del cuello y la rata izquierda fuera de la jaula y lo intenta luchando con todo el cuerpo, echándose hacia adelante y hacia atrás, girando en medio de la habitación, si es que está en el medio porque ahora alcanza a pensar que la ventana ha quedado abierta y que es peligroso seguir girando a ciegas, prefiere detenerse aunque su mano derecha siga yendo y viniendo sin ocuparse del pulóver, aunque su mano izquierda le duela cada vez más como si tuviera los dedos mordidos o quemados, y sin embargo esa mano le obedece, contrayendo poco a poco los dedos lacerados alcanza a aferrar a través de la manga el borde del pulóver arrollado en el hombro, tira hacia abajo casi sin fuerza, le duele demasiado y haría falta que la mano derecha ayudara en vez de trepar o bajar inútilmente por las piernas en vez de pellizcarle el muslo como lo está haciendo, arañándolo y pellizcándolo a través de la ropa sin que pueda impedírselo porque toda su voluntad acaba en la mano izquierda, quizá ha caído de rodillas y se siente como colgado de la mano izquierda que tira una vez más del pulóver y de golpe es el frío en las cejas y en la frente, en los ojos, absurdamente no quiere abrir los ojos pero sabe que ha salido fuera, esa materia fría, esa delicia es el aire libre, y no quiere abrir los ojos y espera un segundo, dos segundos, se deja vivir en un tiempo frío y diferente, el tiempo de fuera del pulóver, está de rodillas y es hermoso estar así hasta que poco a poco agradecidamente entreabre los ojos libres de la baba azul de la lana de adentro, entreabre los ojos y ve las cinco uñas negras suspendidas apuntando a sus ojos, vibrando en el aire antes de saltar contra sus ojos, y tiene el tiempo de bajar los párpados y echarse atrás cubriéndose con la mano izquierda que es su mano, que es todo lo que le queda para que lo defienda desde dentro de la manga, para que tire hacia arriba el cuello del pulóver y la baba azul le envuelva otra vez la cara mientras se endereza para huir a otra parte, para llegar por fin a alguna parte sin mano y sin pulóver, donde solamente haya un aire fragoroso que lo envuelva y lo acompañe y lo acaricie y doce pisos.
Final del Juego
No se culpe a nadie - parte 2
De todos modos y para estar seguro lo único que puede hacer es seguir abriéndose paso respirando a fondo y dejando escapar el aire poco a poco, aunque sea absurdo porque nada le impide respirar perfectamente salvo que el aire que traga está mezclado con pelusas de lana del cuello o de la manga del pulóver, y además hay el gusto del pulóver, ese gusto azul de la lana que le debe estar manchando la cara ahora que la humedad del aliento se mezcla cada vez más con la lana, y aunque no puede verlo porque si abre los ojos las pestañas tropiezan dolorosamente con la lana, está seguro de que el azul le va envolviendo la boca mojada, los agujeros de la nariz, le gana las mejillas, y todo eso lo va llenando de ansiedad y quisiera terminar de ponerse de una vez el pulóver sin contar que debe ser tarde y su mujer estar impacientándose en la puerta de la tienda.
Se dice que lo más sensato es concentrar la atención en su mano derecha, porque esa mano por fuera del pulóver está en contacto con el aire frío de la habitación es como un anuncio de que ya falta poco y además puede ayudarlo, ir subiendo por la espalda hasta aferrar el borde inferior del pulóver con ese movimiento clásico que ayuda a ponerse cualquier pulóver tirando enérgicamente hacia abajo. Lo malo es que aunque la mano palpa la espalda buscando el borde de lana, parecería que el pulóver ha quedado completamente arrollado cerca del cuello y lo único que encuentra la mano es la camisa cada vez más arrugada y hasta salida en parte del pantalón, y de poco sirve traer la mano y querer tirar de la delantera del pulóver porque sobre el pecho no se siente más que la camisa, el pulóver debe haber pasado apenas por los hombros y estará ahí arrollado y tenso como si él tuviera los hombros demasiado anchos para ese pulóver lo que en definitiva prueba que realmente se ha equivocado y ha metido una mano en el cuello y la otra en una manga, con lo cual la distancia que va del cuello a una de las mangas es exactamente la mitad de la que va de una manga a otra, y eso explica que él tenga la cabeza un poco ladeada a la izquierda, del lado donde la mano sigue prisionera en la manga, si es la manga, y que en cambio su mano derecha que ya está afuera se mueva con toda libertad en el aire aunque no consiga hacer bajar el pulóver que sigue como arrollado en lo alto de su cuerpo.
No se culpe a nadie - parte 1
El frío complica siempre las cosas, en verano se está tan cerca del mundo, tan piel contra piel, pero ahora a las seis y media su mujer lo espera en una tienda para elegir un regalo de casamiento, ya es tarde y se da cuenta de que hace fresco, hay que ponerse el pulóver azul, cualquier cosa que vaya bien con el traje gris, el otoño es un ponerse y sacarse pulóveres, irse encerrando, alejando. Sin ganas silba un tango mientras se aparta de la ventana abierta, busca el pulóver en el armario y empieza a ponérselo delante del espejo.
No es fácil, a lo mejor por culpa de la camisa que se adhiere a la lana del pulóver, pero le cuesta hacer pasar el brazo, poco a poco va avanzando la mano hasta que al fin asoma un dedo fuera del puño de lana azul, pero a la luz del atardecer el dedo tiene un aire como de arrugado y metido para adentro, con una uña negra terminada en punta. De un tirón se arranca la manga del pulóver y se mira la mano como si no fuese suya, pero ahora que está fuera del pulóver se ve que es su mano de siempre y él la deja caer al extremo del brazo flojo y se le ocurre que lo mejor será meter el otro brazo en la otra manga a ver si así resulta más sencillo.
Parecería que no lo es porque apenas la lana del pulóver se ha pegado otra vez a la tela de la camisa, la falta de costumbre de empezar por la otra manga dificulta todavía más la operación, y aunque se ha puesto a silbar de nuevo para distraerse siente que la mano avanza apenas y que sin alguna maniobra complementaria no conseguir hacerla llegar nunca a la salida. Mejor todo al mismo tiempo, agachar la cabeza para calzarla a la altura del cuello del pulóver a la vez que mete el brazo libre en la otra manga enderezándola y tirando simultáneamente con los dos brazos y el cuello.
En la repentina penumbra azul que lo envuelve parece absurdo seguir silbando, empieza a sentir como un calor en la cara aunque parte de la cabeza ya debería estar afuera, pero la frente y toda la cara siguen cubiertas y las manos andan apenas por la mitad de las mangas. por más que tira nada sale afuera y ahora se le ocurre pensar que a lo mejor se ha equivocado en esa especie de cólera irónica con que reanudó la tarea, y que ha hecho la tontería de meter la cabeza en una de las mangas y una mano en el cuello del pulóver.
....
lunes, 15 de febrero de 2010
Un mal sueño
Ya sabia la ruta, aunque la había evitado, yo mismo la había escogido, víctima de mis actos, víctima de mis omiciones.
El camino se prolongaba, tuve una sensacion extraña, un dolor en el estomago, como cuando algo malo pasa.
Dude por un segundo, respire hondo y seguí adelante, enfrentando lo que sabia que me esperaba, deseando no hallarla.
La ruta la sabia, no me era extraño estar hay, donde la luz se va apagando.Sentí que algo pasaba, sentí una escencia extraña, una mirada fría, una risa sin ganas.Me di cuenta que algo pasaba, que ya no era la misma, la oscuridad del bosque no ayudaba.Su sombra era extraña, borrosa e iluminada, y cuando hablaba su voz triste se escuchaba.Yo como siempre un tonto, con mi capacidad para arruinarlo todo, me canse del momento y dije que me marchaba.
Ella sonrió, dio un suspiro y me dio una ultima mirada antes de irse, sus palabras no llegaron, su presencia se esfumaba.Yo quede hay parado, mirándola con asombro, me parecía increíble, observarla mientras ella volaba.
De repente desperté y segui soñando.
domingo, 14 de febrero de 2010
sábado, 13 de febrero de 2010
viernes, 12 de febrero de 2010
La princesa y el sapo
Érase una vez una princesa que vivía en un reino muy, muy lejano. Su piel era pálida como la porcelana, según lo reglamentario en alguien de su condición, pero la genética le había jugado una mala pasada en lo demás; su cabello no era rubio como el trigo, ni sus ojos azules como el cielo, así que los príncipes preferían a las otras princesas antes que a ella, más que nada para seguir la tradición. Ya había cumplido y pasado los dieciséis años, que es la edad estipulada para encontrar al príncipe azul, pero todos acababan con sus amigas de cabello como el trigo y ojos como el cielo.
La princesa empezó a salir con el sapo, porque era el modo más fácil de enamorarse de alguien. Ni sus amigas ni sus padres creían la historia de que él fuese en realidad un príncipe, y querían que le dejara, pero ella tenía tantas ganas de ver su verdadera forma que siguió intentándolo.“Ya me he enamorado de ti”, le dijo un día la princesa, “pero sigues sin cambiar”. “A lo mejor es que tenemos que hacer el amor”, contestó él. La princesa realmente quería al sapo, pero seguía siendo un bicho repugnante, y la simple idea de imaginarse la escena le horrorizaba. Sin embargo, lo llevó a su habitación en la torre e hizo el amor con él. Era la única forma de que cambiase. Un rato después, la princesa se sentía triste y asqueada mientras en la cama, a su lado, el sapo se fumaba alegremente un cigarrillo. Él aseguró que no entendía por qué no había cambiado, que quizá tenían que encontrar la forma de hacerlo mejor, más perfecto.
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miércoles, 10 de febrero de 2010
El Pozo
Un día, el burro de un campesino se cayó en un pozo. El pobre animal lloró amargamente durante horas, mientras el campesino trataba de buscar alguna solución. Finalmente, como no encontraba otra solución [...]
Un día, el burro de un campesino se cayó en un pozo. El pobre animal lloró amargamente durante horas, mientras el campesino trataba de buscar alguna solución. Finalmente, como no encontraba otra solución, pensó que el pozo ya estaba seco y necesitaba ser tapado de todas formas, así que realmente no valía la pena sacar al burro del pozo sino que era mejor enterrarlo allí. Pidió a unos vecinos que vinieran a ayudarle.
Cada uno agarró una pala y empezaron a echar tierra al pozo. El burro se dio cuenta de lo que estaba pasando y lloró y rebuznó de nuevo con más amargura. Luego, para sorpresa de todos, se tranquilizó después de caerle encima unas cuantas paladas de tierra. Al cabo de un buen rato de trabajo, el campesino se asomó al pozo y vio con sorpresa que con cada palada de tierra el burro estaba haciendo algo muy inteligente: se sacudía cada palada de tierra y pisaba sobre ella. Había subido ya varios metros.
Siguieron así, y al final el burro llegó hasta la boca del pozo, pasó por encima del borde y salió trotando pacíficamente. Algo parecido puede sucedernos en nuestra vida. La vida nos tira a veces tierra, todo tipo de tierra; lo mejor es saber sacudirse esa tierra y usarla para dar un paso hacia arriba. Así, cada uno de nuestros problemas es un escalón.
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El elefante
Este es un cuento precioso y muy útil para comprender como a veces el miedo nos impide ver la realidad, nos inmoviliza de tal manera que podemos llegar a vivir insatisfechos sin saber el poder que tenemos solamente con cambiar la actitud. [...]Cuando yo era chico me encantaban los circos, y lo que más me gustaba de los circos eran los animales.
Sin embargo, la estaca era sólo un minúsculo pedazo de madera apenas enterrado unos centímetros en la tierra. Y aunque la cadena era gruesa y poderosa, me parecía obvio que ese animal capaz de arrancar un árbol de tajo con su propia fuerza, podría, con facilidad, arrancar la estaca y huir.
El misterio es evidente: ¿Qué lo mantiene entonces? ¿Por qué no huye?Cuando tenía cinco o seis años, pregunté a algún maestro, a mi padre o a algún tío por el misterio del elefante.
La estaca era ciertamente muy fuerte para él. Juraría que se durmió agotado y que al día siguiente volvía a probar, y también al otro y al que seguía... hasta que un día, un terrible día para su historia, el animal aceptó su impotencia y se resignó a su destino.Este elefante enorme y poderoso no escapa porque cree que no puede. Él tiene registro y recuerdo de su impotencia, de aquélla impotencia que se siente poco después de nacer.
Y lo peor es que jamás se ha vuelto a cuestionar seriamente ese registro. Jamás... Jamás intentó poner a prueba su fuerza otra vez...Cada uno de nosotros somos un poco como ese elefante: vamos por el mundo atados a cientos de estacas que nos restan libertad. Vivimos creyendo que un montón de cosas "no podemos hacer" simplemente porque alguna vez probamos y no pudimos.Grabamos en nuestro recuerdo "no puedo... no puedo y nunca podré", perdiendo una de las mayores bendiciones con que puede contar un ser humano: la Fe en uno mismo.
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martes, 9 de febrero de 2010
lunes, 8 de febrero de 2010
Las ranitas
Este cuento ilustra como en la vida no podemos esperar siempre la aprobación de los demás para cumplir nuestros sueños y objetivos, podemos aceptar consejos por supuesto, pero si realmente creemos en algo tenemos que hacer realidad ese sueño, nos lo debemos a nosotros mismos.
No permitas que personas con el mal hábito de ser negativas derrumben tus mejores y más sabias esperanzas de tu corazón.
Recuerda siempre: Hay poder en nuestras palabras y en todo lo que pensamos. Por lo tanto procura ser siempre POSITIVO.
Sé sordo cuando alguien te dice que tú no puedes realizar tus sueños… Piensa además que tu boca tiene poder: una palabra de aliento a alguien que está pasando un mal momento, puede reanimarlo y ayudarle a salir adelante… Una palabra destructiva puede ser lo único que se necesita para destruirlo… Seamos cuidadosos con lo que decimos.
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domingo, 7 de febrero de 2010
Problemas
Los problemas son parte de nuestra vida.
Los problemas, por sí solos, no provocan automáticamente el sufrimiento.
Si logramos abordarlos con decisión y compromiso, si logramos centrar nuestras energías en encontrar una solución, el problema puede transformarse en un desafío.
Solemos quejarnos diciendo: ¡No es justo!
Pero... ¿dé dónde sacamos nosotros que lo natural es la justicia?
De hecho no lo es.
No es justo que los ríos se desborden y arrasen construcciones hermosas.
No es justo que las erupciones volcánicas sesguen cientos de vidas.
No es justo que un incendio forestal termine con la existencia de miles de animales.
No obstante, si nos quedamos en el pensamiento o en la queja de lo que es justo o
injusto, añadimos un ingrediente de malestar y de distracción. Así, pasamos a tener dos
problemas en lugar de uno.
extracto de Jorge Bucal “el camino de la feicidad”
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sábado, 6 de febrero de 2010
El Problema
"Para que tú puedas beber vino en una copa que se encuentra llena de Té, es necesario primero tirar el té, y entonces podrás servir y beber el vino."Cuenta la leyenda que en un monasterio budista ubicado en una ladera casi inaccesible de las frías y escarpadas montañas de los Himalayas, un buen día uno de los monjes guardianes amaneció sin vida..
Le hicieron los rituales tibetanos propios para esas ocasiones, llenas de profundo respeto y misticismo.Sin embargo, era preciso que algún otro monje asumiera las funciones del puesto vacante del guardián. Debía encontrarse el monje adecuado para llevarlas a cabo.
En momento determinado, uno de los discípulos sacó una espada, miró al Gran Maestro, y a todos sus compañeros, se dirigió al centro de la sala y ... Zaz!! destruyó todo de un sólo golpe.Tan pronto el discípulo retornó a su lugar, el Gran Maestro dijo:“Alguien se ha atrevido no sólo a dar solución al problema, sino a eliminarlo. Honremos a nuestro nuevo Guardián del Monasterio".
En realidad, poco importa cuál sea el problema.Hay problemas cuyo aspecto nos confunde, pues halaga los sentidos. En el fondo sigue siendo un problema.Muchas personas cargan la vida entera el peso de cosas que fueron importantes en su pasado y que hoy solamente ocupanun espacio inútil en sus mentes, espacio que es indispensable para recrear la vida.
Limpia tu vida, comienza por las gavetas, armarios,hasta llegar a las personas del pasado que no tienen más sentido que sigan ocupando un espacio en tu mente.
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jueves, 4 de febrero de 2010
Día Mundial contra el Cáncer
4 de febrero
El cáncer es una de las principales causas de mortalidad en todo el mundo. La OMS calcula que, de no mediar intervención alguna, 84 millones de personas morirán de cáncer entre 2005 y 2015.
Cada 4 de febrero, la OMS apoya a la Unión Internacional contra el Cáncer y promueve medios para aliviar la carga mundial de la enfermedad. La prevención del cáncer y el aumento de la calidad de vida de los enfermos son temas recurrentes.
El tema de este año, «El cáncer también se puede prevenir», se centra en medidas simples que pueden aplicarse a la prevención del cáncer tales como:
no fumar;
alimentarse de modo saludable y realizar ejercicio con regularidad;
moderar el consumo de alcohol;
protegerse frente a las infecciones cancerígenas.
El cáncer es un proceso de crecimiento y diseminación incontrolados de células. Puede aparecer prácticamente en cualquier lugar del cuerpo. El tumor suele invadir el tejido circundante y puede provocar metástasis en puntos distantes del organismo. Muchos tipos de cáncer se podrían prevenir evitando la exposición a factores de riesgo comunes como el humo de tabaco. Además, un porcentaje importante de cánceres pueden curarse mediante cirugía, radioterapia o quimioterapia, especialmente si se detectan en una fase temprana.
miércoles, 3 de febrero de 2010
Los problemas de creerse el centro del universo - parte 2
Para tener un espectro amplio de los tipos de histriónicos basta con tomar el control remoto. "El rasgo de las estrellas televisivas es ser histriónico", dice el doctor Riquelme. "Algunos de ellos se ganan la vida así, haciendo de su vida cotidiana una teleserie, que si sus hijos se fueron o no con el padre, si mostró más o menos de las piernas, si citó a los periodistas a un restorán para que presenciaran su separación. Exhiben su vida íntima".
Para los psicoanalistas, el origen del trastorno está en un complejo de Edipo no resuelto. "La persona se quedó buscando la atracción del padre del sexo opuesto, pero al mismo tiempo siendo muy ambivalente porque sabe que no puede caer en el incesto", dice el doctor Riquelme.
Luego, al histriónico le cuesta establecer nexos interpersonales profundos o íntimos. Es superficial en sus relaciones de pareja y nunca concreta una relación sexual, aunque la busca.
En el caso de las mujeres es posible que traspasen su atracción por el padre hacia otro hombre, probablemente mayor, al que atraen y por el que buscan ser atendidas. Pero cuando llega el momento de intimar, lo rechazan o evitan, porque sienten la culpa de caer en una relación "incestuosa".
Esta relación superficial e incompleta los tiene permanentemente insatisfechos, por lo que no es raro que caigan en depresión. Y es por esta patología por la que suelen llegar a la consulta del psiquiatra. "A ellos les cuesta darse cuenta de que son la fuente de sus propios problemas. Cuando llegan, uno los evalúa y va viendo: trata la depresión y cuando el paciente está preparado se inicia una sicoterapia", explica el doctor Menchaca.
Eso significa que la persona sea capaz de darse cuenta que tiene un problema y que pueda asumirlo. Sólo así, y con la guía del terapeuta, podrá interpretar qué mecanismo inconsciente es el que gatilla determinada reacción y podrá utilizar las técnicas que éste le facilite para mejorar su problema.
Un libro abierto
"El cariño del público" es una frase muy típica de quienes pueblan la pantalla chica. Y no es una frase más; en realidad para algunos de ellos el sentirse queridos depende de la admiración que perfectos desconocidos les puedan prodigar.
"El histriónico busca que lo quieran, lo paren en la calle y lo saluden. Y será una persona obsequiosa, congraciativa o demasiado cariñosa, que convierte una relación superficial en algo más cercano de la cuenta", afirma el psiquiatra Raúl Riquelme. Luego, la primera vez que ven a una persona pueden tutearla de inmediato, darle un beso como si se conocieran desde siempre y establecer una aproximación innecesaria.
Además, son personas desinhibidas tanto con su cuerpo como con su vida. "Aparecen muy extrovertidos contando sus dificultades, sus problemas más íntimos. Y también en la ropa que usan, que generalmente muestra más de lo necesario".
Pamela Elgueda
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Los problemas de creerse el centro del universo - parte 1
Detrás de este trastorno de personalidad hay un sujeto que lo dramatiza todo y depende de las alabanzas ajenas.
Busca que lo quieran, que lo observen y le digan cuánto lo admiran. Todo le sirve para captar el interés de los demás: gritar a los cuatro vientos sus dificultades amorosas, usar un vestido cuyo escote termine donde empieza el tajo de la falda, ser el alma de las fiestas o sobredramatizarlo todo... Es lo que popularmente se llama "centro de mesa" y que la psiquiatría clasifica como trastorno de personalidad histriónica.
"Son personas necesitadas de estimación, de ser entendidas, queridas, alabadas o admiradas", describe el doctor Raúl Riquelme, psiquiatra y jefe del programa de Trastornos de Personalidad del Instituto Psiquiátrico doctor José Horwitz.
Junto al doctor Alex Oksenberg editó el libro "Trastornos de la Personalidad, hacia una mirada integral", en el que 55 psiquiatras y sicólogos abordan diversos aspectos del tema, entre los que se incluye esta desviación permanente del comportamiento, que hace sufrir tanto a quien lo padece como a los que lo rodean.
Un trastorno mental que afecta a entre el 1 y el 2% de la población general y del 10 a 15% de quienes consultan un servicio de psiquiatría. Además, es más prevalente en las mujeres.
¿Soy perfecto yo?
¡Alaracooooo!, el popular personaje creado por Themo Lobos, es una buena caricatura del histriónico. "Su esencia es sobrerreaccionar o sobredramatizar todo que habitualmente le pasa. Y lo hace de manera inflexible, o sea, en todas las áreas de la vida, lo que lo lleva a ser inadaptativo", complementa el doctor Antonio Menchaca, psiquiatra y jefe del Programa de Trastornos de la Personalidad del Instituto Neuropsiquiátrico de Chile y uno de los especialistas presente en el libro de Riquelme y Oksenberg.
Un ejemplo típico, agrega, es el sujeto que en una reunión social se convierte en el alma de la fiesta, el invitado celebrado por todos como el más entretenido y chistoso del lugar. Sin embargo, la impresión sobre él cambia cuando al encontrarlo en una situación laboral o más seria se comporta exactamente igual, porque es incapaz de adaptarse a otras circunstancias.
Además, el individuo con personalidad histriónica vive buscando "la ovación" de los demás, pues si no lo aplauden siente que no lo quieren. "Es cansador, porque necesita que todo el tiempo le digan que lo aman, que es fantástico. Y si nadie se lo dice se victimiza". Esta verdadera "caza" de estima lo convierte en una persona dependiente, que sólo se autoafirma a partir de las opiniones externas. Y también genera el rechazo del entorno, que lo ve como una persona superficial y ególatra.
Pamela Elgueda
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"Avatar" levanta una cortina de humo
Recordemos, en primer lugar, la escena del árbol enorme que cae con estrépito en medio de una población horrorizada. ¿Cómo no ver allí la analogía con la caída de las torres del World Trade Center? Además, a partir de esta escena grandiosa, quedará justificado todo lo que haga el pueblo indígena salvajemente atacado en su propio planeta. Y no es otro que un marine estadounidense, Jake, el protagonista de la película, el que propondrá a los habitantes autóctonos unirse (como las fuerzas aliadas) para reprimir y matar a los que, como terroristas, los atacaron cobardemente. Es en ese momento cuando aparece en la pantalla en todo su esplendor el águila imperial estadounidense (bajo la forma de un dragón gigante al estilo de Transformers) sobre la que se montará intrépidamente nuestro héroe americano para llevar a los nativos a la victoria final.
Este héroe, un simple soldado norteamericano herido en la guerra al que han dotado de un nuevo cuerpo, va a volver a prestar servicio pero esta vez por una buena causa. En este sentido, es el ejemplo perfecto del americano medio, es decir un ser inocente que no quiere la guerra pero que, por necesidades de la causa, acabará por transformarse en un combatiente implacable que exhorta a la población indígena a seguirlo al combate. Cuando a uno lo atacan, tiene que saber defenderse. Este es un derecho absoluto. Tal es el mensaje central de esta superproducción estadounidense de 300 millones de dólares que es la expresión de la ideología guerrera, es decir la de la guerra llamada justa o, si se quiere, la del bien contra el mal .
La película distingue entre los buenos guerreros (los na'vi) y los malos guerreros (los soldados). Pero como todos sabemos, no existen buenos y malos guerreros. Toda guerra, aun la que parece más insensata, se libra por motivos que se consideran justos puesto que son de defensa. Recordemos que hasta para Hitler la guerra era justa: se trataba de extender el territorio alemán para asegurar la supervivencia de su pueblo. No vamos a la guerra para combatir, nos dirá todo beligerante, sino para defendernos. Esa es la esencia de la guerra, y es esa esencia fundamental la que quiere remozar según el gusto de hoy la película Avatar. La misma palabra avatar, que proviene del sánscrito, designa a un enviado de Dios que vigilará el combate del bien contra el mal.
Advirtamos, por otra parte, cómo varias escenas de combate en la jungla recuerdan lo que fue para los estadounidenses la guerra de Vietnam donde, pese al uso del napalm, el poderío norteamericano fue aplastado y humillado. A semejante humillación, propone subrepticiamente la película, hay que saber responder con inteligencia. No descaradamente, destruyendo todo a nuestro paso o empleando estúpidamente gas tóxico, sino poniendo la mira con precisión sobre el enemigo, y ello de común acuerdo con las otras naciones amenazadas. ¿No es esta la justificación perfecta de la guerra de Afganistán?
Y, como siempre, los nativos nos son presentados como seres apegados a ritos anticuados, a quienes debe guiar a la batalla el héroe inteligente de la película. Armado con una ametralladora para aniquilar al invasor, este na'vi de un nuevo tipo con el aspecto de un feroz exterminador se ofrecerá como ejemplo y mostrará a esos pobres nativos cómo luchar sin piedad y establecer su supremacía. Esto trae a la memoria los westerns americanos en los que casi siempre un valiente cowboy termina asociándose con los indios para incitarlos a luchar a muerte contra el ejército estadounidense. Al servir de justiciero, ese héroe participaba sutilmente en una desculpabilización necesaria respecto del genocidio de los pueblos amerindios.
El realizador del film, James Cameron, sin duda ha comprendido mejor que ningún otro cineasta que, para que una película guste, hay que saber confirmar las convicciones del público. ¡Matar, sí, pero matar únicamente a aquellos que amenazan la seguridad de nuestro país! Eso sí que es tranquilizador y reconfortante.
Fuente: ESCRITOR, PROFESOR DE FILOSOFIA (QUEBEC, CANADA)
martes, 2 de febrero de 2010
Baile lento
¿Alguna vez has visto a los niños jugando?
¿O escuchado el chisporroteo de la lluvia en el suelo?
¿Alguna vez seguido a una mariposa en su errático vuelo?
¿U observado al sol desvaneciéndose en la noche?
Mejor detente. No bailes tan a prisa. El tiempo es corto,
la música no durará. ¿Pasas cada día en el vuelo?
¿Cuando te preguntas "¿Quién eres?"
¿Escuchas la respuesta?
Cuando el día acaba, ¿te recuestas en tu cama con los siguientes cien
coros corriendo por tu cabeza?
Mejor detente. No bailes tan de prisa. El tiempo es corto,
la música no durará.
¿Alguna vez le has perdido el tacto, dejando a algún buen amigo morir
porque más tuviste tiempo para llamar y decir "hola"?
Mejor detente. No bailes tan a prisa. El tiempo es corto, la música no durará.
Cuando corres demasiado rápido para llegar a alguna parte,
Te pierdes la mitad de la diversión de llegar ahí.
Cuando te preocupas y te apuras durante el día, es como un regalo sin abrir...
tirado a la basura... la vida no es una carrera, se toma un poco más lentamente,
escucha la música antes de que la canción termine.
http://expresometro.webcindario.com