sábado, 8 de septiembre de 2018

Hablando con Dios - Parte 3

S: ¿Y tu crees que se puede dar un paso atrás?
P: “Atrás no, pero no seguir adelante. Porque como ya no se puede ir para atrás, pues ya seguimos. Esa es la actitud que normalmente tomamos. Como ya estoy gordo pues no dejo de comer, ya da igual. Puedes ser más gordo y podemos estar más envenenados todavía”.

S: Así que estamos otra vez en lo mismo, hay que empezar con los niños
 P: “Sí. Es que tienen demasiado. Dos mil juguetes. La mayoría de plástico y más plástico. Se les quita un poco la ilusión. Yo me acuerdo que de niño yo me compraba los Reyes. Estaba todo el año ahorrando para comprarme una pelotita de goma y una carterita para ir al colegio y era la persona más feliz del mundo, seguro que mucho más feliz que mis niños con dos mil cochecitos y cien mil muñecas”.

S: Y cómo te proteges tú contra eso?
 P: “Es difícil. Eso también atañe a los gobiernos, a la gente que se supone que es inteligente y que cuida que funcione la sociedad. Ellos son los que tienen que plantearse esas cosas, pero a ellos en el fondo les interesa porque el consumo da puestos de trabajo. Y si la gente se rebela porque no trabaja… pero yo empezaría por lo de más de dos niños, ¡nada!

S: Una pregunta que te tengo que hacer, ya sé la respuesta, es más bien para escucharte decirlo: ¿Sigues echando de menos a Camarón?
 P: “Hombre. Siempre. De por vida. Camarón me dejó a mí viudo. Siempre lo voy a echar de menos. Creando con él, buscando caminos ahí se me fue parte de mi corazón, de mi vida”.

 S: ¿Tienes un plan, algo que no has hecho todavía algo que te quede por hacer?
 P: “Si, claro. Yo estoy en la lucha lógica de una persona que va a cumplir sesenta años y empieza a dolerle el ciático, me duele el brazo, tengo las cervicales mal por un lado. Sin embargo por otro tengo todas las ganas del mundo de seguir creando y buscando”.

S: Así que los años no sirven solamente para hacerse feos…
 P: “Exacto. Con los años te das cuenta de que no puedes luchar contra la naturaleza. Quieres y cada vez cuesta más encontrar estímulos para seguir. Porque cuando eres joven el estímulo es que te reconozcan, que te quieran, ganar dinero, ser famoso, y esas cosas ya las tengo. Encontrar estímulos es cada vez más difícil. Y con un cuerpo que ya no te acompaña y unas energías que te fallan… aunque la cabeza está mucho mejor que con veinte años. No tengo ninguna duda. Y para crear se tiene mejor cabeza a esta edad que con veinte. Lo que falta es aquella energía y esas ganas de lucha, de pelear”.

S: Esa es la crueldad de la vida
P: “Así es”




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