Jostein Gaarder (Oslo, 1952)
Arrasó en 1991 con una novela pedagógica: El mundo de Sofía, que lo convirtió en una celebridad.
Casi todas las narraciones de Jostein Gaarder tienden a ser pedagógicas, y ya
antes de su éxito, en su novela El misterio del solitario, Gaarder quería ser pedagógico al
narrarnos el viaje de un muchacho a Grecia lleno de reflexiones sobre el
misterio de la vida. Las intenciones pedagógicas se perciben igualmente en El enigma del espejo, Los niños de Sukhavati y, por supuesto, El libro de las religiones, su última obra narrativo-pedagógica
hasta el momento.
Sin negar sus habilidades como fabulador y tejedor de tramas
deslumbrantes, el problema reside en el vínculo tan tenaz que Gaarder ha
establecido entre pedagogía y literatura, sobre todo si pensamos que ya desde
el siglo XIX literatura y pedagogía conforman mundos bastante excluyentes. J. F.
Stieg Larsson (Suecia,
1954-2004)
La trilogía Millennium es
una historia transversal de esas que gustan a todo tipo de lectores. Los hombres que no amaban a las
mujeres, La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina y La reina en el palacio de las corrientes de airetienen
todos los elementos para hacerlas explosivas. Dos protagonistas fabulosos,
Mikael Blomkvist y Lisbeth Salander. Unas tramas tremendas en las que puede
pasar cualquier cosa, desde el incesto a la tortura y algo tan sencillo y
complejo a la vez como la lucha permanente entre el bien y el mal. Un retrato
más: Suecia peor que mal. Pasan tantas cosas que el escritor no permite el
sosiego al lector. La reflexión sobre la ética del periodismo o sobre las
trampas financieras es oportuna y estimulante. Las publica Destino en
castellano y Columna en catalán. R. M.
Peter Høeg (Dinamarca,
1957)
A Høeg se le suele relacionar con el realismo mágico, pero
es un error, a no ser que consideremos que las ficciones de Borges son realismo
mágico, y que sería también un error pues son más bien de una lógica
devastadora, como algunas de las ficciones de Høeg. Su relato Retrato de un joven en
equilibrio es muy
revelador a ese respecto. Høeg consigue una ficción aterradora sobre el mundo
de los espejos y sobre el fenómeno de la repetición, la repetición de gestos y
de clichés, la repetición de afectos y de deseos, y donde el espejo es visto
como una pantalla en la que el hombre proyecta sus añoranzas de equilibrio y de
horror, de felicidad y de espanto. Su novela La señorita Smila y su especial percepción de la nieve es una admirable inmersión en la
soledad, el tiempo y el deseo. Lo mismo se podría decir de Los fronterizos (ambas en Tusquets). J. F.
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