miércoles, 31 de octubre de 2018
martes, 30 de octubre de 2018
martes, 23 de octubre de 2018
miércoles, 17 de octubre de 2018
martes, 16 de octubre de 2018
viernes, 12 de octubre de 2018
jueves, 11 de octubre de 2018
La voz
Se encontraba mi cuna junto a la biblioteca,
Babel sombría, donde novela, ciencia, fábula,
Todo, ya polvo griego, ya ceniza latina
Se confundía. Yo era alto como un infolio.
Y dos voces me hablaban. Una, insidiosa y firme:
«La Tierra es un pastel colmado de dulzura;
Yo puedo (¡y tu placer jamás tendrá ya término!)
Forjarte un apetito de una grandeza igual.»
Y la otra: «¡Ven! ¡Oh ven! a viajar por los sueños,
lejos de lo posible y de lo conocido.»
Y ésta cantaba como el viento en las arenas,
Fantasma no se sabe de que parte surgido
Que acaricia el oído a la vez que lo espanta.
Yo te respondí: «¡Sí! ¡Dulce voz!» Desde entonces
Data lo que se puede denominar mi llaga
Y mi fatalidad. Detrás de los paneles
De la existencia inmensa, en el más negro abismo,
Veo, distintamente, los más extraños mundos
Y, víctima extasiada de mi clarividencia,
Arrastro en pos serpientes que mis talones muerden.
Babel sombría, donde novela, ciencia, fábula,
Todo, ya polvo griego, ya ceniza latina
Se confundía. Yo era alto como un infolio.
Y dos voces me hablaban. Una, insidiosa y firme:
«La Tierra es un pastel colmado de dulzura;
Yo puedo (¡y tu placer jamás tendrá ya término!)
Forjarte un apetito de una grandeza igual.»
Y la otra: «¡Ven! ¡Oh ven! a viajar por los sueños,
lejos de lo posible y de lo conocido.»
Y ésta cantaba como el viento en las arenas,
Fantasma no se sabe de que parte surgido
Que acaricia el oído a la vez que lo espanta.
Yo te respondí: «¡Sí! ¡Dulce voz!» Desde entonces
Data lo que se puede denominar mi llaga
Y mi fatalidad. Detrás de los paneles
De la existencia inmensa, en el más negro abismo,
Veo, distintamente, los más extraños mundos
Y, víctima extasiada de mi clarividencia,
Arrastro en pos serpientes que mis talones muerden.
Y tras ese momento, igual que los profetas,
Con inmensa ternura amo el mar y el desierto;
Y sonrío en los duelos y en las fiestas sollozo
Y encuentro un gusto grato al más ácido vino;
Y los hechos, a veces, se me antojan patrañas
Y por mirar al cielo caigo en pozos profundos.
Más la voz me consuela, diciendo: «Son más bellos
los sueños de los locos que los del hombre sabio».
Con inmensa ternura amo el mar y el desierto;
Y sonrío en los duelos y en las fiestas sollozo
Y encuentro un gusto grato al más ácido vino;
Y los hechos, a veces, se me antojan patrañas
Y por mirar al cielo caigo en pozos profundos.
Más la voz me consuela, diciendo: «Son más bellos
los sueños de los locos que los del hombre sabio».
lunes, 8 de octubre de 2018
sábado, 6 de octubre de 2018
viernes, 5 de octubre de 2018
Las joyas
Ella estaba desnuda, y, sabiendo mis gustos,
Sólo había conservado las sonoras alhajas
Cuyas preseas le otorgan el aire vencedor
Que las esclavas moras tienen en días fastos.
Cuyas preseas le otorgan el aire vencedor
Que las esclavas moras tienen en días fastos.
Cuando en el aire lanza su sonido burlón
Ese mundo radiante de pedrería y metal
Me sumerge en el éxtasis; yo amo con frenesí
Las Cosas en que se une el sonido a la luz.
Ese mundo radiante de pedrería y metal
Me sumerge en el éxtasis; yo amo con frenesí
Las Cosas en que se une el sonido a la luz.
Ella estaba tendida y se dejaba amar,
Sonriendo de dicha desde el alto diván
A mi pasión profunda y lenta como el mar
Que ascendía hasta ella como hacia su cantil.
Sonriendo de dicha desde el alto diván
A mi pasión profunda y lenta como el mar
Que ascendía hasta ella como hacia su cantil.
Fijos en mí sus ojos, como en tigre amansado,
Con aire soñador ensayaba posturas
Y el candor añadido a la lubricidad
Nueva gracia agregaba a sus metamorfosis;
Con aire soñador ensayaba posturas
Y el candor añadido a la lubricidad
Nueva gracia agregaba a sus metamorfosis;
Y sus brazos y piernas, sus muslos y sus flancos
Pulidos como el óleo, como el cisne ondulantes,
Pasaban por mis ojos lúcidos y serenos;
Y su vientre y sus senos, racimos de mi viña,
Pulidos como el óleo, como el cisne ondulantes,
Pasaban por mis ojos lúcidos y serenos;
Y su vientre y sus senos, racimos de mi viña,
Avanzaban tan cálidos como Ángeles del mal
Para turbar la paz en que mi alma estaba
Y para separarla del peñón de cristal
Donde se había instalado solitaria y tranquila.
Para turbar la paz en que mi alma estaba
Y para separarla del peñón de cristal
Donde se había instalado solitaria y tranquila.
Y creí ver unidos en un nuevo diseño
-Tanto hacía su talle resaltar a la pelvis-
Las caderas de Antíope al busto de un efebo,
¡Soberbio era el afeite sobre su oscura tez!
-Tanto hacía su talle resaltar a la pelvis-
Las caderas de Antíope al busto de un efebo,
¡Soberbio era el afeite sobre su oscura tez!
-Y habiéndose la lámpara resignado a morir
Como tan sólo el fuego iluminaba el cuarto,
Cada vez que exhalaba un destello flamígero
Inundaba de sangre su piel color del ámbar.
Como tan sólo el fuego iluminaba el cuarto,
Cada vez que exhalaba un destello flamígero
Inundaba de sangre su piel color del ámbar.
miércoles, 3 de octubre de 2018
martes, 2 de octubre de 2018
lunes, 1 de octubre de 2018
El alma del vino
Cantó una noche el alma del vino en las botellas:
«¡Hombre, elevo hacia ti, caro desesperado,
Desde mi vítrea cárcel y mis lacres bermejos,
Un cántico fraterno y colmado de luz!»
«¡Hombre, elevo hacia ti, caro desesperado,
Desde mi vítrea cárcel y mis lacres bermejos,
Un cántico fraterno y colmado de luz!»
Sé cómo es necesario, en la ardiente colina,
Penar y sudar bajo un sol abrasador,
Para engendrar mi vida y para darme el alma;
Mas no seré contigo ingrato o criminal.
Penar y sudar bajo un sol abrasador,
Para engendrar mi vida y para darme el alma;
Mas no seré contigo ingrato o criminal.
Disfruto de un placer inmenso cuando caigo
En la boca del hombre al que agota el trabajo,
y su cálido pecho es dulce sepultura
Que me complace más que mis frescas bodegas.
En la boca del hombre al que agota el trabajo,
y su cálido pecho es dulce sepultura
Que me complace más que mis frescas bodegas.
¿Escuchas resonar los cantos del domingo
y gorjear la esperanza de mi jadeante seno?
De codos en la mesa y con desnudos brazos
Cantarás mis loores y feliz te hallarás;
y gorjear la esperanza de mi jadeante seno?
De codos en la mesa y con desnudos brazos
Cantarás mis loores y feliz te hallarás;
Encenderé los ojos de tu mujer dichosa;
Devolveré a tu hijo su fuerza y sus colores,
Siendo para ese frágil atleta de la vida,
El aceite que pule del luchador los músculos.
Devolveré a tu hijo su fuerza y sus colores,
Siendo para ese frágil atleta de la vida,
El aceite que pule del luchador los músculos.
Y he de caer en ti, vegetal ambrosía,
Raro grano que arroja el sembrador eterno,
Porque de nuestro amor nazca la poesía
Que hacia Dios se alzará como una rara flor!»
Raro grano que arroja el sembrador eterno,
Porque de nuestro amor nazca la poesía
Que hacia Dios se alzará como una rara flor!»
domingo, 30 de septiembre de 2018
domingo, 23 de septiembre de 2018
sábado, 22 de septiembre de 2018
Tolstoy
La vida de Tolstoy no tiene muchos secretos ya que él mismo
dejó testimonio de su biografía en tres títulos: “Infancia”, “Adolescencia” y
“Juventud”. Nace el 9 de septiembre de 1828 en una finca agrícola propiedad de
su familia al sur de Moscú. A los 9 años se queda huérfano y se marcha a vivir
a casa de unos parientes.
Tras abandonar los estudios decide enrolarse en el ejército
ruso. De ahí surge la inspiración para su novela “Los cosacos”. Participa en
varias batallas –como la de Sebastopol- y, aunque admira el espíritu militar,
no soporta la idea de la guerra. De hecho, en sus novelas se reflejará esa
repulsa hacia las batallas y cualquier tipo de enfrentamiento violento como los
duelos por amor.
Sus ideas sobre la necesidad de un cambio pacífico en la
sociedad rusa y en la educación de las clases más desfavorecidas le llevan a
fundar una escuela para los campesinos en sus propiedades. Durante un tiempo se
encarga personalmente de la educación de sus jornaleros. Después, viaja por
Europa para conocer experiencias similares. De esta forma, Tolstoy busca la
manera de solucionar los problemas de la educación pública en Rusia donde la
mayoría de los campesinos son analfabetos. Tolstoy entendió desde el principio
que no podía darse el progreso de Rusia sin la alfabetización de las clases
populares y, de hecho, sus novelas son fiel reflejo de su voluntad en el cambio
que condujese a una mejora de la sociedad rusa (Lenin se encontraba entre sus
más fieles lectores).
En 1862 se casa con Sonia Andréievna Bers, hija de una buena
familia de Moscú. Con ella tendrá varios hijos y vivirá en su hacienda de
Yasnaia Polaina, donde escribirá sus principales novelas: “Guerra y Paz” y “Ana
Karenina”.
“Guerra y Paz” es una extensa narración con más de 500
personajes ambientada en la Rusia inmediatamente anterior a la invasión
napoleónica. A través de la historia de varias familias de la aristocracia,
Tolstoy refleja toda una época de la sociedad rusa con sus éxitos, miserias y
contradicciones.
“Ana Karenina” narra la pasión adúltera entre Karenina y el
capitán Vronsky. Paralelamente, conocemos la historia de Kitty y Levin, dos
jóvenes cuyas vidas contrastarán completamente con la de los primeros. Mientras
que a Karenina y Vronsky les espera el drama del amor vivido fuera de las
normas sociales, Kitty y Levin conseguirán la felicidad a través de la vida en
el campo, el trabajo y la familia.
De hecho, vemos muchos rasgos del propio Tolstoy en el
personaje de Levin. Su estima por la vida sencilla, al aire libre, su rechazo a
la intelectualidad y sofisticación de la ciudad, sus ganas de mejorar la vida
de los campesinos y de incorporar la racionalidad a la explotación agrícola,
etc.
En uno de los pasajes de la obra, Levin sufre la
incomprensión de sus mujiks cuando decide unirse a ellos en la tarea de sembrar
un campo. En la vida real, Tolstoy también debió sufrir esta incomprensión en
las numerosas ocasiones en las que intentó aplicar sus ideas de progreso y
libertad a los campesinos de su finca.
Como en toda su obra, los personajes de Tolstoy están
perfectamente dibujados tanto física como psicológicamente. Su brillante
dominio de la prosa le permite retratar con verdadera minuciosidad los paisajes
de su Rusia amada así como a sus gentes: desde los campesinos hasta los más
destacados aristócratas.
Tras estas novelas, vendrán las de carácter más moralizante
y religioso: “Confesión”, “La muerte de Iván Illich” o “Resurrección”.
A los 82 años decide escaparse de casa por las profundas
desavenencias con su esposa. Con el tiempo, la relación del matrimonio se había
convertido en insoportable y, junto a su médico personal, se marcha sin saber
muy bien a dónde quería ir. Días después de su huída, Tolstoy muere en
Ostapovo.
viernes, 21 de septiembre de 2018
Suscribirse a:
Entradas (Atom)