El corredor de hoteles se respaldó en la silla, le pidió un
té verde al camarero y comenzó su relato:
-Para Leonesa, acusada del asesinato de un oficial de marina
británico, hubiera sido preferible que jamás una coincidencia la librara de la
horca, que la esperaba en Inglaterra. Ella había matado para salvarse;
posiblemente lo que le interesaba a la policía británica no era castigar a la
asesina de un súbdito de Su Majestad, pero el lntelligence Service también
necesitaba interrogarla.
"En cierto modo, el responsable de todo lo que ocurrió
fue el fotógrafo judío Ismael Abraham, agente confidencial del caudillo
musulmán nacionalista Yama Mohamed, nieto del gran Raisuli.
"La cosa ocurrió así. "Ismael Abraham entró a la
oficina de la policía marítima del puerto de Ceuta. Tenía que visar su
pasaporte, pues esa noche se embarcaba para Málaga, donde diligenciaría
diversos asuntos. Ismael entró al despacho de policía e hizo estos gestos:
"Echó la mano al bolsillo interior de su saco y extrajo
una libreta negra. Dentro de la libreta negra estaba su pasaporte. Dejó la
libreta negra sobre la mesa y le entregó el pasaporte al oficial.
Éste conocía al fotógrafo y conversaron de algunas
bagatelas. El oficial selló el pasaporte de Abraham y el fotógrafo se echó al
bolsillo el pasaporte y la libreta. Luego salió, echando a caminar por los
muelles en dirección hacia la compañía de navegación.
"Sin embargo, a mitad del tránsito tuvo una sensación
extraña. Su bolsillo estaba excesivamente abultado. Posiblemente había puesto
la libreta entre los forros y no en el bolsillo, y estaba por caerse. Llevó la
mano al bolsillo y experimentó una sorpresa extraordinaria. En su bolsillo
había dos libretas en vez de una: la suya y otra, otra de canto rojizo.
"Inadvertidamente se había llevado una libreta que
estaba sobre la mesa de la oficina marítima. Abrió la libreta y encontró varios
telegramas. Uno decía: "Vigílese escrupulosamente al ciudadano Italo
Lonbesti. Usa armas". Otro: "Deténgase a Leonesa Solesvi, acusada de
asesinato de un oficial de la marina británica. Lleva en su poder una máquina
para cifrar telegramas en clave".
"Lo de la máquina para cifrar telegramas en clave fue
una sorpresa para el agente de Yama Mahomed, pues ignoraba la existencia de
tales aparatos.
"Luego otro telegrama: "Leonesa Bolesvi se
encuentra en Tánger o Tetuán, pero se sabe que tiene que pasar a Ceuta.
Vigílese la casa de Antón López y la de Efraín el Negro en la Cuestecilla del
Monte".
"Cuando el fotógrafo Abraham terminó de leer estos
telegramas, se había olvidado en absoluto de lo que conversara con el oficial
del puesto. Bendijo a Jehová.
"La casualidad, la más extraordinaria de las
casualidades le había puesto en coyuntura de servirlo a Yama Mahomed. El
informe le valdría una buena bolsa de duros assanis, porque Leonesa estaba
refugiada en la casa del nieto de Raisuli. Lo que posiblemente ignoraba la
embajada inglesa era que Leonesa pensaba dirigirse a El Cairo.
"Era necesario ponerse en comunicación con Yama
Mahomed, pero él no podía utilizar el telégrafo. El teléfono de su casa también
debía estar bajo el control de la policía; el único recurso era escribir, pero
recientemente, por un empleado indígena, había sabido que en el correo central
había un puesto de policía donde se abrían las cartas de todos aquellos
individuos conceptuados como sospechosos de espionaje, o actividades políticas.
Las cartas eran fotografiadas y luego se remitían al destinatario.
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