jueves, 3 de mayo de 2018


El "fenómeno Zizek"
Slavoj Zizek es el único filósofo vivo que puede preciarse de arrastrar a cientos de personas a escuchar una charla sobre filosofía. Quizá porque a su psicoanálisis de corte lacaniano y su defensa de la vigencia del marxismo, mezcla un irreverente humor y un encendido uso de referentes de la cultura popular. El esloveno visita España para ofrecer dos conferencias que ejemplifican su eclecticismo: Alegato a favor de un socialismo burocrático en el CBA y Lecciones del "airepocalipsis" en el Museo Reina Sofía.


Una especie de "fenómeno Zizek" se está viviendo estos días en Madrid con la visita del filósofo esloveno. Centenares de personas hacían cola ayer por la tarde a las puertas del Círculo de Bellas Artes para escuchar una charla deSlavoj Zizek (Liubliana, 1949), uno de los pensadores más importantes de la actualidad, cuyo eco mediático es comparable al de una estrella de la música o a un deportista famoso. Aunque a priori, mezclar el psicoanálisis lacaniano con el cine de Hollywood o la dialéctica marxista con la literatura de Kafka o Shakespeare, no debería ser suficiente para alentar a las masas. A todo ello Zizek une una personalidad única alejada de la visión del erudito tradicional sobrio y moderado. Excesivo, brillante, provocador, efectista, y cercano, su irreverente humor (reflejado en obras como Mis chistes, mi filosofía) y su prolijidad textual y verbal (habla ante cualquier auditorio y escribe sobre todos los temas imaginables), hacen de él un pensador accesible y omnipresente en nuestro mundo actual que sirve de reclamo por igual a lectores de filosofía y a consumidores de vídeos de YouTube, donde es ampliamente seguido.

Dicho lo cual, no debemos llevarnos a engaño. Por mucha referencia a la cultura popular, y muy cercanos que nos suenen sus conceptos a la hora de expresarse, Zizek no es un pensador fácil, y su objetivo no pasa tanto por vulgarizar lo más elevado como elevar a concepto lo aparentemente más vulgar. Esto es aplicable a su charla de ayer en el CBA, donde el filósofo defendió la "necesidad de reinventar el socialismo burocrático". Al comenzar a hablar, Zizek ya advirtió a los centenares de asistentes que su conferencia iba a ser "ingenua y bruta", pues estuvo encaminada a pedir un proceso invisible que resuelva las cuestiones más engorrosas de la cotidianidad. "Me asquean los movimientos revolucionarios que se quedan en los miles de manifestantes en plazas como Tahrir o Síntagma. No me impresiona. Esto es muy fácil de conseguir, el verdadero cambio es el cómo evolucionamos cuando se vuelve a la vida cotidiana".


Porque para Zizek, "el problema de la izquierda al tomar el poder es cómo desenvolverse en el día a día". Y por eso plantea que "cuando se critica la alienación de la sociedad deberíamos recordar que su supervivencia depende precisamente de una densa trama de mecanismos institucionales alienados: ¿de dónde vienen el agua y la electricidad?, ¿quién garantiza la aplicación de la ley?, ¿a quién recurrimos para la asistencia sanitaria?", se pregunta el filósofo. Por ello opina que las luchas por la emancipación quizá deberían cambiar de objetivo y dejar de perseguir la superación de la alienación para centrarse en reforzar una forma correcta de alienación. "Nuestra vida sí debería estar estructurada en instituciones fijas, pero en instituciones fijas diferentes. Esa es la manera para superar la fase inicial de las revoluciones multitudinarias. Cuanto más se autorregula la comunidad, con más fluidez e invisibilidad ha de funcionar esta red", asegura, poniendo como ejemplo, cómo no, la película V de Vendetta. "Deberíamos hacer la segunda parte, porque, ¿cómo reorganizan el aparato del Estado una vez están al frente?".




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