lunes, 11 de agosto de 2014

Tiempos de crisis



Nos hacen estar de mal humor, frustrados y propensos a reaccionar con rabia contra los demás.

En todo el mundo se habla de la crisis económica que estamos viviendo y en efecto, de una u otra forma, nos afecta individualmente, así como a nuestro entorno familiar.  El primer factor que nos aflige es la falta de recursos para cubrir nuestros presupuestos.  Bien sea porque nos quedamos sin empleo, por la inflación, por haberse mermado los ahorros en bienes que ahora valen menos o porque la empresa que teníamos no produce igual que antes o estamos en pérdida.

Esta situación se traduce en una permanente incertidumbre, además del estrés por las preocupaciones derivadas de la insolvencia. Lo cual a su vez nos hace estar de mal humor, frustrados y propensos a reaccionar con rabia contra los demás, como mecanismo de defensa interno. Lo peor es que peleamos y tenemos conflictos con nuestros seres queridos sean familiares, amigos o compañeros de labores.

Si dejamos que las cosas se sucedan "como vayan viviendo" esteramos a merced de las circunstancias y lo único que lograremos es agravar el cuadro. Lo peor que podemos hacer en estas circunstancias difíciles es ¡No hacer nada!

Debemos prepararnos para lo más desfavorable y ponernos en acción para lograr el mejor escenario posible. Lo primero es abandonar la incertidumbre, lo cual alcanzaremos si nos fijamos metas ante las posibles eventualidades.

Si está empleado, establezca una estrategia para hacer notar su trabajo en estos tiempos complicados. Que su empleador observe que usted es quien más cumple sus deberes, toma iniciativas, mantiene el buen humor y va más allá de sus obligaciones contractuales. Esto le ubicará entre las personas con mayores posibilidades de mantener el empleo en caso de reducción de personal.

Si el dinero no le alcanza para cubrir las deudas y el costo de vida, no espere que sus acreedores lo presionen. Adelántese y hable con ellos, dígales que no puede pagar lo convenido en los términos trazados, pero que está dispuesto mientras dure la crisis a pagar una cantidad razonable. No se sorprenda cuando ellos le propongan fórmulas, al fin y al cabo también sufren la crisis y su mejor opción es negociar con clientes que den la cara.

Baje todos sus costos y adáptese a las nuevas realidades. Son tiempos de algunas privaciones. En la alimentación busque cómo puede reducir los gastos sin perder nutrientes. Posiblemente deba cambiar algunos rubros por otros y quitar las chucherías. .. y lo más importante, junto a sus familiares exploren nuevas fórmulas para obtener nuevos ingresos, sin abandonar los que tengan ahora.

"Haciendo", el estrés pasará a un segundo plano y poco a poco las preocupaciones se irán desvaneciendo.




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