Sus obras comentadas:
Historia de la locura en la época clásica
El primer libro
importante de Foucault, escrito mientras enseñaba francés en Suecia. Revisa el
desarrollo de la idea de locura a través de la historia.
Empieza analizando
la Edad Media, en particular el encierro de los leprosos. De ahí, pasa a la
idea del barco de los tontos del siglo XV, y luego al repentino interés en las
prisiones del siglo XVII en Francia. Eventualmente, se cree que la locura es
una enfermedad del alma, y finalmente, con Freud, una enfermedad mental.
Foucault también
pone mucha atención a la manera en la que el loco paso de ser aceptado como
parte del orden social a un individuo destinado al encierro. También repasa las
diferentes técnicas empleadas para tratar la locura, en particular los casos de
Philippe Pinel y Samuel Tuke. Argumenta que los tratamientos ofrecidos por
ellos no eran menos orientados al control que metodos precedentes. En el método
de Tuke, el loco es castigado hasta que aprende a actuar normalmente,
efectivamente intimidándolo a volverse como las personas 'normales'. De forma
similar, el tratamiento de Pinel consistía en terapia de aversión intensiva,
incluyendo tratamientos como duchas heladas y el uso de camisas de fuerza. Para
Foucault, este tratamiento equivalía a brutalizar repetidamente al paciente
hasta que éste internalizara los patrones de juicio y castigo.
El nacimiento de la clínica
El segundo trabajo
importante de Foucault fue publicado en 1963 en Francia. El libro traza el
desarrollo de la medicina, específicamente la institución de la clínica. Uno de
los temas centrales es el de la observación o mirada atenta (regard).
Las palabras y las cosas
Publicado en 1966,
empieza con una extensa discusión de Las Meninas del pintor español Diego
Velázquez, en atención a su complejo juego de miradas, ocultamientos y
apariciones. De ahí desarrolla su argumento central: que todos los periodos de
la historia poseen ciertas condiciones fundamentales de verdad que consituyen
lo que es aceptable como, por ejemplo, discurso científico. Foucault argumenta
que estas condiciones de discurso cambian a través del tiempo, mediante cambios
generales y relativamente repentinos, de un epistema a otro.
Las palabras y las
cosas puso a Foucault en el primer plano intelectual de Francia. Jean-Paul
Sartre atacó a Foucault como la 'última muralla de la burguesía' a propósito de
este texto.
La arqueología del saber
Publicado en 1969,
este volumen representa la principal aventura de Foucault en metodología. Lo
escribió para lidiar con la percepción que se tenía de Las palabras y las
cosas. Hace referencia a la filosofía analítica angloamericana, en particular a
la teoría del acto discursivo.
Foucault dirige su
análisis hacía la oración, la unidad básica del discurso que considera ignorada
hasta ese momento. Las oraciones dependen de las condiciones en las que emergen
y existen dentro del campo del discurso. No son proposiciones, ni declaraciones
ni actos discursivos. En su análisis, Foucault considera los actos dicursivos
serios en cuanto a su análisis literal, en lugar de buscar algún significado
más profundo. Es importante notar que Foucault reitera que su análisis es una
táctica más, y que de ninguna manera está tratando de desplazar o invalidar
otras formás de analizar el discurso.
La postura de
Foucault respecto a las oraciones es radical. No sólo elimina cuestiones sobre
verdad, sino inclusive cuestiones de significado. En lugar de buscar el origen
del significado en algún sujeto trascendental o en relación a las prácticas
aceptadas, Foucault niega que el significado tenga importancia alguna en su
trabajo. Su estrategia es describir a detalle cómo surgen las afirmaciones de
verdad, qué fue lo que de hecho se dijo y escribió, y cémo esto encaja en la
formación de los discursos. Quiere evitar toda interpretación y alejarse de los
objetivos de la hermenéutica. Esta postura permite que Foucault se aleje del
punto de vista antropológico y se enfoque en el papel de las prácticas
discursivas.
Renunciar al
significado pareciera acercar a Foucault al estructuralismo. Sin embargo, el se
rehusa a examinar a las oraciones fuera de su papel en la formación discursiva
y también se rehusa a examinar posibles oraciones que podrían surgir de tal
formación. De aquí surge su identidad como historiador, pues solo le interesa
describir oraciones que de hecho ocurrieron en la historia. Todo el sistema y
sus reglas discursivas determinan la identidad de la oración; por lo tanto, no
tiene sentido distinguir las oraciones posibles de las ocurridas. Solo las
oraciones que de hecho ocurren son las que pueden ocurrir en un sistema
discursivo. Así que uno debe meramente describir sistemas específicos que
determinan que tipos de oraciones pueden surgir.
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