martes, 14 de mayo de 2019

Cuerdas de tripa - Parte 3


Según una bella hipótesis del violinista y tenor Enrico Onofri la potencia era una verdadera necesidad para los italianos que, como solistas, se confrontaban con la voz potente de los castrati, mientras que en Francia la castración estaba prohibida, y los sopranistas no podían lucir un volumen de sonido semejante. Hay que señalar también, hacia mitades del s.XIX, el caso de los violoncellistas Lindley, Dotzauer y Romberg, cuyo sonido se nos describe como de “tremenda potencia” (“The Strad, 4 abril 1900, carta de A. Broadley). Además, según g. Hart (1875): ):“Strings of immense size were used alike on violins, violoncellos, tenors and double basses. Robert Lindley, the king of English violoncellists, used a string for his first very nearly equal in size to the second of the present time” (Cuerdas de medida inmensa se usaban en violines, violoncellos, violas y contrabajos. Robert Lindley, el rey de los violoncellistas ingleses, usó una cuerda primera muy similar en la medida a una segunda actual).

Un breve repaso de los diámetros históricos que se conocen será útil para aclarar las ideas: (las medidas están expresadas en centésimas de milímetro y se refieren a datos comprendidos entre la mitad del XVIII y el final del XIX)
Violín :I cuerda: de 66  a 73 (3 o 4 filamentos de tripa); II cuerda de 85 a 95; III cuerda de 110 a 124.
Violoncello: I cuerda de 125 a 150; II cuerda de 170 a 200 (los datos máximos son los recogidos en el método de Romberg, 1840).
Guitarra: primera mitad del XIX: I , II y III cuerda como el violín; después: I cuerda 64/67, II cuerda 82/87, III cuerda 104/109.
Viola da gamba bajo inglesa (Talbot 1694-1700): la I cuerda es la II del violín.

Existe un sencillo test para verificar si nuestras cuerdas montadas son las que mejor se adaptan en cuanto a tensión, sonoridad y facilidad de emisión: se trata de elevar o bajar de entonación  la cuerda en cuestión hasta cuando estos parámetros nos satisfagan. Si la entonación encontrada es más aguda que nuestro “ diapasón” habitual, necesitaremos una cuerda más gruesa; si es más grave, una cuerda más fina. Todo esto  en igualdad de  material usado (también de su torsión) entre la cuerda inicial y la resultante.
Siendo iguales los filamentos de tripa, la torsión influye sobre el calibre de la cuerda que se obtendrá, siendo una cuerda más retorcida más gruesa ( y más suave): en una época en la que no existían calibres comerciales sino que  las cuerdas se distinguían sólo por el número de filamentos de que estaban compuestas, encontramos la torsión como factor fundamental para determinar la calidad del producto adquirido.
¿Cómo, entonces, la alta torsión se ha perdido, como olvidada por la actual producción industrial? En realidad, la hemos perdido simplemente por extinción, durante el proceso de industrialización: para su realización la torsión alta requiere una sensibilidad manual y una constante atención tanto en el trabajo sobre el telar como en la rectificación posterior. Es,  por tanto, una característica que puede alcanzarse sólo artesanalmente.
. “Il segreto de’ più abili fabbricatori di queste corde consiste nell’acquistata attitudine, dietro l’operazione giornaliera, per dare ai budelli lisciva più o meno forte, un torcimento e ritorcimento conveniente, per arrestare la solforazione quando conviene, e finalmente nel far tutte le operazioni a proposito. Tutto ciò risulta dall’esperienza, e non può esprimersi con le parole. In questa fabbricazione non seguesi alcun principio fisso, locché sarebbe a desiderarsi”. (Labarraque, 1823).
Giorgio Pirazzi, desde su traslado de Roma a Offenbach en 1780, mantuvo siempre viva la  investigación sobre la tripa, en el intento de resolver los antiguos problemas ocasionados por este material: la sensibilidad  a las variaciones de humedad y la “falsità” de las cuerdas. El nieto, Gustav, fue convencido por el colaborador y amigo de la infancia, Theodor Stroebel, a instalar y mantener un laboratorio químico de investigación y quizás a él le debemos un primer impulso en la práctica del tratamiento de la tripa a través del empleo de sustancias químicas más puras y efectivas que aquellas de derivación natural tradicionalmente empleadas (debemos una gran contribucion en este sentido también  a la empresa Savarez, pero en el s.XX). Siguiendo la tradición cordelera alemana, no se preocuparon, al parecer, de mantener la elasticidad y la suavidad de las cuerdas, probablemente porque las cuerdas más rígidas facilitan en gran manera la introducción de sistemas mecánicos de producción en serie.
Ya a finales del S.XIX, mientras en Italia había empezado la decadencia de la producción artesanal y la emigración, la producción Pirazzi asumía un carácter industrial.

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