Profeta de una posmodernidad líquida de puro inestable, la
azarosa vida de Bauman explica mejor que ningún tratado la deriva de su
pensamiento, pues pocos como el pensador polaco fueron conscientes de la
disolución incluso de las normas culturales, sustituidas por ofertas y
propuestas, por señuelos que sembraron y plantaron en la sociedad contemporánea
“nuevos deseos y necesidades en lugar de imponer el deber.”
Nacido en Poznan en 1925, ha fallecido el
sociólogo y filósofo Zygmunt
Bauman, una de las mentes que mejor ha explicado la sociedad
posterior a la Segunda Guerra Mundial. Cuando el ejército alemán invadió
Polonia en 1939 sus padres, judíos no practicantes, huyeron al Este buscando
refugio en la Unión Soviética. Alistado en el Primer Ejercito Polaco, combatió
en la caída de Berlín. En 1945 fue condecorado con la medalla Cruz al
Valor. En 1948 conoció a Janina, una joven estudiante de periodismo y
ciencias sociales que será su “sólido apoyo para toda la vida” y autora del
libro, Winter in the Morning (1986), un estremecedor relato
autobiográfico del gueto de Varsovia.
Sin confirmación segura, parece ser que hasta 1953 formó parte de la
inteligencia militar de una unidad de combate dedicada a combatir a restos
de los ejércitos ucranianos y polacos antiestalinistas. En una entrevista a The
Guardian, el pensador lo admitió como un error que achacó a su juventud.
Todavía trabajaba para la inteligencia militar como capitán cuando comenzó a
estudiar sociología en Varsovia con maestros de la talla de Ossowski y de
Hochfeld. En 1953, su padre fue descubierto tratando de que la embajada de
Israel le facilitase el traslado al país. Interpretado este hecho por el
gobierno polaco como algo impropio, su hijo fue expulsado del Ejército. La
imprevista consecuencia de esta arbitrariedad fue la dedicación total de Bauman
a la sociología y su incorporación como docente e investigador a la
Universidad de Varsovia.
La Guerra de los Seis Días, entre Israel y Egipto en 1967, desencadenó una
virulenta campaña antisemita en Polonia. Bauman y otros cinco profesores fueron
expulsados, como se relata en la espléndida biografía de Dennis SmithZygmunt
Bauman: Prophet of Postmodernity (Polity Press, 1999). En 1968,
purgado y desposeído de su nacionalidad, encuentra refugio en la Universidad de
Tel Aviv (Israel). Atrás quedan los años de plomo del estalinismo y su
pertenencia al Partido Comunista Polaco.
En 1971, la Universidad de Leeds (Reino Unido) le ofrece un puesto de profesor
permanente. Deja de publicar en polaco y comienza a escribir en inglés.
Director del Departamento de Sociología sus textos pasan desapercibido en
el difícil y exclusivo contexto académico británico (Otro judío, un
gigante intelectual del siglo XX, Norbert Elias (1987-1990), “sólo” pudo ser
catedrático de sociología en la Universidad de Leicester, también en la
periferia universitaria).
Hasta 1989 Bauman no comienza a ser reconocido. Ese año apareceModernity
and the Holocaust. La edición en español aparecerá a cargo del sello Sequitur
en 1997. Un año después recibe por esa obra el prestigioso Premio Amalfi y es
entonces, cumplidos los sesenta y cinco años, cuando comienza a publicar la
obra que le ha dado fama y notoriedad mundial. Títulos comoModernidad y
ambivalencia (1991), Modernidad liquida (2000), Amor líquido(2003)
o Vida de consumo (2007) convierten a Bauman en un intelectual
traducido y aclamado en todo el mundo.
Como dejó escrito Bauman, Gramsci me dijo “qué”, Simmel, “cómo” y Janina “para qué”.
Su obra está construida de tal modo que cada libro sirve de base al siguiente.
Contempla la sociedad actual sumergida en un estado fluido. El paso de la
modernidad a la postmodernidad se caracteriza por una profunda crisis que
provoca fuertes zozobras institucionales y personales y la sensación de
que la vida es un tiempo desperdiciado. El Estado era en el pasado una
referencia, una sólida estructura, que ha sido sustituida por unas fuerzas
globales que parecen surgidas de lado oscuro de la vida.
Bauman supo adelantarse a su tiempo al plantear conceptos como “modernidad
líquida” o “amor líquido”. La realidad social, el “mundo líquido” que
presenta en sus textos está caracterizado por la volatilidad, por el cambio
rápido.En una sociedad de consumo y fluidez los hábitos estables, las
costumbres arraigadas, los marcos cognitivos sólidos o los valores estables, se
transforman en impedimentos, en carga pesada que debe abandonarse.
La postmodernidad o en palabras de Bauman, la “modernidad líquida”, se
caracteriza por ser una sociedad de consumidores individualizada y con escasas
regulaciones. Su ambivalencia deriva de trastocar el orden, la pureza, la
disciplina y las regulaciones normativas del viejo orden en procesos de
seducción. Procesos cuyo fin es pasar de las políticas públicas a las
relaciones públicas.
Indeterminación y contingencia se han apoderado del imaginario social de la
“modernidad líquida”. La identidad válida es, para Bauman, aquella que
está en un esfuerzo constante de autoconstrucción frente a los demás,
utilizando el consumo como herramienta principal de expresión. La vida
organizada alrededor del rol productor ha pasado a girar en torno al rol del
consumidor y al bienestar de su cuerpo. De ahí que el último estante abierto en
las grandes superficies comerciales no sea el del amor sino el del narcisismo.
Descanse en paz un pensador austero y lúcido al que tocó vivir las tragedias
del siglo XX y las transformaciones que nos han conducido hasta la actualidad.
BERNABÉ SARABIA | 09/01/2017
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