Per Wahlöö y Maj Sjöwall (Suecia,
1926-1975 y 1935)
La pareja Maj Sjöwall y Per Wahlöö
revolucionó la novela nórdica entre los años sesenta y setenta con la serie Novela
de un crimen, concebida como un proyecto político. Marxistas -dejaron el
partido comunista en 1969-, planificaron minuciosamente cada una de las 10
novelas.
Los principales objetivos de la pareja eran criticar el liberalismo
capitalista y la socialdemocracia sueca que, denunciaron en sus historias,
traicionó a la clase trabajadora.
Para llevar adelante este empeño utilizaron
la novela negra. El protagonista es Martin Beck, un antihéroe, primero
inspector y luego comisario de la Brigada de Homicidios de Estocolmo. La serie
es espléndida y plenamente vigente.
Incluye títulos como El coche de
bomberos que desapareció, El policía que ríe o El hombre del balcón.RBA
y Columna, en catalán, las están publicando por orden cronológico. Rosa
Mora
Kjell Askildsen (Noruega,
1929)
En esta Europa envejecida y cínica
la obra de Askildsen actúa como un espejo roto. "Escribo sobre nuestra
época, sobre el espíritu de esta época", explica en una entrevista este
maestro indiscutible del relato corto, experto en pulir el texto -con papel de
lija- para conservar en la página lo estrictamente esencial. Sus personajes
fríos, mezquinos, víctimas crueles que no pretenden caerle bien ni al lector ni
al autor ni a sí mismos, se regodean en su miseria existencial. Su rompedor
debut literario, Desde ahora te acompañaré a casa (1953), ha sido
publicado por Lengua de Trapo, que ha publicado sus principales títulos: Un
vasto y desierto paisaje, Últimas notas de Thomas F. para la humanidad y
el magníficoLos perros de Tesalónica, disponibles también en un solo
volumen: Todo como antes (Debolsillo). Sergio Rodríguez Prieto
Tomas Tranströmer (Suecia, 1931)
Tranströmer es un poeta fundamental que tras un derrame
cerebral dejó atrás para siempre las palabras. Se dice que su poesía está
vinculada al surrealismo, pero no es cierto, a no ser que pensemos que Eliot y
Pound fueron surrealistas. Lo único que hicieron Eliot y Pound fue introducir
la ley de la discontinuidad en poesía, de forma que el poema aparecía siempre
fraccionado y a ratos más resplandeciente por la pureza molecular de sus
fragmentos.
Es lo que ocurre en los poemas de Tranströmer, por otra parte
admirables porque lo contienen todo: musicalidad exquisita y sabiamente
temblorosa.
Poemas suyos como 'Soledad', donde el poeta nos confiesa que estuvo
a punto de morir, y 'Carrillón' son buena prueba de ello. Es autor de diez
poemarios. (Nórdica ha publicado su antología El cielo a medio hacer). Jesús Ferrero
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