jueves, 14 de septiembre de 2017

El Niño prodigioso - Parte 3


Al día siguiente, al despertarse el zar, miró por la ventana, y viendo el puente de cristal, preguntó:
— ¿Quién ha construido tal maravilla?
Los cortesanos se enteraron y anunciaron al zar que había sido Fedor.
— Si Fedor es tan hábil — dijo el zar—, le daré por esposa a mi hija.

Con gran rapidez se hicieron todos los preparativos para la boda y casaron a Fedor con la hermosa hija del zar. Una vez instalado Fedor en el palacio del zar, empezó a maltratar al niño; lo hizo criado suyo, lo reñía y pegaba a cada paso, y muchas veces lo dejaba sin comer.

Una noche hablaba Fedor con su mujer, que estaba ya acostada, y el niño, escondido en un rincón oscuro, lloraba silenciosamente con desconsuelo; la hija del zar preguntó a Fedor cuál era la causa de su don maravilloso.
— Si antes sólo eras un pobre mayordomo, ¿cómo conseguiste tantas riquezas? ¿Cómo pudiste en una noche hacer el puente de cristal?
— Todas mis riquezas y mi poder mágico — contestó Fedor— las he obtenido de ese niño que habrás visto siempre conmigo, y que le robé a su padre, mi antiguo amo.
— Cuéntame cómo — dijo la hija del zar.
— Estaba yo de mayordomo en casa de un rico comerciante al que Dios había prometido que tendría un hijo dotado de tal virtud que todo lo que dijera se realizaría y todo lo que pidiese a Dios le sería dado. Por eso, apenas nació el niño yo lo robó, y para que no se sospechase de mí, acusé a la madre diciendo a todos que se había comido a su propio hijo.

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