sábado, 8 de septiembre de 2018

Hablando con Dios - Parte 2

S: ¿No crees que tal vez ese es el problema de los jóvenes de hoy, que nadie les indica un camino?
 P: “Sí, porque los padres cada vez somos más tolerantes, tratamos de no imponer, por no ser el típico padre antiguo, ogro, que está imponiendo su voluntad. Es una actitud de los padres modernos, y yo me incluyo porque también soy así.
Ya hablo de la modernidad y todo. Pero yo estoy muy contento de que mi padre haya tomado aquella decisión por mí. Yo no la hubiera tomado”.

S: Claro, contigo no se ha equivocado…
 P: “También hay muchos fallos, equivocaciones, claro. Yo por eso no puedo ser objetivo a la hora de analizar esto. Hay otros casos, me imagino que los habrá donde resultan unos fracasados porque no era lo que ellos querían hacer. Bueno, eso también es una excusa. Esos no querían hacer nada y siempre pusieron la excusa de que su padre le impuso aquello. Yo pienso que en la vida cualquier cosa, jardinero o lo que sea, cualquier profesión que tengas, si tienes la actitud de hacer bien lo que haces vas a ser una persona… un triunfador, que yo lo llamo, alguien que va a estar contento con su vida”.

S: En la música eres un revolucionario, ¿también lo serías en la vida?
 P: “Yo creo que sí, si hubiera hecho otra cosa sería igual. Mi actitud hubiera sido la misma. Porque de pronto me pongo a hacer una casa, yo no sé de arquitectura, pero enseguida me pongo a investigar y yo me hice una casa en México, con la ayuda de los profesionales, claro, pero yo diseñé, yo hice aquella casa y de pronto me gusta el campo, tengo olivares y sé como cultivar los olivos. O sea, tengo inquietud. Quiero saber”.

S: Tú pareces una persona muy equilibrada. ¿Es así o es una imagen que tenemos?
P: “Eso es una imagen. Yo soy el desequilibrio total. Soy de un minuto al otro, puedo ser la persona más feliz del mundo para ser el más desgraciado. Tengo ese tipo de personalidad. Tengo que tener mucho cuidado conmigo para tratar de estar más o menos equilibrado”.

S: ¿Qué te provoca miedo? ¿Hay algo que te afecte mucho del mundo de hoy?
P: “Pues me afecta la cantidad de seres humanos que somos. En eso estoy ahora. No es que sea una constante en mi vida. Lo que me preocupa es algo de lo que no habla nadie, a lo mejor no está bien que lo diga, pero ningún político habla de eso, al contrario. 

Es el tema de la natalidad. Cómo se está potenciando la natalidad, incluso los políticos dan dinero a la gente para que tenga más hijos cuando lo que somos es una plaga que ha contaminado la Tierra y va a destruir el planeta. ¿Por qué no hay más control en eso? ¿Por qué hay que tener quince hijos? Nadie habla de eso. Tal vez no es políticamente correcto. Lo de la contaminación, lo del calentamiento… es porque la demanda que hay de consumo es brutal y eso es porque somos muchos. Vamos a tratar de ser no como los chinos: unos dictadores, pero uno, dos niños y ya está. Con dos niños ya se siente uno padre y realizado.

Nosotros, los humanos, somos un cáncer, y un cáncer con pretensiones. Cada célula de este cáncer que somos nosotros se cree con derecho a tener dos coches, calefacción, aire acondicionado y cantidad de basura con plástico… que nos estamos cargando un planeta que es una maravilla. Eso es lo que me preocupa”.

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