martes, 8 de agosto de 2017

La invernada de los animales - Parte 1




Un toro que pasaba por un bosque se encontró con un cordero.
— ¿Adónde vas, Cordero? — Le preguntó.
— Busco un refugio para resguardarme del frío en el invierno que se aproxima — contestó el Cordero.
— Pues vamos juntos en su busca.
Continuaron andando los dos y se encontraron con un cerdo.
— ¿Adónde vas, Cerdo? — Preguntó el Toro.
— Busco un refugio para el crudo invierno — contestó el Cerdo.
— Pues ven con nosotros.
Siguieron andando los tres y a poco se les acercó un ganso.
— ¿Adónde vas, Ganso? — Le preguntó el Toro.
— Voy buscando un refugio para el invierno — contestó el Ganso.
— Pues síguenos.
Y el ganso continuó con ellos. Anduvieron un ratito y tropezaron con un gallo.
— ¿Adónde vas, Gallo? — Le preguntó el Toro.
— Busco un refugio para invernar — contestó el Gallo.
— Pues todos buscamos lo mismo. Síguenos — repuso el Toro.
Y juntos los cinco siguieron el camino, hablando entre sí.
— ¿Qué haremos? El invierno está empezando y ya se sienten los primeros fríos. ¿Dónde encontraremos un albergue para todos?
Entonces el Toro les propuso:
— Mi parecer es que hay que construir una cabaña, porque si no, es seguro que nos helaremos en la primera noche fría. Si trabajamos todos, pronto la veremos hecha.
Pero el Cordero repuso:
— Yo tengo un abrigo muy calentito. ¡Mirad qué lana! Podré invernar sin necesidad de cabaña.
El Cerdo dijo a su vez:
— A mí el frío no me preocupa; me esconderé entre la tierra y no necesitaré otro refugio.
El Ganso dijo:
— Pues yo me sentaré entre las ramas de un abeto, un ala me servirá de cama y la otra de manta, y no habrá frío capaz de molestarme; no necesito, pues, trabajar en la cabaña.
El Gallo exclamó:
— ¿Acaso no tengo yo también alas para preservarme contra el frío? 

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