sábado, 12 de mayo de 2018

Hossam Ramzy. El ritmo como obsesión - Parte 2

¿Cómo fue y de qué manera influyó en usted la experiencia con las tribus beduinas de Oriente Medio? 

La primera vez que estuve en contacto con tribus beduinas fue en Arabia Saudí a finales de los 60. Es increíble la manera en que la tierra forma parte de su vida, la viven, la aman y se preocupan de entender el lenguaje de la naturaleza que les rodea para poder integrarse plenamente. 

Todo esto se refleja en su comportamiento entre ellos. Sus ritmos son para ser tocados en grupo, no como solistas, es casi como una actividad familiar. El ritmo de uno forma parte del ritmo del compañero, y juntos forman el ritmo de la tierra. Así, cuando tocan juntos, la vida vibra de una forma armoniosa. Esa vibración te hace sentir genial al instante, es muy adictivo.


Después de instalarse en el Reino Unido y comenzar una carrera como batería de jazz, ¿Cuál fue el motivo para volver a sus orígenes y ahondar de nuevo en el mundo de la percusión?

En Egipto y, en general, en todo Oriente Medio, se notan los efectos de la globalización y occidentalización musical que, durante los últimos años, se están produciendo en todos los rincones del planeta. Yo me sentía una víctima de esto, al igual que otros compositores egipcios. La música popular empezó a imitar los modelos de las emisoras y cadenas musicales como la MTV, por ejemplo. Todos empezaron a hacer R´n´B. El jazz me motivaba más que las mezclas que hacían los artistas locales. El jazz era más musical y rítmico. Lo que descubrí fuera es que en Oriente Medio tenemos nuestro propio blues y nuestro propio repertorio de ritmos sorprendentes y personales que provenían de África. 

¡Es como si hubiese tenido que salir fuera para darme cuenta de lo que tenía en casa! 

Fue sorprendente darme cuenta de que en Oriente Medio tenemos secciones de percusión equiparables a las africanas, sudamericanas o hindúes. Era como volver a casa, no había necesidad de seguir buscando.


Habiendo colaborado con artistas de la talla de Peter Gabriel, Jimmy Page, Robert Plant, Sting, o artistas del pop más actuales como Ricky Martin o Shakira, ¿se considera un artista multidisciplinar, sin prejuicios ni obstáculos a nivel musical? 
¿Por qué un artista debería poner objeciones a la hora de trabajar con otros artistas? La idea es crear música y hacer algo especial, independientemente del tipo de colaboración. Es un honor haber tenido la oportunidad de trabajar con gente de ese talento y poder aprender de ellos; es una forma de enriquecer mi música también. 

Espero seguir haciéndolo, y me encantaría colaborar con más músicos y cantantes españoles.


¿Con cuál de estos artistas se ha sentido más cómodo? ¿Puede contarnos alguna anécdota curiosa de alguno de ellos?

Me he sentido muy cómodo con todos ellos; somos como una familia unida por la música que creamos. Uno de los mejores productores con el que he trabajado y con el que sigo trabajando es Steve Hillage. Él se encarga de producir la parte “occidental” de la música, mientras que yo me ocupo de las cuerdas árabes y de la percusión, como hemos hecho en algunos álbumes de Rachid Taha, Cheb Khaled o Chonchi Heredia. Un día, grabando una sesión de oud, se giró y me soltó: “The oud is goooooood”. Nos entró la risa tonta y ya se ha quedado como una de nuestras frasecillas.



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