jueves, 2 de diciembre de 2021
lunes, 1 de noviembre de 2021
jueves, 28 de octubre de 2021
martes, 19 de octubre de 2021
domingo, 3 de octubre de 2021
viernes, 1 de octubre de 2021
jueves, 30 de septiembre de 2021
Descubren que el secreto de los violines Stradivarius está en su química
Los instrumentos tienen propiedades químicas muy diferentes de los actuales, debidas al efecto combinado del envejecimiento, el tratamiento de Stradivari y las vibraciones sufridas
Es poco probable que Antonio Stradivari imaginara que sus violines se seguirían tocando en el siglo XXI y casi imposible que sospechara que su apellido daría nombre a una tienda de ropa. Los instrumentos Stradivarius han compuesto una leyenda a su alrededor que va desde el exorbitado precio que alcanzan hasta los estudios que intentan dilucidar el origen de su 'magia'. Ahora, un grupo de investigadores taiwaneses ha descubierto que el secreto podría yacer en la química de su madera.
El estudio compara la madera usada en violines modernos con el arce empleado en cinco antiguos, cuatro Stradivarius y un Guarneri. Los resultados, obtenidos mediante técnicas analíticas como la espectroscopía, revelan cómo el tiempo ha afectado a los materiales y algunas claves de la olvidada técnica de Stradivari. La investigación ha sido publicada hoy en la revista 'PNAS'.
Según los investigadores, la composición de las muestras varía mucho entre los violines nuevos y clásicos. Tres siglos se han cobrado un tercio de la hemicelulosa presente en la madera, descompuesta y acompañada de la oxidación de su lignina. El contenido de agua también ha disminuido con el paso del tiempo; sin embargo, la concentración de celulosa se mantiene estable.
Además de su lógico envejecimiento, la madera de arce fue tratada con conservantes minerales como aluminio, calcio, cobre, sodio, potasio y zinc
Los violines también mostraron un grado de oxidación anormal, que suele observarse en maderas afectadas por los hongos. Los investigadores, sin embargo, atribuyen este patrón a las vibraciones de alta frecuencia que ha soportado la estructura durante cientos de años.
Además del lógico envejecimiento sufrido por los violines, los análisis también desvelaron uno de los secretos de Stradivari: la madera de arce fue tratada con conservantes minerales —aluminio, calcio, cobre, sodio, potasio y zinc— que sirven para explica la resistencia a la carcoma que ostentan estos instrumentos, así como su diferente composición de elementos químicos.
El estudio concluye que los violines fabricados por Stradivari tienen propiedades químicas muy diferentes de los actuales, debidas al efecto combinado del envejecimiento, el tratamiento empleado por el lutier italiano y las vibraciones sufridas a lo largo de los siglos. Los investigadores aseguran que posteriores análisis descubrirán hasta qué punto estas características son responsables de la supuesta excelencia de estos instrumentos y si pueden ser emuladas en los actuales.
¿Excelencia o
postureo?
Las diferencias
químicas señaladas por el análisis podrían ser irrelevantes si tenemos en
cuenta un controvertido estudio publicado también en 'PNAS'. Investigadores de la
Universidad Pierre y Marie Curie en París llevaron a cabo un test a ciegas con
diez violinistas profesionales, que probaron doce instrumentos, cinco de ellos
Stradivarius.
Los violinistas fueron incapaces de distinguir el Stradivarius de sus 'hermanos' modernos: seis de los diez artistas prefirieron el sonido de los nuevos, y todos ellos tuvieron problemas para adivinar la edad del violín. Con minerales o sin ellos, todavía está por demostrar que la fama de los instrumentos de Stradivari sea algo más que mero placebo.
jueves, 2 de septiembre de 2021
miércoles, 1 de septiembre de 2021
lunes, 23 de agosto de 2021
jueves, 29 de julio de 2021
martes, 27 de julio de 2021
jueves, 8 de julio de 2021
miércoles, 7 de julio de 2021
viernes, 2 de julio de 2021
jueves, 1 de julio de 2021
miércoles, 30 de junio de 2021
martes, 29 de junio de 2021
Django Reinhardt, el príncipe gitano - Parte 1
Vino al mundo con seis cuerdas bajo el brazo. Creció al revoltijo del negocio nómada de su familia, en una caravana de artistas y vendedores itinerantes de poca monta y escasa fortuna. Arrebujado con una manada muy numerosa Django y compañía se instalaron a las afueras de París de manera más o menos permanente. Allí se echó a rasguear con el convencimiento del oficio y el duende de un encantador de serpientes. Arrancaba notas febriles y agitaba sin piedad caderas, cuellos, pies reacios a bailar. Django fue la música popular en Europa cuando allí solo había cuadros descompuestos y películas tenebristas. Desató un furor inédito en la época. El swing europeo lo alumbró un gitano como los negros del algodón parieron la semilla del jazz en Estados Unidos.
“Like us you have no king no set of rules but you have a mistress:
Music”
Sandra Jayat, poetisa manouche
Django
Reinhardt (1910, Liberchies, Bélgica) aprendió a tocar dos veces. La
primera vez tenía apenas doce años y ya manoseaba las cuerdas como si las
hubiera tentado en el útero. Le dieron un banjo como un regalo oportuno. La
segunda vez Django tuvo que reaprender por mera supervivencia. Con dieciocho
años un incendio en la caravana donde dormía le produjo quemaduras severas en
varias zonas de su cuerpo. En concreto, se temió por su pierna derecha y por su
mano izquierda. Salvó la pierna y salvó la mano, pero fue el accidente lo que
lo pasó del banjo a la guitarra. Su hermano le llevó una al hospital donde pasó
ingresado más de un año y Django se hizo a ella con intuición y sin pérdida de
tiempo. Cambió su técnica ante la atrofia inevitable de los dedos anular y
meñique. Al punto el gitano desafió los augurios médicos y se rehízo volviendo
a caminar sin dificultad y echándose a bailar otra vez sobre los trastes de su
nuevo instrumento. En adelante se concentraría formalmente en la guitarra y la
haría su razón de trabajo. El fuego lo cambió de ingenio. Tesis, antítesis,
síntesis.
En 1930 Django Reinhardt era un prometedor guitarrista de veinte
años. Dos cosas se cruzaron en su camino: el jazz norteamericano y Stéphane Grappelli.
Respecto a lo primero, la música de América se filtró despacio hasta Europa.
Django se movía generosamente por los ambientes musicales de la zona y no tardó
en toparse con ella y capturarla en sus oídos. La influencia pionera de
ultramar se dejó sentir con fuerza en los círculos musicales de París. Louis Armstrong y
las Big Band traían un nuevo sonido de inusual vuelo rítmico
a una Europa con escasa germinación jazzística. Por su parte, el
huérfano y precoz violinista Grappelli uniría caminos con Django Reinhardt a
poco de conocerlo. En alguna de sus dos cabezas, o un poco en ambas, germinó la
inusual idea de unir sus instrumentos para formar un grupo únicamente de
cuerda. Aunque atípico, con el tiempo se demostraría un buen invento.
En 1934 Django y Grappelli formarían el exitoso Quintette
du Hot Club de France. Era una banda singular de relaciones
variopintas. A las guitarras rítmicas estaba Joseph Reinhardt, el
propio hermano de Django, con el que siempre le unió una relación irregular y
al que siempre mantuvo en la sombra; y Roger Chaput, el único músico
del grupo que no era gitano. Por su parte, el bajista Louis Vola,
más equilibrado que sus colegas, se instauró pronto como el mediador oficial
entre Django y Grappelli, guitarra solista y violín, hombres más destacados del
quinteto y que tuvieron siempre sus más y sus menos dentro y fuera de los
escenarios, aunque no quisieran otro socio que no fuera el otro. En alguna
ocasión había alguna baja o sustitución, uno de ellos era reemplazado o se
incorporaba un vocalista, como fue el caso del polifacético compositor Freddy Taylor.
En cualquier caso, era una formación peculiar al disponer solamente de cuerda y
prescindir del piano, la percusión y el viento. Quizá fue esta rareza la que lo
hizo más especial y más interesante para el público. Sea como sea la
popularidad del Quintette prendió como la pólvora por toda
Francia y e incluso por el resto de Europa, siendo el trampolín de un Reinhardt
que lo capitaneaba con henchida y despreocupada soltura. Hasta 1939 Django,
Grappelli, Joseph, Chaput y Vola ganaron mucho dinero y se hicieron realmente
conocidos. Pero llegó la guerra.
La Segunda Guerra Mundial dio portazo al grupo. Grappelli optó por
quedarse en Londres y Reinhardt volvió a París. Cuando la blitzkrieg puso
a Europa de rodillas y también cayera Francia en mayo de 1940, Django no quiso
marcharse del país. Fue una temeridad o una apuesta arriesgada. La persecución
de los nazis contra los gitanos no se hizo esperar y varios compañeros y
familiares de Reinhardt fueron perseguidos. Sin embargo, Django siguió tocando
con regularidad y su estrella continuó brillando con ganas. Su fama le brindó
cierta protección con los alemanes, fanáticos pero siempre románticos y
dispuestos a oír música todas las noches. Tocó con músicos variopintos, grupos
improvisados con retazos de acá y de allá, incluso introdujo un clarinete en
sus formaciones. Cuenta la leyenda que un general nazi, Dietrich Schulz-Köhn,
acogió a Reinhardt como su protegido y libró al músico cíngaro de las
penalidades que habían caído sobre sus iguales. Siempre según la leyenda, el
consabido general era apodado Doktor Jazz por su
indisimulada melomanía. En tiempos de guerra, Schulz-Köhn estaba más interesado
que nunca en seguir disfrutando del swing de las figuras locales, y en efecto
consiguió que la estrella del momento continuara su actividad. Paradójicamente,
para completar el enredo, la música de Django y otros músicos de su entorno se
destacó pronto como uno de los estandartes de la resistencia francesa. Aunque
ante la incertidumbre Reinhardt intentaría salir del país varias veces, la
frágil pero privilegiada posición del guitarrista manouche le
brindó el necesario paraguas durante una guerra que se prolongó,
afortunadamente, menos de lo que los más pesimistas pudieron pensar.
Finalizado el conflicto, Django Reinhardt planeó recomponer lo más pronto posible su quinteto de cabecera, al menos juntarse otra vez con su socio Grappelli, pero algo más suculento surgió. Viajó en otoño de 1946 a Estados Unidos invitado por músicos admiradores. Maravillado en la Roma del swing y del jazz, conoció a algunos de sus ídolos e incluso pudo tocar con ellos. Es en este viaje donde la leyenda de Django Reinhardt se hincha hasta confundirse. Las versiones se bifurcan al ponderar la magnitud de su influencia, pues algunos afirman que Django era mera comparsa para las bandas locales con las que tocó (entre otros, junto a gente como Duke Ellington o Coleman Hawkins) y otros son vehementes en realzar la figura de Django como un músico endiosado en Estados Unidos. Desde luego, la personalidad fanfarrona del guitarrista gitano se presta de lleno a avivar la especulación y la leyenda. Sea como fuere, su periplo por Norteamérica fue intenso y le permitió cumplir varios sueños, pero en febrero de 1947 retornó a Europa. Y no volvería de vacío. Se agitaban entre sus dedos los primeros coletazos del bebop, la corriente del jazz que verdaderamente revolucionaría el género. Django Reinhardt puso pie en París completamente obsesionado con Charlie Parker y Dizzy Gillespie.
De vuelta en Francia, sin embargo, Reinhardt se fue volviendo cada vez más huidizo y caprichoso, incluso reacio al escenario. Falta a sus compromisos. No se presenta en los sitios. Se recluye junto a su familia y amigos, la mayoría gitanos, cuantos más de los suyos mejor. Comparece con desgana y menosprecia a un público que lo adora incluso en sus desplantes y salidas de tono. En la última etapa de su carrera, Django alimenta a manos llenas su reputación de artista atribulado y antojadizo. Con todo, en 1949 grabaría su último y definitivo álbum, Djangology, un doble disco recopilatorio, la necesaria piedra capital de su dispersa, precaria y mal documentada discografía. Lo grabaría en Italia, durante una pequeña gira por tierras transalpinas junto a una formación de cuerda local y su habitual colega Grappelli. Después de eso, más deconstrucción y más huida, y el retiro. Con 40 años cumplidos Django Reinhardt se marcha a vivir a una pequeña localidad del departamento francés del Sena y Marne: Samois-Sur-Seine. Allí, cerca de Fontainebleau y no tan lejos de París, Django se ensimisma pescando, pintando cuadros de aficionado y jugando partidas de billar. Sigue buceando en el bebop y realiza incursiones en la guitarra eléctrica, instrumento sobre el cual se mostró escéptico durante años. Aún va a la capital a realizar algunos conciertos y hacer algunas grabaciones, pero su desconexión pública con la música es imparable. Poco le importa ya todo, si es que alguna vez le importó demasiado algo que no fuera sí mismo. Al punto, muere a los 43 años cuando regresa a su casa de un recital. Le sorprende una hemorragia cerebral y lo declaran muerto después de un día completo esperando al médico, pintorescamente retrasado.
Django que
estás en los cielos
En la filmografía de Woody Allen hay varios y buenos
homenajes al genio gitano de la guitarra. Allen utilizaría su música con
devoción e incluso lo mencionaría en varias de sus líneas de diálogo. El
homenaje más expreso, acaso el mejor de todos, fue sin duda el dedicado
en Acordes y desacuerdos (1999), una de esas
películas chispeantes que Allen nos fue disparando en los años 90. En ella un
extravagante guitarrista llamado Emmet Ray (Sean Penn) es un fanfarrón
con duende y sin estrella que dice ser el segundo mejor guitarrista del mundo.
¿El primero? Claro: Django Reinhardt, dios absoluto para Ray, en presencia del
cual, supuestamente, las dos veces que lo ha tenido cerca Emmet siempre se ha
desmayado. En el estrafalario guitarrista del director neoyorkino estaba sin
duda una versión y un trasunto jugoso de Reinhardt, el cual, por cierto, hará
una fantástica y ficticia aparición en la propia película, totalmente
imperdible.
Como para Woody Allen, para toda la familia del jazz Django es un
mito fundacional inolvidable. En primer lugar por ser uno de los grandes
precursores de la música swing en Europa, y en segundo lugar por sentar con
fuerza el canon popular del músico disoluto. Algo parecido a lo que
fueron Monet o Toulouse-Lautrec a
sus artes plásticas lo fue Django con la música y la guitarra, campo en el cual
los rufianes de buhardilla no estaban muy extendidos. Completa la mezcla la
adición de su etnia gitana, de escaso pedigrí artístico hasta la llegada del
flamenco sobre todo. Nos encontramos, pues, con un personaje total, relevante y
atractivo a la vez. Para más señas, Django era un ególatra burlón,
completamente autodidacta, analfabeto, sin capacidad alguna para leer una
partitura o para hablar de música en sentido formal o académico. Tocó en
locales y grabó sus primeras canciones desde que tuvo 13 años. Sentó el perfil
del guitarrista como músico solista, como líder de un grupo o estrella en
solitario, cuestión inédita hasta entonces. Y por supuesto, lo hizo de la mano
del oído y la improvisación. Django era, sobra decirlo, un improvisador
superdotado, nato creador del instante, un diablo a las cuerdas que casi manco
de una mano supo destilar una verborrea rítmica maravillosa. Para buscarle solo
hay que localizar su peculiar guitarra, la famosa Selmer Maccaferri,
de abertura ancha, en forma de boca, caja de resonancia amplificada para
desempeñar el protagonismo de la guitarra solista y su particular mástil
accesible hasta los últimos trastes. En caso de duda, la descripción física
también será reveladora. Ligero, cíngaro en sus rasgos, con el pelo bien
peinado hacia atrás, la tez pálida y un bigotillo parecido pero algo menos
infame que el de Salvador Dalí. A veces también llevaba un pañuelo atado
en el cuello. De querer hallarle de verdad se le encontrará fumando, con un
pitillo entre los labios y su gesto de siempre, con ese aire indescifrable y
absorto del artista de raza que no se sabe si rabia o si se come el mundo.
https://www.jotdown.es/2012/09/django-reinhardt-el-principe-gitano/
miércoles, 19 de mayo de 2021
Cómo HACER una SOLERA para GUITARRA Española
sábado, 1 de mayo de 2021
viernes, 30 de abril de 2021
martes, 20 de abril de 2021
domingo, 18 de abril de 2021
jueves, 1 de abril de 2021
miércoles, 31 de marzo de 2021
martes, 30 de marzo de 2021
sábado, 27 de marzo de 2021
lunes, 22 de marzo de 2021
Friedrich Dürrenmatt
(Konolfingen, 1921 - Neuchâtel, 1990) Dramaturgo y narrador
suizo en lengua alemana que fue además artista plástico. Hijo de un pastor
protestante, estudió teología y filosofía en Berna y Zurich. Friedrich
Dürrenmatt empezó trabajando como dibujante, grafista y crítico de teatro.
"Escribo conociendo lo absurdo de este mundo, pero sin desesperar",
dijo como comentario a sus comedias satíricas e inconvencionalmente moralistas
en las que, a menudo, se mezcla lo cruel con lo grotesco y que lo convirtieron
en uno de los dramaturgos más significativos de la segunda mitad del siglo XX.
Inició su escritura teatral con Está escrito (1947),
sobre los anabaptistas; El ciego (1948); Rómulo el Grande (1949),
sobre la caída del Imperio Romano y la inutilidad de lo heroico; El
matrimonio del señor Mississippi (1952), comedia satírica y paródica que
trata la imposibilidad de cambiar la naturaleza humana; Un ángel en
Babilonia (1954), en la que un ángel lleva a Babilonia, como regalo del
cielo, a una joven que ha de pertenecer al más pobre de los mendigos, pero
todos rechazan hacerse mendigos por esa joven; Hércules y la cuadra de
Augias (1954).
En La visita de la vieja dama (1956), "una
comedia trágica", los habitantes de una población empobrecida ven la
posibilidad de enriquecerse mediante el asesinato de uno de sus conciudadanos,
de quien la vieja dama, que fue su amor juvenil, trata de vengarse. La futura
víctima adquiere grandeza trágica en la aceptación de su culpa. En 1964,
Bernard Wicki convirtió el drama en una película con el título de La
visita del rencor (interpretada por Ingrid Bergman y Anthony Quinn), y
Gottfried von Einem hizo sobre esta obra una ópera (1971, "Der Besuch del
alten Dame").
Los físicos (1962) presenta a un científico genial que
se oculta, fingiéndose loco, en un manicomio, a fin de proteger al mundo de las
consecuencias de sus descubrimientos. Otros dos físicos, agentes de sistemas
políticos opuestos que debían secuestrarlo, deciden renunciar, fingiéndose
locos, a las consecuencias de la investigación. Pero la directora del manicomio
se ha apropiado de los resultados de las investigaciones y los ha vendido al
mejor postor.
Cabe mencionar otras obras teatrales como Frank V, El
meteoro (1966), Los anabaptistas, El rey Juan, Play Strindberg (1969)
y Tito Andrónico. De la prosa narrativa de Dürrenmatt destacan las
novelas La promesa, Griego busca griega (1955) y la
policíaca El juez y su verdugo (1952). Además de versiones propias de
dramas, entre otros de William Shakespeare y August Strindberg,
escribió también numerosas piezas radiofónicas y textos sobre teoría teatral.
Ruiza, M., Fernández, T. y Tamaro, E. (2004). Biografia
de Friedrich Dürrenmatt. En Biografías y Vidas. La enciclopedia biográfica
en línea. Barcelona (España). Recuperado de https://www.biografiasyvidas.com/biografia/d/durrenmatt.htm el 22
de marzo de 2021.
jueves, 18 de marzo de 2021
sábado, 13 de marzo de 2021
jueves, 11 de marzo de 2021
domingo, 7 de marzo de 2021
Ariel Pozzo - Hablemos de maderas para guitarras
jueves, 4 de marzo de 2021
lunes, 1 de marzo de 2021
Maderas usadas en la construcción de guitarras
La madera es el material más comúnmente empleado en la construcción de guitarras, ya sean eléctricas, acústicas o clásicas. Determinan en gran medida el sonido del instrumento y es por ello que es importante tener una noción de los tipos de madera que nos encontraremos con más frecuencia, y saber en qué sentido van a afectar al sonido de tu instrumento. Si estás pensando en comprar una guitarra y tienes dudas sobre qué maderas debes elegir, ¡estás en el sitio indicado!
Introducción
El sonido de una
guitarra depende de muchos factores. De hecho, se
podría decir que se trata de un trabajo en equipo, ya que el sonido se basa en
las vibraciones generadas y transmitida entre los elementos de la guitarra, a
través de nuestra acción sobre las cuerdas.
Materiales
empleados, calidad y técnicas de construcción, dimensiones,
electrónica, pastillas, hardware, unión mástil-cuerpo, tipo de puente… Son
algunos de los elementos que conforman y caracterizan una guitarra, y cada uno
de ellos juega su papel en la definición de su sonido.
Si quieres conocer
más sobre la influencia de las pastillas en el sonido de las guitarras
eléctricas, puedes echarle una ojeada a este artículo.
Por supuesto, hay
otros elementos ajenos al instrumento que son clave en la definición del sonido
de una guitarra, como el sistema de amplificación, cableado,
cadenas de efectos y procesadores de señal, y evidentemente el mismo
instrumentista.
En este artículo,
sin embargo, vamos a centrarnos en las maderas comúnmente utilizadas en las
distintas partes de una guitarra eléctrica y su influencia en el sonido final.
La guitarra y la
madera
Guitarra y madera son dos conceptos que van íntimamente relacionados desde sus
orígenes. La guitarra y sus antepasados o parientes, como la cítara, el
laúd o la mandolina, han sido instrumentos de cuerda históricamente
construidos con madera.
Aunque a lo largo
de los años se ha experimentado con otros materiales menos ortodoxos para
construir guitarras, como el plástico, el metal o incluso los
materiales compuestos (fibra de carbono), por ahora la madera sigue
contando con la hegemonía en la construcción del instrumento.
Al ser la madera
un material orgánico, cambia de forma y densidad con el tiempo.
Estos cambios alteran sus características vibracionales, haciendo que cada
pieza sea única. Aunque son cambios generalmente imprevisibles, cada tipo de
madera suele presentar comportamientos propios similares, lo cual ha ido
definiendo, con el tiempo, materiales estándar para cada parte de la guitarra.
Podríamos agrupar
las maderas más típicas de la siguiente forma, según su densidad:
Dureza muy alta: encina, tejo, ébano, serbal.
Dureza alta: álamo, acacia, cerezo, almendro, roble, arce, fresno, palorrosa.
Dureza media: nogal, peral, caoba, cedro, castaño, haya.
Dureza baja
(blandas): abeto, alerce, pino, sauce, aliso.
Dureza muy baja
(muy blandas): tilo, chopo.
Por lo que a
maderas se refiere, podemos dividir una guitarra en tres partes: cuerpo,
mástil y diapasón.
En el caso de las
guitarras de caja (clásicas, acústicas y eléctricas de cuerpo hueco), también
es importante dividir el cuerpo (o caja) en tres elementos: fondo, aro
y tapa armónica.
Por el contrario,
las guitarras eléctricas de cuerpo macizo presentan, como su propio nombre
indica, un cuerpo sólido sin caja de resonancia (aunque también puede estar
hecho de varios materiales).
Cada una de estas partes influye en el sonido del instrumento a su manera, y con el tiempo y la evolución en la construcción de las guitarras, se les han ido asignando tipos de maderas específicos para su función.
Maderas comunes
para el cuerpo de una guitarra
De las partes
mencionadas, el cuerpo es quizás la que más influencia tiene sobre el sonido de
la guitarra, puesto que es, a través del puente, el principal receptor de las
vibraciones generadas en las cuerdas.
En guitarras
de caja, aro y fondo suelen presentar materiales distintos a la tapa
armónica, con la finalidad de conseguir un sonido equilibrado. Por la misma
razón, podemos encontrar guitarras eléctricas de cuerpo macizo, cuyo cuerpo
está hecho de dos o más materiales.
Por ejemplo, es
frecuente construir guitarras eléctricas con un cuerpo macizo de caoba (sonido
cálido y grave), añadiendo una tapa frontal de arce (sonido
brillante y rico en agudos) para conseguir un sonido versátil y equilibrado en
la guitarra.
A continuación
listamos algunas de las maderas más comunes para la construcción de cuerpos de
guitarra, ordenados de mayor a menor calidez de sonido:
Palorrosa
(Rosewood): Es una variedad del Palisandro
o Palosanto (no confundir con ellas). Se trata de una madera con una
hermosa variedad de colores marrones y morados. Aportará calidez,
cuerpo, resonancia y volumen al sonido de la guitarra. Se considera que el
palorrosa de mayor calidad proviene de Brasil, pero su exportación y uso
industrial está estrictamente restringido por motivos de explotación extrema
por parte de distintos sectores industriales. Como sustituto, hoy en día se
emplea el palorrosa de la India. Curiosamente, es una madera muy dura y pesada
(lo que podría llevar a pensar que su sonido es más bien brillante), pero su
naturaleza de alta porosidad contribuye a su calidez.
Encontramos
palorrosa con frecuencia en todos los tipos de cuerpo, tanto en cuerpos sólidos
como en fondos y aros, y también en tapas armónicas.
Caoba (Mahogany): Utilizada principalmente en el mundo acústico (para aros y fondos), aunque muy frecuente también en cuerpos sólidos (usualmente complementada con maderas más densas y brillantes como el arce). Es una alternativa común al palorrosa, pues sus rangos tonales son similares, pese a que la caoba suele presentar menos cuerpo. Es de las maderas más utilizadas, en parte, por su precio (relativamente económico), durabilidad, atractivo, facilidad de trabajo y resonancia. Tiene un sonido propio muy cálido y agradable que la convierte en una elección muy común para los guitarristas.
Cedro (Cedar): Es, junto con el pino abeto, una de las elecciones más comunes para tapas armónicas de guitarra clásica (sobre todo a partir de los años 70’). Es más blando y menos elástico que el abeto, y su bajo contenido en humedad lo hace mucho más estable. Ofrece un sonido más cálido y con gran sustain.
Koa (Koa): Es una madera proveniente de Hawai. Esto la hace muy escasa y, por lo tanto, su precio es elevado. Es una madera de precioso aspecto, rica en colores dorados, claros y oscuros. Contribuye a un sonido muy equilibrado en calidez y brillo (sin destacar en ninguno de los dos extremos), lo que la hace una muy buena elección para guitarras de caja (fondo, aro y tapa), sin necesidad de complementarla con otras maderas.
Pino Abeto (Spruce): Sus variedades más populares son las de origen alemán y las de origen americano. La primera variedad ha sido la principal en las guitarras clásicas construidas hasta finales de los años 60’. Su sonido es más claro que el del cedro, pero también presenta menor sustain. En cualquier caso, sus características sonoras y de envejecimiento hacen del pino abeto una de las elecciones más populares para tapas armónicas de guitarras clásicas y flamencas.
Tilo (Basswood): Es una madera muy blanda, fácil de trabajar, y económica. Ofrece un sonido equilibrado, suave, con cuerpo y sin demasiada riqueza en agudos. Sin extremos, pero con buena riqueza tonal en frecuencias medias. Es una elección frecuente en cuerpos sólidos de guitarras modernas (Ia marca Ibanez apuesta con frecuencia por ese material).
Aliso (Alder): Es una madera de características similares al tilo, aunque suele presentar mayor retención de agudos (los suaviza menos que el tilo) y en general presenta un rango tonal mayor, pero con menor presencia en medios. Sus frecuentes remolinos y anillos en sus patrones hacen que su sonido sea único, complejo e imprevisible.
Fresno (Ash): El Fresno es una madera muy variada en especies y características. Su variedad más dura (Hard Ash o White Ash) presenta un sonido brillante (puede llegar a ser estridente si la calidad no es buena), con buen sustain, mientras que su variedad más blanda (Soft Ash o Swamp Ash) proporciona sonidos más cálidos. El fresno blando fue una elección muy frecuente en las Fender de los 50’ y algunos de los mejores modelos de la marca montan cuerpos de ese material.
Nogal (Walnut): El Nogal es una madera pesada y suele presentar un sonido ligeramente más cálido que el arce, manteniendo un buen sustain.
Arce (Maple): Es una de las maderas con sonido más brillante, rico en agudos y sustain. Es moderadamente densa y pesada. Se suele utilizar como complemento en cuerpos macizos (el ya comentado ejemplo de cuerpo macizo de caoba con tapa frontal de arce), y también para tapas armónicas de guitarras de caja, por la brillantez y definición del sonido generado. No es muy frecuente encontrar cuerpos hechos íntegramente con arce, excepto para propósitos muy concretos.
Maderas comunes para el mástil de una guitarra
A continuación
listamos cinco de las maderas más comunes para la construcción de mástiles,
ordenados de mayor a menor calidez de sonido:
Palorrosa
(Rosewood): Un mástil de palorrosa proporciona un
buen sustain, a la vez que suaviza los agudos, potenciando medios y graves.
Caoba (Mahogany): La caoba en el mástil de una guitarra aportará estabilidad al sonido y comprimirá ligeramente el ataque de agudos, contribuyendo con calidez y cuerpo. Es una elección frecuente en los modelos de guitarra Gibson.
Koa (Koa): Sonido equilibrado y cálido. Suele combinarse con un diapasón de ébano.
Wengué (Wenge): Caracterizada por su aspecto oscuro (en ocasiones prácticamente negro), aporta una fuerte presencia de bajos y medios, lo que lo hace una buena elección para mástiles de bajo. En guitarras, como el caso de la Koa, suele “equilibrarse” con un diapasón de ébano.
Arce (Maple): Elección por excelencia de los modelos Fender. Un mástil de arce será un mástil duro y equilibrado, que contribuirá a un sonido brillante y estable.
Maderas comunes para el diapasón de una guitarra
A continuación
listamos tres de las maderas más comunes para la construcción de diapasones,
ordenados de mayor a menor calidez de sonido:
Palorrosa
(Rosewood): Se trata del material más común
para diapasones, caracterizado por su color marrón oscuro. Ofrece un sonido
rico y cálido, amortiguando agudos.
Arce (Maple): Se caracteriza por la claridad de su color. Es una elección muy popular, por su equilibrio, sustain y brillantez, favoreciendo los armónicos y el ataque en agudos.
Ébano (Ebony): Se identifica con facilidad por su color marrón muy oscuro (cercano al negro). Es un material muy duro, lo que lo hace de difícil trato en fabricación (en ocasiones es quebradizo), motivo por el cual algunos fabricantes (como PRS) prácticamente no lo utilizan. Su sonido es brillante y rico en agudos, motivo por el cual se suele utilizar para equilibrar mástiles de maderas cálidas.
¿Qué maderas me convienen a la hora de elegir mi guitarra?
Como se ha ido
comentando a lo largo del artículo, existen multitud de materiales y posibles
combinaciones de maderas en las distintas partes de la guitarra. Esto hace la
pregunta imposible de responder en términos generales.
Lo que te
recomendamos desde Sounds Market es que, con las indicaciones que te hemos
dado, te puedas hacer una idea general de las características de cada madera y
hagas una primera selección. Una vez tengas esto claro, lo ideal es probar
distintas guitarras para ver con cuál te sientes más “conectado”.
Al final, como
solemos decir en Sounds Market, la elección adecuada de una guitarra no es una
ciencia cierta, sino que se debe basar en las sensaciones que tengamos con el
instrumento en nuestras manos.
https://soundsmarket.com/blog/maderas-usadas-en-la-construccion-de-guitarras
domingo, 28 de febrero de 2021
jueves, 25 de febrero de 2021
Diógenes de Sínope, el gran agitador de conciencias
Superfluo = innecesario
Para Diógenes no había término medio. Todo aquello
que no fuera necesario era superfluo, y todo lo superfluo, por consiguiente, un
lastre para alcanzar la plenitud de la vida. Aquello
que no era para él una necesidad vital acababa abandonado o erradicado (en el
caso de que fuera algo no material, como los sentimientos). Su objetivo era
bien claro: deshacerse de todo deseo que degenerara en dependencia. Pero la
gracia está en que esa disciplina feroz consigo mismo no acababa en su propia
persona, sino que desarrolló la voluntad de señalar esas faltas también en los
demás, y eso es lo que lo convirtió en uno de los personajes más fascinantes,
revolucionarios e irónicos de la antigua Grecia.
Diógenes veía en el mundo de su época un verdadero
problema moral, pues la gente, en lugar de
forjarse a sí misma y valorar su opinión propia respecto al bien y el mal,
prefería actuar en función de qué era lo que los demás opinaban y cómo esas
opiniones de terceros podían afectarles. Vivían, por así decirlo, de cara a la
galería. Diógenes se pasaría el resto de su vida demostrándoles por qué eso era
una estupidez.
https://www.filco.es/diogenes-sinope-agitador-conciencias/
La historia de Diógenes de Sinope: el filósofo griego que vivía en la indigencia
Residía en una tinaja, comía junto a los perros y hacía todas sus necesidades en público. Hoy en día, «el síndrome de Diógenes» designa un trastorno del comportamiento que se caracteriza por el total abandono personal y por la acumulación de grandes cantidades de basura y desperdicios domésticos.
Antes de partir a la
conquista de Asia, Alejandro
Magno se detuvo en Corinto y pidió conocer «al filósofo que
vivía con los perros», o al menos eso cuenta una leyenda de larga tradición. El
joven macedonio quedó asombrado con Diógenes de Sinope, pues no se parecía a
ningún sabio que el joven macedonio, educado por Aristóteles, hubiera conocido
o imaginado nunca: dormía en una tinaja y se rodeaba las veinticuatro horas del
día por una jauría de perros. Alejandro entabló conversación con el entonces
anciano y, horrorizado por las condiciones en las que vivía, le preguntó si
podía hacer algo para mejorar su situación. «Sí, apartarte, que me estás
tapando el Sol», contestó el filósofo de malas maneras al que era ya el dueño
de Grecia. No en vano, según la leyenda, el macedonio no solo aceptó el
desplante sin enfadarse, sino que le mostró su máxima admiración: «De no ser
Alejandro, yo habría deseado ser Diógenes».
Perteneciente
a la escuela cínica, que consideraba que la civilización y su forma de vida era
un mal en sí mismo, Diógenes de Sinope llevó hasta el extremo las ideas del
fundador de esta filosofía, Antístenes. Lejos de lo que hoy se entiende por
cinismo (tendencia a no creer en la sinceridad o bondad humana y a expresar
esta actitud mediante la ironía y el sarcasmo), las ideas de Antístenes
buscaban alcanzar la felicidad deshaciéndose de todo lo superfluo. Así, este
discípulo directo de Sócrates se retiró a las afueras de Atenas para vivir bajo
sus propias leyes, sin obedecer a las convenciones sociales. No obstante, fue
su aventajado discípulo, Diógenes, quien hizo célebre su obra a través de la
indigencia más absoluta.
Poco
se sabe sobre la infancia de Diógenes, nacido en la colonia griega de Sínope
(en la actual Turquía) en el 412 a. C, salvo que era hijo de un banquero
llamado Hicesias. Ambos
se dedicaban a fabricar monedas falsas, algunos historiadores han
sostenido que con fines políticos y no por lucro personal, hasta que fueron
desterrados por esta causa a Atenas. Los arqueólogos, de hecho, han podido
corroborar el episodio a través del gran número de monedas falsificadas con la
firma de Hicesias, el oficial que las acuñó, encontradas en el lugar de nacimiento
del filósofo.
Vestido solo con una humilde y roída capa
Decepcionado
por la superficialidad de los atenieses y sus rigores sociales, el joven
filósofo conoció a Antístenes –un discípulo de Sócrates que, según Platón,
estaba presente durante su suicidio–. Diógenes tomó al pie de la letra las
enseñanzas de su maestro, entregándose a una vida de extrema austeridad con la
pretensión de poner en evidencia la vanidad y artificiosidad de la conducta
humana. Así estableció su vivienda en una tinaja, que solo abandonaba para
dormir en los pórticos de los templos, se vistió con una humilde capa y comenzó
a caminar descalzo sin importarle la estación del año. Sin embargo, según
cuenta el mito sobre su vida, para el griego nada
era lo suficientemente humilde y siempre encontraba nuevas formas de reducir su
dependencia por lo material. En una ocasión, vio como un niño bebía
agua con las manos en una fuente: «Este muchacho –dijo– me ha enseñado que
todavía tengo cosas superfluas», y tiró su escudilla (un recipiente
semiesférico usado para trasladar líquidos). También se despojó de su plato al
ver que a otro niño, al rompérsele el suyo, puso las lentejas que comía en la
concavidad de un trozo de pan.
La
actitud de Diógenes, no en vano, podía pasar en ocasiones por la de un
provocador obsceno o la de un elemento subversivo. Además de hacer sus necesidades
a la vista pública, como prueba de que ninguna actividad humana es tan
vergonzosa como para requerir privacidad, se masturbó en el Ágora, la
principal y más transitada plaza de Atenas, sin más explicación que
«¡Ojalá, frotándome el vientre, el hambre se extinguiera de una manera tan
dócil!». Y, entre las numerosas anécdotas sobre su vida, también destaca por
ofensiva la actitud que padeció un adinerado hombre que tuvo la osadía de
invitarle a un banquete en su lujosa mansión con la única prohibición de que no
escupiera en su casa. Diógenes hizo unas cuantas gárgaras para aclararse la
garganta y le escupió directamente a la cara, alegando que no había encontrado
otro lugar más sucio donde desahogarse.
Por
supuesto, la mayoría de estas historias caminan entre el mito y la realidad, y
sirven sobre todo para trazar el retrato de un hombre que, a pesar de vivir de
forma diferente al resto, casi en la indigencia, era admirado por la mayoría de
atenienses. El «Sócrates delirante», como le llamaba Platón, era respetado por
su crítica a las diferencias de clase y
su desdén por las normas de conducta social. Dentro de la
doctrina de los cínicos, los animales eran el ejemplo perfecto de cómo alcanzar
la felicidad a través de esta rebelde autosuficiente. Quizá por ello, Diógenes
se rodeó de una jauría de perros con la que, relata el mito, compartía su
comida y dormía agazapado. Pero lejos de ser alguien carente de humanidad,
Diógenes despreciaba a los hombres de letras por leer los sufrimientos de
«Odiseo» desde la distancia mientras desatendían los suyos propios y abogaba
por preocuparse por las cosas verdaderamente humanas, sin artificios ni tintas
de por medio.
Capturado por piratas y vendido como esclavo
Sin
conocerse realmente las circunstancias que le llevaron a Corinto, donde tendría
el encuentro con Alejandro Magno, la leyenda sostiene que Diógenes fue
capturado por unos piratas y vendido como esclavo cuando se dirigía a Egina
(Islas Sarónicas, Grecia). Fue comprado por un aristócrata local, Xeniades de
Corinto, quien le devolvió la libertad y le convirtió en tutor de sus dos
hijos. Pasó el resto de su vida en esta ciudad, donde de la misma forma son
fértiles las estrambóticas anécdotas sobre el comportamiento del filósofo.
Precisamente, a cuenta de su muerte, también se han escrito diferentes y
fabuladas versiones. Según una de ellas, murió de un cólico provocado por la
ingestión de un pulpo vivo. No en vano, la más excesiva asegura que falleció
por su propia voluntad: reteniendo la respiración hasta quedar sin vida.
«Cuando me muera echadme a los perros. Ya estoy acostumbrado», fueron sus
últimas palabras. Su ocaso aconteció el mismo año, el 323 a. C., que el gran
Alejandro.
En
la actualidad, se
designa al «Síndrome de Diógenes», en referencia al filósofo, como
el trastorno del comportamiento que se caracteriza por el total abandono
personal y social y la acumulación en el hogar de grandes cantidades de basura
y desperdicios domésticos. En 1960 se realizó el primer estudio científico de
dicho patrón de conducta, bautizándolo en 1975 con el nombre del estrambótico
filosofo. No obstante, desde el punto de vista histórico la vinculación de este
trastorno con el comportamiento austero del griego es incorrecta, puesto que la
acumulación de cualquier tipo de cosas es lo contrario a lo predicado por aquel
hombre que vivía en una tinaja.
https://www.abc.es/internacional/20150121/abci-diogenes-sinope-filosofo-historia-201411211847.html
domingo, 21 de febrero de 2021
martes, 2 de febrero de 2021
sábado, 30 de enero de 2021
martes, 5 de enero de 2021
viernes, 1 de enero de 2021
Las maderas para guitarras más utilizadas
Hacer guitarras es todo un arte. Y uno de los elementos más importantes
de ese arte está en la selección de las maderas. Del cedro al nogal, hoy
hablaremos de cada una de las maderas
para guitarra y qué pueden aportar de especial a tu sonido.
Las buenas maderas hacen buenas guitarras
Uno de los aspectos más importantes en la construcción de instrumentos
musicales y que define su sonido en gran medida es el material utilizado. En el
caso de las guitarras, sea guitarra
clásica, española, eléctrica o acústica, la madera es ese elemento que,
dependiendo de sus características, le dará un sonido, timbre, tono y
proyección especiales al instrumento.
Es que, si bien las medidas
de la guitarra española y sus partesson diferentes a las de la
eléctrica o la acústica y eso influye enormemente en el sonido, también lo
hacen las maderas. Por eso nunca sonará igual una tapa de pino que una de
cedro.
De hecho, cada parte de la guitarra utiliza una madera diferente. Por
eso es que en las clásicas ves tapas de cedro o pino, diapasones de ébano o
aros y fondos de palisandro. Esto es porque madera tiene una cualidad sonora
especial que definirá el sonido de tu instrumento
musical.
Por ende, piensa que, si quieres una guitarra de alta calidad para dar
recitales y sonar como un profesional, deberá estar hecha con buenas maderas.
Cada parte lleva una madera especial
Como te comentaba, en cada parte de la guitarra se suelen usar maderas
diferentes. Unas llevan maderas
pesadas y rígidas que hacen rebotar el sonido y otras están hechas
con maderas más ligeras. Esto sucede por una razón bastante simple, y es que
cada parte de la guitarra cumple una función específica.
El diapasón es para realizar las digitaciones y no influye en el sonido,
pero su madera debe resultar cómoda y permitir un fácil desplazamiento de la
mano. La tapa y el fondo, partes del cuerpo
de la guitarra, sí cumplen funciones de resonancia y amplificación de
sonido, por ende, necesitan de maderas capaces de cumplir esa función de la
mejor manera posible.
Dicho esto, independientemente del tipo
de guitarra del que estemos hablando, ten en cuenta que cada parte
llevará una madera diferente:
Maderas para la tapa
De todas las partes de la guitarra, la tapa es la que más influye en el
sonido de este instrumento de
madera. Es la responsable de que las vibraciones producidas por las
cuerdas, es decir, el sonido, sea amplificado. Esto sucede porque la tapa vibra
a la frecuencia de las cuerdas, ese sonido rebota contra el fondo y se
amplifica hacia afuera.
La madera de la tapa define en gran medida el tono del instrumento, su
nivel de brillo y la proyección. Dicho esto, normalmente puedes encontrar al
menos unos 5 tipos de maderas diferentes para la tapa:
1. Madera laminada
La opción más barata es el contrachapado. Este tipo de material es el de
menor calidad a nivel sonoro. Sin embargo, es el de preferencia en las
guitarras de gama baja y con el que solemos comenzar a practicar la mayoría de
guitarristas, hasta que nos damos cuenta de que necesitamos algo mejor y
pasamos a otras maderas.
Se compone de varias capas de maderas de calidad baja/media pegadas
entre sí, que puede ser madera
de tilo.
2. Cedro
Luego tenemos el cedro, la opción favorita de muchos intérpretes de
la guitarra española y
guitarristas clásicos en general, ya que produce un tono potente, pero cálido,
redondo y muy completo.
Una de las razones por las que algunos guitarristas no la prefieren es
porque no tiene una proyección y volumen tan altos como el pino, por ejemplo.
Sin embargo, es una madera que envejece muy bien, ya que, con el tiempo, a
medida que la tocas, sus cualidades sonoras mejoran, dando un sonido todavía
más completo y de mayor volumen.
3. Pino
Otra madera muy empleada es el pino. Esta madera destaca por su sonido brillante, con mucho
volumen y proyección. Hay varios tipos, como el pino Sitka que es una de las
variedades más suaves y que responde bien ante estilos agresivos o suaves de
tocar.
Otras variedades son el pino Engelmann y el europeo, que tienen mucha
fuerza, por lo que debes tocar con un estilo más suave y sin mucha agresividad.
De lo contrario, sonará claridad y resultará estridente.
También existe el pino tipo Adirondack. Este tiene la peculiaridad de
que suena muy bien independientemente de cómo se toque. Por eso sirve muy bien
para intérpretes con un estilo más agresivo, así como para aquellos que toquen
más suave. No pierde claridad tan fácilmente y tiene un rango dinámico de
maravilla.
4. Madera de Koa
La madera de Koa es una madera
oscura que luce muy guapa y que tiene una característica
importante: su sonido mejora con el tiempo. Si bien es costosa y poco común, el
sonido de la madera de Koa comienza siendo un tanto brillante y estridente,
pero a media que tocas más y más la guitarra, la madera madura y toma una
tonalidad más cálida, con mejores armónicos y un sonido más redondo.
Se utiliza mucho en guitarras acústicas, por lo que puede ser una
clara diferencia entre guitarra acústica y
clásica.
Para los aros y fondo
Los aros y fondo son importantes partes
de la guitarra española y acústica, ya que son los responsables de
hacer que las vibraciones producidas por la tapa reboten hacia afuera. Esto
hace que el sonido se proyecte hacia adelante y no se pierda hacia la parte
trasera o los laterales.
Al igual que en el caso de la tapa, también hay varias opciones:
1. Palisandro
Esta es una de las maderas favoritas de muchos luthieres en el proceso
de construcción de guitarras, pero
también de los propios guitarristas.
El palisandro es una madera muy completa, con un rango dinámico bastante
completo y de buena respuesta. Sobre todo, en la zona media, aunque también
produce un buen sonido de graves y agudos.
De hecho, tiene muy buena resonancia y armónicos, por lo que es ideal
para tocar en modo solista y en estilos tradicionales, pero no tan buena para
tocar en grupo, ya que puede coger muchas de las frecuencias de otros
instrumentos y producir ciertas interferencias.
Combinado con tapas de cedro o pino, el palisandro puede ser una de las
mejores opciones para aros y fondo.
2. Caoba
La caoba es una madera oscura que se caracteriza por su fuerza en los
tonos medios, dando mucho cuerpo y potencia a tu sonido. De hecho, es muy
utilizada en guitarras acústicas y electroacústicas en estilos como el blues.
Se puede combinar con tapas de madera
de caoba para terminar de aprovechar ese sonido fuerte, o bien con
tapas de pino, que le dan un poco más de suavidad y tonos agudos a la caoba.
Cabe acotar que hay una madera muy similar, pero con sutiles
diferencias, llamada Sapeli.
3. Arce
La madera de arce se asemeja
mucho a la caoba y es ideal para los aros y fondos porque su respuesta es baja,
es decir, que el sonido no se mantiene por mucho tiempo, sino que desaparece
rápido. Lo bueno de esto es que amplifica el sonido sin interferir demasiado en
el sonido de la tapa.
Produce poco feedback y da buenos resultados con las notas agudas, por
lo que se puede usar cómodamente en bandas, logrando una mejor proyección.
4. Madera de nogal
El nogal es versátil y se emplea en guitarras para muchos estilos
diferentes, ya que produce tonos muy completos y un sonido que mejora con el
tiempo. Los tonos más graves son originalmente fuertes y van mejorando,
mientras que los agudos son brillantes y fuertes, y los medios son bastante
potentes.
Se puede combinar con tapas de cedro o pino.
https://www.musicalortiz.com/maderas-para-guitarras/