Existe una íntima relación entre lo que conocemos como
el secreto, la confesión y la psicoterapia pues en cierta forma vienen a
representar diferentes momentos de un proceso que de concluir debe significar
el final del sufrimiento. Me parece conveniente el reflexionar con mas detalle
sobre este proceso pues en muchos casos ese viaje a la libertad se ve
interrumpido por diversos motivos y tienen como factor común un crecimiento que
se ha detenido.
El
Secreto
El secreto es común a
todas las personas. Todos, sin excepción tienen una parte de sí que no llegan a
comunicar a los demás, existen
experiencias, pensamientos, deseos que preferimos reservarnos, manteniendo su
conocimiento restringido a unos pocos. Está
el secreto que rodea a una fiesta sorpresa de cumpleaños, están las cuitas
de amor que se confían al amigo; incluso, hay una parte de sí mismo que no se
llega a dar a conocer por
que hay una parte en nosotros mismos que no la acepta, que está convencida de
que aquella característica es indigna y considera inaceptable que nosotros la tengamos.
Así, hay algunos secretos asociados a sentimientos vergonzosos o de rechazo tan
fuertes que producen una negación de la experiencia.
Con algunos
secretos resulta ser que una parte de la experiencia o casi toda ella no
alcanza a tener una representación dentro de nuestra estructura mental y así
permanece en el inconsciente. En estos casos la experiencia posee una carga
emocional, incluso un efecto dentro de nuestra vida sentimental, sin embargo
como una parte importante de la experiencia es negada a la conciencia y a
nuestro mundo de relaciones, queda sin ser procesada, sin digerir, generando
tensión, disconformidad, incluso sufrimiento.
Si la persona
mantiene sectores importantes de su vida dentro de esa estricta reserva que
excluye la aceptación de ciertas experiencias como propias, al cabo de un
tiempo su estructura mental viene a ser como un mapa incompleto. A pesar de que este “mapa” es de gran
importancia para la vida pues debe representar interiormente el mundo y
experiencias que ha vivido la persona.
Esta
representación del universo le sirve a la persona como guía y referencia; en
ese sentido le facilita o entorpece el vivir. De acuerdo a la historia personal
y formación que haya recibido, cada persona poseerá una estructura mental que
representa al mundo, lo sustenta, justifica y convierte en algo viable. Esta estructura puede ser amplia y
flexible, facilitando el
ajustarse a una amplia gama de experiencias futuras o por el contrario puede
ser estrecha y rígida, poniendo en dificultades para ajustarse a situaciones
que no estén representadas adecuadamente en dicha estructura mental.
De esta manera
hay tan diversas estructuras o “formas de pensar” como personas existen; siendo
las mismas aprendidas o “heredadas” de la familia. Siendo cada arquitectura mental
familiar la forma “natural” y “saludable” de ser. Sin embargo toda estructura mental
puede ser mejorada, optimizada o reformulada. De hecho, muchas se beneficiarían
grandemente con un re diseño.
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