sábado, 5 de mayo de 2018


Arte y política

Tras la intensa jornada de reflexión política, Zizek ofrece este viernes una conferencia en el Museo Reina Sofía que se inscribe en el contexto de la exposición NSK del Kapital al Capital y reflexiona sobre las diversas muertes y resurrecciones del fascismo. El filósofo demuestra su eclecticismo y versatilidad, característico de su producción y su pensamiento, al hablar de la Neue Slowenische Kunst (Nuevo Arte Esloveno), un conjunto de colectivos artísticos que resucitaron a mediados de los 80 la imaginería y parafernalia totalitarias para exhibirlas como significantes vacíos en el momento del triunfo del libre mercado tras la caída del Muro de Berlín.

La intervención de Zizek, tituladaLecciones del "airepocalipsis", se inscribe en el análisis del auge del fascismo contemporáneo, centrándose en la cuestión de la acogida en la actualidad de la fascinación totalitaria del NSK, en un momento en que el resurgir de sus hitos parece empezar a conformar el nuevo paisaje ideológico de la Europa post-Brexit. Precisamente Brexit fue una de las palabras que junto con Macron, Le Pen y Trump, pidió a los periodistas no utilizar en un encuentro mantenido esta mañana en el museo. "Es muy aburrido hablar siempre de lo mismo". Aparcando la política, la charla con el filósofo deriva hacia ricos derroteros colindantes con las grandes preguntas metafísicas, que considera de importancia muy actual, pues a su parecer, "nuestra relación con la tecnología está cambiando radicalmente nuestra concepción de lo que significa ser humanos".

Como ejemplo de esto, Zizek elige los videojuegos, "claves en nuestra percepción de nosotros mismos y responsables de fomentar una nueva cultura de la inmortalidad". El filósofo asegura que nuestra sociedad camina hacia lo que nos muestran series como Black Mirror. "Nos estamos aproximando a una sociedad de control ejercida por las redes y las máquinas". Aunque a pesar de esto dice no ser pesimista, pues "las máquinas son estúpidas, solo almacenan datos pero es únicamente la sabiduría humana la que puede condensar esos datos y decidir actuar en consecuencia. Y aunque analizando todos los datos la máquina pudiera ofrecer una solución mejor que la tuya, desconfío de ellas porque no son neutrales".

Otro aspecto que hace pensar a Zizek que estamos entrando en "una nueva era" trasciende la tecnología hasta llegar a la biología. Habla de las clínicas de los suburbios de Shanghái a las que acuden parejas occidentales para seleccionar genéticamente a sus embriones y añade como anécdota lo que le dijo el responsable de la Academia de biogenética de China cuando lo conoció. "Me dio un folleto que ponía que su tarea era controlar el bienestar físico y mental de la gente", explica enfatizando la palabra mental, lo que en su opinión nos acerca a planteamientos recientes en películas de Hollywood comoElysium.



"Lotocracia"

Ante este tipo de retos, Zizek apuesta por un nuevo tipo de comunismo y reivindica las ventajas que ofrece la globalización a la hora de implementar planes a largo plazo, mecanismos supraestatales que controlen temas como la ecología o la biogenética. "El capitalismo, tal y como lo conocemos, está llegando a sus límites. La superación del expansionismo capitalista, la amplia cooperación internacional y la solidaridad deberían ser capaces de transformarse en un poder ejecutivo dispuesto a violar la soberanía del Estado para aplicar medidas destinadas a proteger nuestros intereses comunes culturales y naturales", valora el filósofo. "Si no apuntan hacia el comunismo, si no implican un horizonte comunista, entonces el término "comunismo" no tiene significado alguno".

En su opinión, esas estructuras no pueden ser los Estados. Zizek habla de entes burocráticos públicos en los que habría expertos pero también miembros seleccionados aleatoriamente, como en los jurados populares. Un sistema de "lotocracia" similar a la democracia por sorteo de la Antigua Grecia o de la República Veneciana. "Debe ser gente cualquiera, para no perder el contacto popular". La cuestión es quién y cómo controlaría esos entes. Y aquí vuelve el Zizek provocador. "La fórmula sería el terror democrático. La burocracia funciona mejor si se siente aterrorizada. Stalin tuvo una buena idea cuando se le ocurrió aterrorizar no sólo a la gente ordinaria sino también a los burócratas", proclama. "En mi Estado ideal, se debe percibir el poder como un lugar peligroso. Puedes ser un burócrata influyente, pero sabes que antes o después puedes perder la cabeza".


ANDRÉS SEOANE | 29/06/2017 



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